XV

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Para Aime, había valido la pena cada segundo de su vida aquella escapada

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Para Aime, había valido la pena cada segundo de su vida aquella escapada.

No sabía cómo expresar todo lo que vivió mientras corría por la fría noche, totalmente lejana a Michigan, ya no había luces, no había nada que la ayudase cómo guía, pero, gracias a su buena memoria, se sabía de corrido el Distrito Rojo.

Y vamos, que en segundos, soltando mil lamentos diferentes, uso ver las enormes farolas rojas, dándole camino otra vez a la esperanza.
Ajusto su bolso y con aquella sonrisa gigante que pocas veces aparecía, entro al Distrito. Enorme, cálido y brillante, así se podría describir, ni hablar de la gente que andaba caminando y comprando cosas.

A paso tranquilo, se acercó a la tienda de kimonos, el anciano estaba allí, y cuando la vio, sonrió alegremente.

-¡Muchacha, que alegría verte de nuevo! - Soltó, y la saludo. -Muy pronto, ¿Has vuelto por productos? No veo la carreta en la entrada. - Ella negó, y el vio el bolso, entendiendo al instante. -Oh, ¿Te mudas?

-Si, señor. Michigan es un lugar lindo, pero, muy costoso para vivir, sumando que el trato no es el mejor.- El asintio apenado, parecía saberlo, o entenderlo. -¿Conoce algún hotel barato en dónde me pueda quedar? El la mañana buscaré trabajo.

-¡Menos mal escucho eso!- El hombre la invitó a pasar a la tienda, dónde ella, acepto.

El interior era lindo, habían maniquíes con kimonos preciosos, largos, llenos de piedras y muy brillantes, y en el piso, se hallaba una mesa de bambú, con tijeras, hilos, agujas y otros trozos de telas.

-Bienvenida a mi pequeño cuarto, aquí es donde hago los kimonos.- Aime se acercó al Kimono verde manzana con diseños de dragones estampados de color blanco. -Hace poco, una trabajadora renunció por salud, ando apretado y algo atrasado con los pedidos.- Ella vio lo apenado que estaba, era difícil ser vendedor y creador de ese tipo de ropa, pues, se exigía muchom

-¿Desea que lo ayude, verdad? Puedo atender a los clientes y llevar los pedidos a domicilio mientras usted se encarga de hacerlos.- El junto sus manos he hizo una reverencia, que le saco un sonrojo a la castaña.

-¡Me has salvado, muchacha! Todo me será más fácil ahora, respecto al sueldo, es de 1500 yenes, no tengas miedo respecto a los precios de las cosas aquí, es bajo.- El se había dado cuenta de la mirada que ella intento tapar.

El vendedor, llamado Yuma, fue turista en su juventud en Michigan, era terriblemente vivir ahí debido a lo caro que se encontraba todo, y como Aime había puesto esa mirada de pánico, supuso que el Distrito Rojo era igual.

-Lamento si vio mi mueca, Michigan prácticamente te roba, es muy difícil vivir ahí, creo que es normal tener miedo, luego de años viviendo allí, y venir aquí, totalmente lejano a lo de uno, teme no poder lograr ser feliz.- El asintio, totalmente de acuerdo.

-Podrás ser feliz, y más, es cuestión de confiar y soltarse del pasado.- Ella, movió su cabeza, asintiendo. -Te mostraré con detalle las otras habitaciones, para que no te pierdas.

La chica, ahora con una sonrisa confiada, lo siguió, lista y atenta para conocer su futuro sitio de trabajo asegurado.

...

Por primera vez en años, Kokushibo sintió temor.

El hecho de disfrazarse otra vez para salir a ver a Aime, le daba escalofríos, Muzan no le prohibió hacerlo, pero, el castigo y sus palabras fueron duras y firmes, y ante el crudo ataque, supuso que dentro de un tiempo, el no saldría del Arco de la Fortaleza
Dimensional Infinita, y eso implicaba no ver a la castaña, vete a saber cuanto tiempo.

Mientras el estaba en su momento funesto, Akaza entro en silencio y lo observó, la Luna Superior 3 dudo en decirle a Kokushibo lo de Aime, pero, viendo la relación de ambos, optó hacerlo.

-He de suponer que tú estuviste presente en el ataque que la mortal, ¿Verdad? Tu olor estaba impregnado en las paredes de la casa.- El pelinegro se volteo, mirándolo fijamente, no entendió lo del "ataque". -Pase por Michigan, con el objetivo de investigar, y llegué a la casa de esa chica.

De un pestañeo, Kokushibo estaba parado a su lado, mirando el lado contrario de la habitación.

-Te he advertido, Akaza.- El tono que uso, llegó a erizar la piel de Akaza.

-Antes de que me reclames, ella ya estaba herida cuando entre a la casa. Su brazo estaba dislocado, tenía la pierna con un arañon del muslo al tobillo, y el labio roto.- Sabía que su compañero no estaba en su mejor estado mental, las venas de los brazos y rostro estaban marcadas, y cada vez más. Dudo en seguir hablando, pero vamos, que se ganaría un aliado si lo "apoyaba". -He de suponer que tú no la atacaste, sin embargo, reconocí otro olor aparte del tuyo y el de ella, masculino para especificar.

El "click" en la mente de Kokushibo se hizo presente, Kyosuke, ¡El la había golpeado, ella estuvo amenazada por el desde que lo conoció! Apretó su Nichirin con fuerza, si fuese una katana cualquiera, ya estuviese destruida por la fuerza usada.

-No hay necesidad de que me veas como enemigo, Kokushibo. El único enemigo aquí, en este lugar, es el mortal y Muzan-sama, vos sabemos que el acabaría con ella si lo desea.- Y no era mentira, si Muzan lo deseaba, buscaría a Aime para asesinarla. -Mata a quien quieras, tortura a quien desees, pero el enemigo latente es el.

Akaza lo vio, pero, este, ya no se encontraba en el cuarto.

¿En qué lío se había metido? Ahora, supuso que Kokushibo lo podría ver cómo un aliado y no un enemigo, como siempre lo hizo. No obstante, seguiría trajabando en su lío, he intentaría cuidarle la espalda de las otras Lunas Superiores.

ʟɪᴠɪɴɢ ᴡɪᴛʜ ᴛʜᴇ ᴅᴇᴠɪʟ《 Kokushibo 》©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora