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Noa POV

Brandon Richard. ¿Quién era Brandon Richard? Pues, era un chico moreno de ojos azules que tenía una mirada especial. Era tan especial como familiar. Sentí eso desde el primer momento en el que le vi. Sin embargo, no podía dejar de pensar en el par de ojos verdes que hacía unos meses me miraban de manera única. ¿Qué se suponía que debía sentir? Lo nuestro había acabado hacía tiempo, pero dentro de mí aquello seguía vivo. Porque me dolía, y aquel dolor me aseguraba la existencia de sentimientos, de recuerdos, de él. No había sido alguien pasajero, Dylan me había construido y destruido.

Pero ¿qué significaba fijarme en otra persona? ¿Por qué me había fijado en otros ojos que no fuesen los suyos? Tal vez Dylan Jones poco a poco iba yéndose. Tal vez era el momento de pensar más en mí. De un momento a otro dejé de pensar en Dylan. Y pensé en mí, en lo que quería en mi vida. Pensé en que vendrían nuevas cosas, personas y experiencias.

El contacto de la mano de Brandon sobre la mía me hizo alejarme de mis pensamientos. Habíamos salido de la fiesta para ir a nuestras respectivas casas. Él se había ofrecido a llevarme. Pues aunque en principio iba a volver con mis amigas, ellas me animaron a ir con él.

-¿Has montado alguna vez?

-Siempre me he negado- le contesté mirándole a los ojos.

-¿Y eso?- tomó un casco entre sus manos mientras en su cara se dibujaba una ligera sonrisa.

-Aprecio mi vida- se rió.

-Yo también lo hago, sobre todo la tuya.

-Tiracañas.

-Pececillo- negué ante su respuesta.- Te prometo que saldremos ilesos de esta. No dejaré que te pase nada- sonreí.

-Está bien, me has convencido.

Brandon me puso cuidadosamente su casco y seguidamente subí a la moto, posicionándome en la parte de detrás para dejarle sitio. Él se subió y fue entonces que me acerqué más a él para sujetarme rodeándole con los brazos.

No era la primera vez que me proponían subirme a una moto. Hacía algo menos de un año que Brayan me lo dijo, pero no sentí la confianza suficiente para ello. ¿Por qué con él sí? ¿Qué tenía él que los demás no? Supuse que era por el ambiente de fiesta, también por el alcohol. Sentí que podía confiar en él y con eso me bastaba. Al fin y al cabo, éramos dos desconocidos que se habían encontrado por casualidad.

Brandon me preguntó por donde se encontraba mi casa, y tras varias indicaciones, arrancó. Apoyé mi cabeza en su espalda en cuanto sentí que nos movíamos y cerré los ojos. Una de sus manos acarició la mía. Al cabo de unos minutos escuché su voz.

-¿Qué tal?- me preguntó.

-Me he relajado un poco, es que creo que soy más de agua, la playa, la piscina, sí- se rió.

-Disfruta de la adrenalina, del momento, siente el aire y relájate.

-Nunca me ha gustado la adrenalina, siempre ha significado algo malo.

-La adrenalina es lo mejor del mundo, te hace sentir vivo y hace que hagas las cosas que sientes en el momento.

Viéndolo de esa manera me di cuenta de que la adrenalina estaba muy presente a lo largo de mi vida. Cuando subía encima de un escenario, al dar un beso, al encontrarte con esos ojos, y sobre todo a los nuevos comienzos. Aquel sentimiento extraño que sentía en el estómago al darme cuenta de que debía enfrentarme a una nueva aventura era ese tipo de molécula. Y aunque siempre la he considerado como algo negativo, es aquella que me da el aviso de que algo va a quedar grabado en mi mente por la eternidad.

La Estrella De Al Lado #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora