Trabajo para una empresa que vende e instala muebles para cocina y baños, originalmente me contrataron como chofer, pero tras la pandemia nos ajustaron bastante y bajo el discurso: "son tiempos difíciles y necesito que sean polifuncionales ..." pues llevo casi tres años haciendo de chofer, estibador e instalador.
Esa noche en particular, me encontraba trabajando en la acogedora casa de unos extranjeros, la cocina era pequeña por tanto terminé rápido mi parte, así que decidí ayudar a los obreros de la cuadrilla por petición del maestro de obras que es mi primo; a cambio de unos dólares adicionales nos quedamos hasta las 11 de la noche terminando de ordenar y limpiar la elegante casa de campo que sería inspeccionada por los dueños al día siguiente. Salimos de la obra entre risas, empujones y conversaciones, finalmente tras repartirnos y acomodarnos en los vehículos, decidimos por seguridad, avanzar en caravana hasta llegar al camino asfaltado; una vez estuvimos ahí, me dirigí hacia el sur y tras un ademán de despedida, tomé la carretera e incremente la velocidad. Mis compañeros de labor iban riéndose de un viejo chiste, por mi parte me concentre en manejar rápido ya que a esta hora de la noche este camino es peligroso dada la escasa iluminación y su lejanía de los centros poblados.
Tras una sonora carcajada del que iba sentado en la parte trasera, de repente habló: ¿Qué es?
¿Qué cosa? Preguntó el copiloto
Eso – con ayuda del retrovisor pude ver que señalaba hacia mi costado izquierdo, giré apenas la mirada para quedarme envuelto en el mismo silencio... vi como el poste de luz, situado a unos 5 metros de la vía asfaltada se movía. A ver, no es que se moviera como si fuera a caerse o como resbalándose, no, el poste se estiraba como si en lugar de cemento estuviera echo de hule.
¡Vele! - Grito mi copiloto.
Para, para para grabar – decía el otro desesperado.
No me atreví a detenerme, reduje la velocidad.
Vimos perplejos como el poste continúo estirándose hasta formar una especie de gusano aplanado, luego se desprendió y esa cosa blanda continúo caminando por el campo, puedo decirte caminando porque conforme se iba alejando del poste, tomó la forma de algo alargado con dos patas.
Síguele! Síguele - dijo el de atrás empujando mi sillón.
Por curiosidad lo seguí con lentitud.
Apaga la luz – susurro el copiloto.
Los tres continuamos comentando entre susurros mientras que esa cosa avanzaba con largas zancadas hasta que se cruzó en su camino una casita de adobe con techo de paja, abandonada desde hace demasiados años, tras detenerse por un segundo simplemente se fundió con ella, era como si se derritiera encima. Nos quedamos perplejos, incrédulos, sin embargo retomamos el camino hablando del tema, al principio con miedo luego entre risas a modo de anécdota, el que grababa nos mostró un video borroso, ninguno de los tres poseía un celular con una cámara capaz de captar algo dada la escasa luz que proporcionaban los postes.
Finalmente, después de unos 15 minutos a buena velocidad, llegamos al terminal ubicado en las afueras de la ciudad, mi copiloto se bajó, nos despedimos y continúe el camino unos 10 minutos más hasta llegar a la plaza que está a dos cuadras de la casa de mi otro compañero y viejo amigo.
-Dios te pague – me dijo bajándose y cerrando la puerta
Arranque solamente para frenar de golpe al escuchar los golpes secos en el balde de mi camioneta, volteé a ver en dirección al sonido y vi a mi colega señalándome el poste de la otra esquina de la plaza. Otra de esas cosas se paseaba por la calle paralela a la nuestra, los perros del barrio comenzaron a ladrar, mi compañero hizo un ademan de despedida y por mi parte me aleje con rapidez.
Vivo en un conjunto habitacional, por reglas del lugar no podemos tener mascotas sueltas, así que cookie, a veces viene a mi por la madrugada; me lleva a la sala y pide que mueva la cortina. El animal me mira como diciéndome: vez humano, vez... y si que lo veo, del poste sale esa cosa y siempre se derrite en la casa de un vecino, inevitablemente a la mañana siguiente o en la semana sabemos que algo raro paso, que sus hijos enfermaron, que se les daño algún electrodoméstico o que murió alguien.
No sé si los atraen las desgracias o ellos son portadores o cómo funcionan, pero lo cierto es que hasta hoy nunca vino a mi casa, no sé si es porque cookie y yo lo vigilamos, pero quien me dice que eso no se decidirá un día en venir a visitarnos y no sé qué me pasaría si me sorprende viéndolo... (risilla) ¿Acaso sabe que estoy aquí?
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Objetos cotidianos: Postes
ParanormalLes comparto la quinta entrega de la colección de relatos: "Objetos cotidianos", corresponde a una serie de cinco anécdotas paranormales, en esta ocasión se trata de una mezcla entre una experiencia personal y algo que escuché.