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Estaba por anochecer, y las últimas gotas de lluvia golpearon la ventana de Jisung.
Eran las siete de la tarde, y estaba sentado en el marco de su ventana, mirando hacia afuera.
El beso que le había dado a Minho había ocurrido hace un par de días atrás, y ahora se sentía culpable porque durante esos días el mayor contestaba sus mensajes de manera extraña. Él siempre era muy amoroso y era de mandarle muchos corazones rosados, pero ahora apenas le enviaba el corazoncito "<3". Jisung se fija en los más mínimos detalles, sobre todo cuando se trata de su mejor amigo, y esa actitud que tiene es rara. Es obvio que solo son mensajes y tal vez solo está siendo exagerado; después de todo no han hablado en persona como para verificar que realmente esté molesto o incómodo.

Estuvo no por mucho ahí sentado. Se levantó a penas escuchó a su madre llegar a la casa, esa era una genial noticia. Necesitaba ir a hablar con Minho y la mejor opción era ir a verlo personalmente.
Se apoyó bien en sus muletas y bajó las escaleras a saludar y su mamá de inmediato supo qué ocurría.

—¿Otra vez problemas con Minho? Cariño...

Jisung bufó, cruzándose de brazos. La señora sabía perfectamente que su hijo era tóxico con Minho, pero siempre pensaba que por eso peleaban, cosa que era cierta pero no del todo. ¡Jisung solo es celoso! Ama mucho a Minho y no le gustaría que se lo robaran.

¿Eso está mal?

Le explicó a su madre todo (casi) excepcionando que el conflicto era haber besado a su mejor amigo de la nada. Ella lo entendió y le ofreció ir a dejarlo a la casa del mayor para que pudieran conversar y solucionar las cosas.
Jisung subió a su habitación a arreglarse un poco, se cambió su ropa, se maquilló levemente y se aplicó perfume por todos lados.
Durante todo el camino hacia la casa de Minho (que eran 15 minutos aproximadamente) Han venía casi ensayando un guión sobre qué exactamente decirle al mayor. Le causaba nervios tan solo el hecho de llegar y que Minho no tuviera ganas de verlo; siempre se pasaba rollos muy dramáticos en su mente, pero no podía evitarlo por más que quisiera.

Llegando, le agradeció a su madre y se bajó nervioso.
Echó un ojo al balcón del piso de Minho, y podía ver que las luces estaban apagadas, tampoco vió el vehículo de la señora Lee, así que seguramente estaba solo o no había nadie.

Enderezó su espalda a la vez que aclaraba su garganta, y muy ansioso entró al edificio, yéndose al ascensor.
Llegó a la puerta de su mayor y tocó el timbre, sudando helado.
La puerta no tardó en abrirse, dándole como primera imagen a un Minho sin camisa y con el cabello mojado. Se había duchado, podía ver cómo las gotas de sus mechones caían a su pecho y hombros.

—Jisung, hola. —Habló el pelimorado, con una pequeña sonrisa amable. Tan lindo, tan guapo y atractivo, pensó Jisung.

—Min, hola. —Sonrió, pero con nervios.

Minho de inmediato se hizo a un lado para que Jisung pasara. El menor tomó asiento en el primer sofá con el que se topó, mientras sus ojitos estaban anclados al perfecto y semi tonificado cuerpo de su mayor.

—¿Todo bien? Cómo has estado. ¿Qué tal tu pierna? —Preguntaba Minho con preocupación. Esa atención que nunca desaparecía sin importar las circunstancias, sin importar que estén peleados, molestos o algo parecido.

—Eh bien, sí, todo bien.

Minho atinó a servirle una tacita de té. Hacía frío allá afuera y no quería que Jisung se enfermara.

—Me alegro... ¿Y a qué se debe su visita, joven Han?

Jisung sonrió rojo, pero intentó no distraerse.

—Bueno yo... Uh, te seré sincero. No quiero que ocurra nada malo entre nosotros por culpa de mi tonto impulso del otro día. —Habló, jugando tímidamente con sus manos. Suspiró y miró los ojos de Minho, que lo miraban con compasión. —Tenía ganas de besarte, no te miento, pero no debí hacerlo de la nada, fallé a tu confianza y en serio pido perdón por eso.

The boy is mine. [Minsung] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora