La iglesia del abundante bosque daba cierto temor cuando el anochecer golpeaba cada rinconcito del mundo, ningún ángel prendía la luz eléctrica porque estaban acostumbrados a prender pequeñas velas, eran tantas que podían alumbrar un cuarto entero sin necesidad de los focos que creó el humano, la única razón por la cual tienen interruptores y cables, era porque si o si debían congeniarse y fingir ser humanos.
Ugh, los humanos.
Todos y cada uno de ellos eran extraños, la forma en la que se comunicaban, la forma en la que tenían costumbres, la forma en la que se expandieron y la forma en la que siguen peleando por ver quien es mejor que otro... Nunca se podría llevar bien con un humano, son demasiado raros y nunca entendería lo que están haciendo. Por eso solamente me resigno a hacer mi trabajo, ayudarlos a estar libres de pecado. A veces tenía pequeños momentos donde creía que algunos humanos podían ser capaces de tocar el cielo, pero rápidamente negaba esos pensamientos al ver que seguían haciendo equivocaciones.
Nadie era digno de tocar el cielo, ni siquiera yo.
De pronto, los pasos apresurados de un pequeño monaguillo de nuestra iglesia se hicieron fuertes y rápidos, por la dirección de estos parecían que él quería llegar a mí, aunque no entendía porque se forzaba en correr cuando simplemente podía volar, era de noche y ningún humano se atrevería a pisar este lugar. Como ya había dicho antes, los humanos son raros, tienen miedo de ver cosas religiosas cuando la oscuridad llegaba, hasta ahora no entendía el porqué. —¡Señor Jung! —Escuchó la voz agitada del pequeño ángel al abrir abruptamente las puertas de la iglesia. Cerré los ojos y miré hacia el frente, justo donde estaba el que me había llamado, tuve que dejar mi lectura sobre el libro sagrado para escuchar sus palabras, realmente esperaba que fuera algo importante, estaba sumido en sus pensamientos mientras leía la biblia.
—Le pido que no grité en la iglesia, por favor. —Recordé amenamente para el recién llegado.
Él rápidamente se disculpó: —Es que tengo algo importante que decirle. —Lo explicó mientras se acercaba a mí con toda velocidad. —De su bolsillo sacó una pequeña carta de color rojo oscuro, similar a la sangre seca, no quería generalizar ni nada por el estilo, pero eso claramente era de un enemigo al que no estaba permitido decir en la casa de nuestro ser poderoso.
—No debería estar tomando cosas de nuestros enemigos, sus palabras son mentiras, siempre buscan engañarnos para generar la discordia, no le daré un castigo porque recién esta aprendiendo. Ahora será mejor que quemé esa carta con esta vela. —Señalé a la que tenía en mi mano para alumbrar mi camino.
—Sé que no debo creer en nada de lo que dicen, pero esto ha alertado a mis compañeros también. —Abrió la carta y sacó la hoja, que era del mismo color, solo que tenía la letra de un color distinto, un blanco hueso muy lindo que hacía juego. —Le leeré toda la carta si eso no es mucha molestia:
"El circulo se separó nuevamente como hace siglos, dos supuestos hermanos peleados, dos nuevos castigos que les ha infringido su jefe, dos nuevos sentimientos que ambos están experimentando.
Desacuerdo.
Si, mucho desacuerdo.
Soltando la verdad para que acaben con las personas que el más quiere.
Dos príncipes (encarnación, sueño) tuvieron herederos antes de tiempo, uno con un lobo y el otro, ni siquiera yo sé... Pero algo sí sé, que este no es normal y que es una cosa fuera de control, ni siquiera duden si lo encuentran, el tiempo les hará saber que es un total monstruo.
No hay juego detrás de esto.
Solo ustedes merecen saber esto, porque uno de ustedes no sabe que le dio la espalda a toda su raza."
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I don't understand | Yuchae
Fiksi PenggemarEntre la bondad y la maldad. Ningún humano se ve obligado a elegir uno de los dos, las personas somos grises por naturaleza. Aun así, Yuna piensa que hay algo raro con ella, no se siente cómoda con ninguna de esas representaciones, pero una cosa es...