🪶CAPÍTULO 14:Lo ironico🪶

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Monstruo, eso era lo que su padre había creado, y sabía que esto traería graves consecuencias, unas en donde él más perjudicado sería su propio padre. Giro a la derecha en dirección a la habitación de Olegario.

Toco la puerta tres veces hasta escuchar su voz.

—Adelante —dijo Olegaria, dejando el libro que leía a su costado.

—¿Estás mejor? —pregunta.

—Ahora te preocupas por mí —dice con ironía— debería sentirme afortunado.

—No me importa si estás mal o bien, solo lo he hecho por educación —su padre ríe.

—¿Educación? —repite con diversión.

—Si esa que a ti se te olvido tener con mamá —Olegario deja de reír y le mira con frialdad.

—Tú no sabes nada —dice molesto.

—Claro, por eso nunca descubrí que la engañabas con esa vieja bruja —le sonrió— esa que decía ser amiga de mi madre, ¿cómo se llama?, se me ha olvidado el nombre, ¿me podrías ayudar a recordar?

—Eres un insolente malcriado —exclama Olegario molesto.

—Insolente, malcriado —murmura, divertido—. Pero ¿cómo respetar a alguien que nunca se ha ganado mi respeto?, padre.

—A qué has venido realmente.

—Solo a recordarte el dicho de la abuela, aquel que dice, "tu creación, será tu destrucción"

—A mi madre no la metas en esto —advierte.

Axel sonríe.

—Siempre me gustaron los dichos de la abuela, pero fue un gran error de ella, no utilizarlos para escucharlos —menciona— si fuera así seguiría viva, ¿no es así padre? —pregunta.

Ante su silencio, avanza a la puerta y sale de la habitación. Olegario pensó en su madre, esa mujer dulce y alegre.

A veces las personas hacen sacrificios para obtener lo que desean y esa había sido su situación, él quería poder, quería ser el más poderos de los oscuros y para eso tenía que matar a su madre y robarles sus poderes. Tal vez su madre era un ser de luz, pero en él había oscuridad, y no se detestaba por haber matado a su propia madre, ni siquiera se odiaba un poco, en cambio, se sentía orgullo por haber tenido el coraje de hacerlo sin sentir culpa. Porque en la vida a veces es necesario sacrificar lo más preciado que tenemos con tal de ser felices, eso era lo que pensaba Olegario y que su hijo, su único hijo, jamás entendería.

🪶🪶🪶

Alonso contempló con interés a Mauricio, quien estaba en medio de la calle mirando fijamente una casa. Avanzo hacia él, pasando entre medio de aquellos árboles que hacían juego con la casa y se encontraban cubiertos por una delgada capa de nieve.

—¿Qué haces aquí? —pregunta, colocándose a su lado.

—Observando lo irónico del lugar —murmura, aun con la mirada fija en la casa.

—¿Lo irónico?

—Sí, lo irónico —le mira—. Este lugar está lleno de maldad, de oscuridad, pero la nieve, la casa la hacen ver diferentes.

—No te debes culpar tanto, ¿sabes? —expone—. Lo digo por la chica, sé que te sientes culpable por lo que está pasando.

—No me siento culpable, solo he respetado la palabra de mi madre —mira a la nada— el único culpable aquí es mi Olegario—. Te puedo preguntar algo Alonso —este lo mira —¿Por qué estás aquí y no eres cruel?

—Por lo mismo que tu Axel, provengo de descendencia oscura —expone— y nuestra sangre nos hace pertenecer al mundo oscuro —pierde su vista a lo lejos, mientras ve caer la nieve— nosotros no elegimos ser malos, es nuestra sangre la que parece dar repuesta, si nosotros eligiéramos, créeme, yo no estaría en este lugar.

—Sabes que es lo que no entiendo —comenta el rubio— el por qué todo aquel ser que viva en la ciudad oscura por sangre, nacimiento u otro motivo, tenemos que ser clasificado como malignos, en vez por nuestro ser.

—Nunca te has puesto a pensar que, si somos tantos seres oscuros buenos, cuántos seres de luz malignos habrá —ambos conectan su mirada.

—Creo que más de los que imaginamos —murmura Axel.

GRACIAS POR LEERME

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Mi Secreto: Entre Luz y Tinieblas. (Libro III) ⭐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora