XVI

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SeHun esperó a que JunMyeon le diera una explicación y negara lo que la foto parecía dar a entender. Sabía que JunMyeon era incapaz de mentirle, pero al ver que seguía en silencio se sintió mareado y vacío por dentro. De pronto, el solo hecho de pensar le resultaba difícil. Y entonces, repentinamente, desapareció el mareo y el vacío dejando en su lugar una cólera corrosiva que le impedía mirar siquiera a su esposo.

—Tienes veinticuatro horas para tomar una decisión...

—¿Veinticuatro horas? —repitió JunMyeon consternado.

—No lo has entendido todavía, ¿verdad JunMyeon? .—SeHun lo miró de nuevo con un duro gesto que indicaba que había tomado una decisión—. Aunque te salve de tus problemas económicos, la granja de Kim ya no será tu hogar nunca más. No puedes quedarte aquí.

—¿Aunque me salves de mis problemas económicos? —repito JunMyeon asustado—. Pero si dijiste que...

—Piénsalo bien conejito. —dijo SeHun con tono abrasivo—. Sooman no permitirá que compre la granja y te la devuelva. Eso es precisamente lo que espera que haga. No me la venderá y, por otro lado, es bastante inteligente como para dejarse engañar por un falso comprador que haga de tapadera. Tengo que encontrarte un nuevo lugar para que puedan vivir los animales, Yuri, Kiseop y tú.

JunMyeon luchaba con todas sus fuerzas para admitir todo lo que SeHun estaba diciéndole.

—¿Un nuevo lugar? ¿Para todos nosotros? —exclamó JunMyeon—. Pero eso es imposible...

—Un poco difícil si consideramos que tenemos tan poco tiempo, pero no imposible. Si invierto la suficiente cantidad de dinero y personal en esta operación, lo conseguiré. —prometió SeHun—. Lo conseguiré por ti. Puedo JunMyeon, puedo conseguir lo que tú quieras si te quedas a mi lado. si me eliges te dare todo lo que tengo. 

JunMyeon se encontraba muy tenso ante la presencia de SeHun. Se encontraba tan cerca, que casi podía tocarlo y le horrorizó reconocer que precisamente era eso lo que quería hacer. Había recibido demasiados golpes últimamente y, en el fondo de su mente, todavía guardaba la convicción de que SeHun obraría un milagro y haría que todo volviese a la normalidad de nuevo. Ahora se decía que no, que eso no era posible y que la situación era incluso peor de lo que se imaginaba. Incluso contando con el apoyo de SeHun tendría que irse de la granja de Kim igualmente. Empezaba a dolerle la cabeza. Le daba vueltas a pensamientos absurdos y vagos entre los cuales, sin embargo, uno tenía una claridad cristalina:

—Si me obligas a seguir casado contigo imponiéndome esas condiciones, perderás mi confianza para siempre. —le avisó JunMyeon fieramente.

—A veces, uno no tiene elección conejito. —SeHun lo desafió con sus ojos—. Ésta es la única forma que tengo de asegurarme de que nuestro matrimonio tenga futuro. Sabes perfectamente que aceptarás mi oferta porque es la única oferta que hay sobre la mesa.

JunMyeon apartó la mirada, la clavó en la pared y tembló agitado por el resentimiento. Sin embargo, apretó los dientes con todas sus fuerzas para contener las desafiantes palabras que le venían a la boca. Como siempre, SeHun le había dado donde más le dolía. Él era su única opción y no había tiempo que perder.

—Muy bien. Aunque me resulta difícil ver qué es lo puedes ganar con un acuerdo como éste, seguiré... seguiré siendo tu... esposo. —las desagradables palabras de rendición salieron de la boca de JunMyeon como si fueran balas.

El fornido cuerpo de SeHun se volvió a poner tenso al sentir que regresaba la misma sensación de mareo que había sufrido antes. Se empezó a preguntar si tenía alguna clase de virus. Entrecerró los ojos y, sin apartar la atención de JunMyeon, respiró lento y hondo.

ENTRE DINASTIAS -SEHODonde viven las historias. Descúbrelo ahora