La Estrategia de la Reina. #1

Cap 3: Pantera

Pantera

Jueves 15/7/2013

Rubí

Hacía ya tres meses desde que entré a la academia y habían pasado muchas cosas.

Sasha, la chica del avión, se había vuelto una de mis mejores amigas al igual que Verónica, una chica pelinegra y de hermosos ojos, muy simpática teníamos bastantes cosas en común, no tardó mucho en volverse mi amiga.

La conocí en uno de los muy pesados entrenamientos que el Sargento Dorne nos había puesto.

Si, como el de Game off thrones.

Era un sargento algo malhumorado y grandote.
No era un chiste, el señor era una bestia, con grandes y fuertes brazos al igual que sus piernas.
¡Ah! y era calvo.

La academia no estaba tan mal, creí que iba a ser peor, pero lo único malo es como nos despierta el Sargento Dorne, el enserio es estricto.

Fui entrenada por mi padre desde los cinco años. El combate cuerpo a cuerpo era algo en lo que estaba aprendiendo al igual que el manejo de armas con mi padre antes de su muerte.

Hay muchas cosas aquí que yo ya sabía hacer gracias a papá y no era la única, Verónica era muy buena peleando y Jennifer al igual que Ronan sabía el manejo de todo tipo de armas.

Todo estaba yendo bien, mamá me estuvo llamando, dice que por allá las cosas estaban tensas. Los amigos de mi papá estaban como locos, ya que casi atrapan al papá de Sasha, Alejandro. Por lo que me dijo mamá, Alejandro se fue, el ya no podía seguir en Italia, era muy arriesgado.

Ahora mismo me estaba tomando una ducha, después del entrenamiento que Dorne nos había puesto no sabía cómo mañana iba a sobrevivir.

Al salir de la ducha, me preparo para dormir, mañana no iba a ser nada fácil.

Al acostarme en mi cama caigo rendida, sin antes escuchar a Sasha decir en voz alta...

—Buenas noches a todos —a lo cual todos le responden.

Mañana no iba a sobrevivir, claro estaba.

******

—¡Arriba todos bellos durmientes! —escucho a Dorne gritar acompañado con lo que creo que son sartenes chocando— ¿Acaso no me escucharon par de inútiles? ¡levántense! —gruño con frustración, empiezo a creer que él odia a los adolescentes y por eso trabaja de esto, para gritarnos— ¿Acaso es sorda soldado Romano?

¿Romano? Aquí no hay ninguna Romano se ha equivoca...hay no.

De un segundo para el otro el ruido de las sartenes está en mi oído. Trato de levantarme, pero lo único que logro es caerme al piso, Dorne suelta una pequeña risa al verme caer.

—¿Le puedo hacer una pregunta, sargento? —digo todavía en el piso.

—Ya lo está haciendo soldado —dice con una sonrisa burlona— Pero puede hacer otra.

—¿Usted odia a los adolescentes? —pregunto mientras me pongo de pie.

Una carcajada sale de su boca, okey, no me lo esperaba. Cuando termina de reírse me responde.

—Yo odió a todos, soldado Romano —vuelve a su estado serio— Pero más le vale que se prepare y en tres minutos este afuera, a menos que le guste estar corriendo cincuenta minutos más que sus compañeros.

Cuando el sargento se va, trato de vestirme lo más rápido posible para no correr esos cincuenta minutos extras.

Me visto con el uniforme, que es una remera gris, unos pantalones negros y unas zapatillas del mismo color. Me recojo el pelo en una coleta y salgo corriendo.
Llego justo a tiempo, con otros soldados, me posiciono en el lugar de la fila.