Oye, mi amor

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No sabes cómo te deseo

Lo miraba desde lejos, observaba como una suave y delicada risa se hacía presente en su bien parecido rostro. Quería sentir odio, rencor, pero al ver tal expresión, no podía. Por primera vez en su vida se veía afectado por una persona, él creía que era inaceptable ese tipo de sentimientos en su pecho. Se negó rotundamente a pensar algo positivo por ese noble hombre. 
Aun siendo sujetado por dos hombres cuya secta desconocía, se había tomado el tiempo de apreciar la expresión de ese joven maestro de nombre Xiao Xingchen. Lo odiaba a muerte y deseaba destrozar todo lo que lo rodeaba, quería hacerlo sufrir, ansiaba ver su expresión al dañar a ese íntimo amigo suyo, Song Lan.

No sabes cómo te he soñado

Mientras decidían que hacer con él, su mirada estaba sobre el individuo de blancas vestimentas. Sentía que la seriedad en el rostro ajeno era simplemente una majestuosidad, pero no lo admitiría nunca en voz alta. 
Todos lo observaban con asco e incluso con temor, pero la mirada de Xingchen era distinta a todas las demás, era delicada y suave, lo hacía sentir nuevamente aquella extraña calidez. 
Una vez que tomaron la decisión, la cual no se esforzó mucho en oír porque no podría cambiarla, vio que Xiao Xingchen y Song Lan estaban preparándose para irse. Sin querer dejar ir la oportunidad de hablarle por última vez al de pocos centímetros más alto que él, atrajo su atención y con una de sus sonrisas caninas le dijo:

— ¡Xiao Xingchen! No te olvides de mí, estamos destinados a encontrarnos de nuevo.

El de vestimentas blancas lo observó con seriedad durante un instante para luego darse vuelta y continuar con su recorrido junto a su acompañante quien le dedico una mirada llena de odio.

Si tu supieras que me muero

Tal y como había dicho aquella vez, el destino los unió de nuevo, esta vez el de blanco llevaba una venda en sus ojos, una clara señal de su ceguera. También llevaba como acompañante a una dulce niña que, aunque él pensará que era ciega, la joven simplemente era muy buena actuando, además de que sus ojos eran blancos al igual que los no videntes.
Durante el viaje de ambos, el mayor sintió olor a sangre, aunque no pudiera ver, sus sentidos eran increíblemente buenos. Habían encontrado a un joven con heridas bastante graves y sin dudarlo, Xiao Xingchen lo cargó sobre su espalda llevándolo al lugar más cercano que encontraría.
La joven que lo acompañaba, A-Qing, se había notado algo malhumorada ante la decisión de su Daozhang.
Al llegar a la ciudad más cercana, la cual era la Ciudad de Yi, Xiao Xingchen ayudó al menor a curar sus heridas, cabe recalcar que el de vestimentas oscuras estaba inconsciente. El más alto sintió como el herido se comenzaba a mover.
Por el lado de Xue Yang, al abrir los ojos quedó totalmente sorprendido ante la imagen frente a él, ¿Acaso estaba alucinando? ¿Por qué allí estaba el mismísimo Xiao Xingchen curando sus heridas? 

Por tu amor y por tus labios

Aun sorprendido retrocedió lo más que pueo, pero rápidamente el mayor habló.

— No te preocupes, te salve, no te lastimaré.

No lo podía creer, la ceguera lo había vuelto tan idiota, si supiera que estaba salvándolo a él. Con enojo apretó uno de sus puños, recordó el rumor de que Xiao Xingchen le había dado sus ojos a Song Lan luego de que él le tirara un polvo que lo dejo sin vista al instante. 
Un extraño sentimiento de enojo lo invadió, pero al ver el relajado rostro del contrario su expresión también se suavizo. 

Daozhang, te amo | XuexiaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora