Ryusei le propone a Chifuyu un juego: el juego de las diez preguntas. Y él no quiere decirle que no.
Advertencias:
•Los personajes le pertenecen a Ken Wakui.
•Romance muy homosexual.
•Ships: Ryufuyu/Bajifuyu.
•Romance, angst? (kinda).
•One-shot.
•(M...
Primero que todo, quiero aclarar que el 80% de este one-shot fue planeado y escrito cuando yo solo había leído los primeros tres o cuatro capítulos del spin-off Bajifuyu, so, es muy probable que Ryusei caiga en un fuerte Ooc. Mil disculpas afjajfjsgd.
El resto tampoco se salva, también son propensos a caer en el Ooc 😔.
Anyways, estoy muy contenta de por fin haber escrito algo, y perdón si es muy corto (6,200 palabras, epa😳), pero este horrendo bloqueo me tenía encerrada y todavía no he podido salir de él por completo, agh.
Les agradezco todo su apoyo, los amo ♡
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Ryusei no comprende cómo no puede apartar la mirada.
Tampoco es que se esté esmerando en hacerlo, para ser sincero, porque encuentra fascinante y a la vez tortuoso como Chifuyu Matsuno, sentado a tan solo unos pocos centímetros en frente suyo, escribe sin cesar en su pupitre.
Aunque intente rememorar qué lo ha llevado a la situación en la que están, no puede encontrar en la inmensidad de su mente aquel preciso recuerdo. Fugaces imágenes suyas se hacen presentes de a ratos: se ve a sí mismo conversando con sus compañeros de clase, partiendo para sus hogares luego de una ardua jornada estudiantil en la que han dado su mayor esfuerzo (al menos todos menos él, que se la ha pasado dormitando todas sus clases y debe ser por eso que su mente está tan difusa). Están riendo sobre algún chiste que no se acuerda, pero sí que ha sido gracioso y le ha provocado una risotada de esas que son estruendosas y duran varios minutos, y le hacen doler el pecho luego de un rato. Se limpió una lágrima que amenazó con escaparse descaradamente por su retina cuando nota una silueta muy conocida en una de las últimas aulas cercanas a la salida.
Ahí encuentra a Matsuno, con el cabello revuelto en su nuevo estilo aburrido (que no va a mentir, no le sienta para nada mal) y un montar de libros rodeándo su figura junto a una expresión furibunda.
Eso fue suficiente para despertar su curiosidad y hacerlo acercarse risueño hasta donde reposa el rubio.
—Debo terminar un trabajo para mañana y lo he olvidado completamente —expresó el menor al levantar la cabeza y encontrarse con la irritante sonrisa de Sato delante suyo, cuestionándole su presencia allí.
Eso solo provocó que Ryuusei riera con sorna, pateara una silla frente al pupitre y dejase caer sus brazos sobre el respaldo.
—Vaya, Vaya. Quién diría que el ejemplar Chifuyu Matsuno también es capaz de dejar sus deberes para último momento.
Matsuno chasqueó la lengua y arrugó una hoja con un millar de tachones ulteriormente a arrojarla a un tacho de basura no muy lejos, fallando.
—Ugh, ya, deja de joder. Solo lo olvidé, no es nada de otro mundo —se acomodó en el asiento y se revolvió el pelo con una mano, mientras que con la otra retomaba su trabajo de escribir en un nuevo papel —. Y si piensas quedarte ahí sentado mejor haz silencio y no me estorbes.
