OO3. Good Love || Pedro Pascal

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Los primero rayos del sol comenzaron a asomarse tras la cortina de ceda que decoraba la ventana

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Los primero rayos del sol comenzaron a asomarse tras la cortina de ceda que decoraba la ventana. Entre abrí los ojos y los cerré de golpe, moviéndome entre las sabanas hacia el otro lado, donde la luz no llegara a mi rostro. Volví entre abrir los ojos y lo vi, durmiendo plácidamente con el torso descubierto. Sus manos descansaban sobre su abdomen, que subía y bajaba lento. Sonreí para mí. Pedro lucía un pequeño hematoma en su cuello. Un recuerdo de la noche que habíamos concretado después de una cita improvisada por el mismo actor.

Si bien es cierto, nunca etiquetamos nuestra relación, ésta dictaba un romance bastante oficial entre ambos. Muchos le preguntaban en las entrevistas acerca de las fotos captadas por los paparazzi, a lo que él sólo respondía con una sonrisa tímida o evadiendo la pregunta con una respuesta ingeniosa. Hasta ese momento, no me cuestioné el grado al que habíamos escalado hace un año, después de conocernos por amigos en común. La amistad se había concretado tan rápido, que la primera vez que pasamos la noche junto fue en menos de un mes.

¿Amigos con ventaja? Podría ser. Pero, muy en el fondo, yo me sentía parte de su vida personal y amorosa. Me consideraba la pareja de Pedro Pascal.

-He, dormilón. -Toqué la punta de su nariz con mi dedo índice. -Despierta. -Susurré en su oído. Pedro se movió, tomando la sabana y tapándose por completo. -Pedro...

-Cinco minutos más. -Pidió.

-Son las 1.OOpm. -Dije y tomé las sabanas para incorporarme bajo de ellas, a su lado. -Oye, podríamos ir a comer a algún restorán, ¿quieres?

-¿Y si nos quedamos en casa y pedimos algo para comer?

-Si tú quieres. -Besé su barbilla. -¿Me quieres?

-Mucho. -Afirmó el actor, ahora abriendo los ojos para observarme. -¿Y tu?

-Mucho. -Sonreí. -Ayer me tenías que decir algo. Pero, ya sabes, terminamos en esto. ¿Es algo bueno o malo? -Inquirí. Odiaba la idea de que me tuviera que decir algo y yo sin poder saber qué era. No me gustaba ese tipo de conversación pues, mi mente divagaba a mil por hora, imaginando el peor escenario posible.

-Depende. -Dijo Pedro. Tomó la sabana y la tiró a un lado, ahora levantándose de la cama. Me permitió deleitarme con su cuerpo unos segundos antes de que decidiera vestirse. Imité su acción, me levanté y cogí ropa nueva para entrar al baño y darme una ducha.

-¿Depende de qué? -Pregunté.

-De cómo te tomes lo que te diré. -Mencionó. -Pero, primero nos bañamos. Necesito ducharme. -Rio. Me duché primero, luego él.

Fui a la cocina y preparé algo para comer mientras decidíamos qué pedir para poder almorzar. Considerando la hora, seguro comíamos a las cinco de la tarde. Pero aun así, preparé café con unas tostadas. Algo frugal para la situación.

-_____________. -Me dijo Pedro, dirigiéndose hacia a mí. -Tengo que hablar contigo.

-Bien, dime. Qué era eso tan importante que me tenías que decir. -Tomé una silla y me senté en ella. Algo me decía que, lo que me diría no sería tan bueno. Por su tono de voz y su semblante, no era una buena noticia.

-Tú sabes que te adoro. Que lo mejor que me sucedió fue conocerte. -Asentí, mordiéndome las ganas de gritarle que me diga de una buena vez lo que me quería decir. -Has sido mi complemento, la chica que me ha apoyado en todo y aceptado como soy. -Pedro suspiró. -_________, me tendré que cambiar de país. Me surgió un nuevo trabajo y, acepté.

Arqueé una de mis cejas.

-¿Eso era el "depende" del que me hacías mención? -Inquirí. -¡Pedro! ¡Felicitaciones!. -Exclamé, acercándome para poder abrazarlo. Más Pedro no demostró mucha emoción. Su abrazo fue apretado, pero pude percibir cierta pena en ello. -¿Pasa algo más?

Pedro suspiró y yo suspiré también. La noticia no terminaba ahí.

-No es fácil lo que te voy a pedir. La verdad es que, ni yo estoy tan seguro de elegir todo esto. Pero creo que es lo mejor para ambos.

-¿El qué? -Musité. Mi corazón se apretó entre una mezcla de desdicha y emoción. Había dos opciones muy claras. -Tú...

-Deberemos dejar esto, aquí. -Musitó con la voz entre cortada. Mi corazón terminó de apretarse y dolió en mi interior. Ahora podía entender porque la noche anterior hacer el amor con él se sintió tan diferente. Mi embelesamiento me llevó a creer que este era un paso más en nuestra amistad, pero me equivocaba. Él se estaba despidiendo.

-¿A qué te refieres con Esto? -Inquirí. -¿Amistad? ¿Amigos con ventaja? ¿Romance? -Le pregunté sin parar, entrando al borde del colapso. -¿El qué?

-Ni si quiera sabemos qué tenemos, ___________. Nunca le pusimos una etiqueta. Esto es lo que tenemos.

-¿Es broma, no? -Reí nerviosa. Pedí que fuese broma. A Pedro le gustaba bromear. Pero bien sabía que él no iba a bromear con mis sentimientos. No, él no era de ese tipo de personas. Él estaba hablando con la verdad y cuando lo noté con claridad, no dudé en romper en llanto.

Pedro se acercó a mí, intentando abrazarme, pero le esquivé.

-___________, lo hago por tu bien. -Sollozó. -Creo que es...es mejor que seamos amigos.

-¿Amigos? -Chillé. -Dentro de todos estos rumores que tus fans y nuestros amigos han creado, nosotros dejamos de ser simples amigos hace mucho tiempo, pedro. ¡No me pidas ser tu amiga cuando sabes lo que siento por ti! -Lloriqueé.

-Vamos, ¿crees que es muy fácil para mí dejarte así? No, no lo es. He trabajado en nosotros, en un futuro juntos, pero las circunstancias no me permiten tenerte en mi vida por el momento. Quiero lo mejor para ti. Alejarte de todo rumor...

-No me molestan los rumores. ¡Sabes que me da igual lo que inventen!

-___________, entiéndeme. Viajo a otro país, no quiero que tú pierdas lo que has construido aquí por tantos años. Tu vida está aquí, en New York.

-El tuyo igual. -Musité.

Ambos nos quedamos callados, en un silencio incómodo. Cerré los ojos y pedí que todo fuese solo una pesadilla. Pedí en mi fuero interno despertar a su lado, sabiendo que podría abrazarlo una vez más antes de que decidiera partir a su trabajo; el llegaría en la noche y veríamos películas mientras él bromea sobre cualquier tema trivial. Bailaríamos, beberíamos ese wiski barato que tanto le gustaba y terminaríamos haciendo el amor, confesando nuestros sentimientos.

Abrí los ojos en un acto por volver a despertar en nuestra habitación. Pedro seguía frente a mí, con lágrimas en sus ojos. Suspiré, tragándome la pena que se atoraba en mi garganta. Me armé de valor y pregunté lo más importante.

-¿Cuándo te vas? -Le miré fijo. Pedro respiró profundo, secándose algunas lágrimas de sus mejillas.

-En dos semanas más. Me iré a Europa.

-¿Por unos meses, no? Quizás...quizás estas exagerando... quizás...

-Es indefinido, __________. No me han dicho hasta cuando dura mi contrato. Entre rodaje, viajes y entrevistas...

-Se te hará imposible verme. -Asentí. Le miré fijo, aun sintiendo cómo mis lágrimas se deslizaban por mis mejillas. -¿Qué hago con esto, uhm? ¿Qué hago con esto que siento por ti? Me pides que sea tu amiga...Me estas pidiendo que borre esto que tenemos. Que empiece de cero, que ignore que tuve algo contigo siendo que te veré quizás todos los días en internet o en televisión. ¡Qué mierda hago con esto, Pedro! -Le grité. -¡Sabes que no es justo porque esto ya no era un simple amistad! No puedes pedirme que vuelta el tiempo atrás. ¡No me puedes pedir que sea tu amiga!

Pedro no dijo nada. Se dirigió hacia su chaqueta que, horas atrás había dejado sobre uno de los sofás de mi departamento. Cuando escuché la puerta cerrarse, me derrumbé.

Esto, me iba a costar, definitivamente, horas en terapia.

Pedro Pascal - Joel Miller || One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora