Cuando se me ocurre por un momento dejar de ser la persona en la que me había convertido, aquella desinteresada, poco amable, fría de corazón, distante a sus sentimientos, esa hija de puta que no le importa nadie y odia al amor; cuando dejo de serlo y peor aún, me doy la oportunidad de ilusionarme con alguien, me arruinan la esperanza.
Cuando por fin consigo interesarme en alguien, fijarme en su forma de ser, en agradarme sus bromas y esa extraña manera de comportarse que me gusta, cuando me vuelvo suavecita y amable, aflojo mis sentimientos y vuelvo a ser la chica dulce que ama con locura y apasionadamente, todo se arruina.
Me desato con la persona equivocada, le muestro mi lado lindo a la persona que no desea quedarse, me desnudo el alma con la persona errónea y calmo mi infierno con quien siempre estuvo en el paraíso.
Ahí me destruyo de nuevo.
Entonces es cuando decido arriesgar todo... Y pierdo injustamente.
Y vuelvo a ser peor que el témpano de hielo que era.
Ya no quiero nada.
Jodánse todos.
Empezando por él, Harry Styles.