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Despertar al día siguiente fue mucho más difícil de lo que Jungkook pensó

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Despertar al día siguiente fue mucho más difícil de lo que Jungkook pensó. Gruñó en cuanto sus ojos vislumbraron un poco de luz, mientras su cabeza punzaba adolorida. Maldijo y murmuró todas las groserías que conocía, por haber bebido tanto la noche anterior, al punto que ni siquiera recordaba cómo había llegado hasta la cama. Supuso que fue Namjoon quien se tomó la molestia de cargarlo hasta allí y suspiró. Su mente nublada por los vestigios del sueño, evocaron imágenes difusas, las cuales el pelinegro atribuyó a lo que estaba soñando justo antes de despertar. Sonrió de medio lado, deseando que aquello fuera real, y no sólo pasara en sus fantasías. Sin embargo, necesitaba ponerse en marcha, pues ese sería el día de la mudanza, una vez más, y debía levantarse ya.

Sobre la mesita de noche una aspirina, junto a un vaso de agua, esperaban por él. Al lado, una pequeña nota deseándole un buen día, con la caligrafía de Namjoon. Tan atento como siempre.

Jungkook pasó una mano por su rostro, resoplando y sentándose en la cama. Se desperezó, se bebió el agua con la aspirina y, asegurándose que Namu todavía dormía profundamente, se metió a bañar rápido, dejando la puerta abierta para oírle en caso que despertara.

Al medio día, mientras Jungkook le daba el biberón a Namu, sentado en el sofá de la sala, la puerta se abrió, apareciendo Namjoon con una expresión extraña en el rostro. El pelinegro podía interpretarlo como nerviosismo, pero no había razón para que el mayor se sintiera nervioso a su alrededor.

―Creí que llegarías por la tarde ―comentó, luego de saludarlo.

―Pedí la tarde libre, para ayudarte a trasladar las cosas ―explicó el contador. ―No quiero que nos caiga la noche en plena mudanza.

―No es como si tuviera tantas cosas ―le restó importancia el menor. Namjoon mantuvo sus ojos en él, y el chico percibía la vibra rara que emitía el otro. ―¿Te pasa algo? ―se atrevió a preguntar, viéndolo negar rápidamente.

―No, ¿y tú? ―le devolvió la pregunta. ―¿Cómo dormiste?

―Pues... no lo sé ―rio suave. ―Creo que anoche perdí la consciencia, porque no recuerdo cómo terminé en tu cuarto.

―¿No recuerdas nada de nada? ―quiso confirmar y Jungkook negó con la cabeza. Su gesto fue sincero, lo que le permitió al mayor relajarse un poco. ―Oh... yo te cargué hasta allá... se te fue la mano con el vino.

―Lo imaginaba ―le regaló una sonrisa apenada. ―No hice nada estúpido, ¿cierto?

―Nada de lo que hagas podría molestarme, no te preocupes ―lo tranquilizó, sentándose junto a él. ―¿Tu cabeza está bien? Te dejé una aspirina.

―Estoy perfectamente ―aseguró y ambos se quedaron viendo a los ojos un rato más de lo usual, sonrojándose.

―Eso veo... estás tan hermoso como siempre ―aprovechó el momento para adularlo, recibiendo una sonrisa más amplia, que le hizo arruguitas en las esquinas de sus ojos.

Ni tan JUNTOS, ni tan REVUELTOS - YoonKook/NamKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora