8. No tengo aliento para continuar

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Las noches eran frías hasta para el ser más preocupado de esta tierra, el sudor que normalmente emergía por el ejercicio se volvía frío e insoportable, sentía que iba a desfallecer en cualquier momento, no podía vivir con esto dentro de mi, mucho menos en mi condición.

Estaba en la puerta principal del hospital mientras me fumaba un paquete de tabaco entero, las lágrimas humedecían mis mejillas y su calentor me daba el consuelo que necesitaba para resistir el frío sentimiento de perdida emocional, nada tenía sentido si el único hombre que vino específicamente para cuidarme se moría lentamente, y si hoy no lo hacía pronto lo iba a hacer y quería aprovechar cada milésima de segundo a su lado.

Solo rogaba que de cualquier manera no me abandonase, que me diera la oportunidad de aprender a perdonar junto a el, nos jodimos mutuamente tanto que se me hacía imposible pensar que alguna vez llegara el momento de vernos y sonreír, el podía pero a mi me costaba aceptar que de repente tenía un padre.
Un padre que para bien o para mal estaba luchando por sobrevivir, por mi.

Por que si yo me hubiera suicidado, papá ya no tendría razones para seguir viviendo.

Me muevo después de tres horas levantado debajo de una gotera, dejo de evadir mis responsabilidades y me dirijo a la zona donde estaban operando a Papá, cuando llego con los ojos mojados y las lágrimas camufladas como gotas de agua cayendo por mis mejillas, veo a Faith, en ese momento me pregunto y me castigo a mi mismo, por que yo desde el principio supe su identidad detrás de F.

Ahora quizás papá nunca lo iba a poder descubrir, tampoco podría decirle que yo verdaderamente la quiero, quiero que sea mi acompañante de vida pero no tenía esperanzas, a Pogo le quedaba muy poco tiempo como cautivo, Pogo me estaba encerrando en un abismo de donde no podría volver a salir nunca más por que, efectivamente, Pogo se iba a convertir en el protagonista de mi vida.

Y para que pasara eso prefería morir y aún estando mi padre vivo iba a cumplir ese deseo, no iba a convertirme en un monstruo que hería a todos a su al rededor, no iba a herir más a su padre de lo que ya estaba, iba a morir por el beneficio de todos antes de que fuera demasiado tarde.

Estoy de pie, al lado de Faith que en un disimulo agarra mi mano y la acaricia con el pulgar, siento que el tacto de las yemas de sus dedos me tranquiliza, estamos solos y nadie podía vernos ni escucharnos pero no tenía el ánimo suficiente para decir todo lo que tenía que decir.

- Vienen a por mi, Gustabo. - Giré mi rostro hacia ella, sin embargo, ella no me miró hasta que reveló mi incógnita. - La Cúpula.

No contesté, solo seguí lagrimeando, mis labios se torcían y quería caer en llanto, por que la iba a perder por que era un maldito cobarde que no se atrevía a hacer nada por la gente que quería, no podía hacer nada por ella, no sin la ayuda del poder de Jack, solo el podía arreglar las cosas, no alguien como yo sin poder alguno.

No abría la boca por que sabía que si lo hacía no iba a pode mantenerme en pie, ella me miraba mientras yo luchaba contra mi mismo en una batalla que yo ya había perdido, cuando abrí mis ojos y me digné a mirarla sentí una patada emocional en mi corazón, se había quitado su pasamontañas y sin dudarlo ni un segundo el escenario cambió totalmente.

Sentí como sus labios acariciaban mi alma en esos segundos donde ella me estaba diciendo adiós de la manera más acertada que un ser humano jamás podría haberlo hecho jamás, haciéndome sentir Gustabo de nuevo.

- Quédate, yo te voy a proteger. - Dije eso mientras tomaba aire y rodeaba su cuerpo con aquella dulzura que yo había perdido hacía ya mucho tiempo.

Seguí con lo que ella había empezado, la volví a besar sin saber que eso destruiría una vez más a Jack, por que estaba enamorado de la misma mujer y yo ni siquiera me había dado cuenta. Ella se pegó a mi y abrazó mi espalda, sabía exactamente lo que los dos habíamos necesitado desde hacía tanto tiempo, alguien que nos amara con locura y diera la vida por nosotros sin pensárselo dos veces.

Voz Silenciosa - Jack ConwayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora