SeHun detuvo el Ferrari apenas llevaban un par de millas recorridas.
—Ven aquí conejito... —le dijo SeHun a JunMyeon con impaciencia.
—¿Qué? ¿Qué pasa? —sumido en sus reflexiones, JunMyeon se vio arrastrado al mundo real.
—¿Que qué pasa? —SeHun le quito a JunMyeon el cinturón de seguridad y le apretó con fuerza los brazos—. No pasa nada conejito. Un esposo que consigue excitarme en público sólo con dirigirme su mirada es un regalo, no un problema. Te saqué de la fiesta antes de que mi comportamiento empezara a ponerte en evidencia...
Ahora descubría JunMyeon cuál era el verdadero motivo por el que se habían ido tan pronto de la fiesta: la lujuria. Recordó su manera de mirarlo. Con los ojos abiertos por el desconcierto, JunMyeon se sonrojó hasta la punta del cabello.
—¿Quieres decir que no tenemos prisa por ir a la casa para hacer el equipaje e ir al aeropuerto? —pregunto JunMyeon.
—Tenemos prisa... pero no por llegar al aeropuerto. Primero deja que pruebe cómo sabes, mi amor. —SeHun inclino su arrogante cabeza y jugueteo con el labio inferior de JunMyeon, besándolo y mordisqueándolo.
Lo cual provocó pequeños quejidos de placer en JunMyeon. Echando la cabeza hacia atrás, JunMyeon le ofreció su boca entera para que SeHun hiciese con él su voluntad. La lengua de SeHun hacía que saltaran chispas en el interior de JunMyeon.
El corazón de JunMyeon latía a la velocidad de un tren expreso, tras los pezones.
SeHun no sabía lo que estaba haciendo, pero nunca habría admitido que un instinto mucho más primitivo que el de la inteligencia había suprimido su innata precaución, librándolo de inhibiciones. El deseo lo devoraba como una bestia salvaje. La presión que sentía en la entrepierna amenazaba con controlarlo por completo cuando atrajo a JunMyeon hacia él y lo besó con ardor, introduciendo la lengua en su boca; se excitó aún más cuando JunMyeon dejó escapar un ahogado gemido de respuesta.
SeHun se inclinó hacia JunMyeon, lo levantó del asiento y lo situó sobre sus muslos abiertos. Nunca había deseado nada tanto como deseaba el calor húmedo del cuerpo de JunMyeon en ese momento, y la sorprendente intensidad de ese deseo era más fuerte que cualquier otra cosa.
—¿Qué haces? —gimió JunMyeon, que se había perdido febrilmente en el apasionado beso.
SeHun le tocó y todo pensamiento sensato, todo atisbo de autodisciplina se evaporó como si nunca hubiera existido. Estudió la boca ancha, sensual y perfectamente delineada de JunMyeon, que se sentía tan firme y sexy sobre el suyo y SeHun se estremeció deseando más. Cada célula de su cuerpo parecía programada para desear más.
—Creo que conoces la respuesta a eso, conejito. —los seductores ojos de SeHun le acariciaron su rostro.
Los dedos de SeHun se introdujeron entre el pantalón de JunMyeon y su ropa íntima.
«Dile que no», le urgió una vocecita en la cabeza de JunMyeon, pero el deseo de que siguiera era demasiado intenso para luchar contra SeHun. En conflicto consigo mismo, tembló al sentir que sus pezones se tensaban y unos músculos internos anales se contraían al pensar en una intimidad mayor.
JunMyeon sintió un dedo introducirse bajo el borde de sus calzoncillos y supo que tendría que moverse, que tendría que estar protestando y diciéndole a SeHun que no era esa clase de chico. Pero en ese momento, con la mano de SeHun sobre su carne ardiente, supo que era exactamente ese tipo de chico, incapaz de resistirse a la tentación que SeHun suponía. Tembloroso, miró los ojos brillantes cuando SeHun encontró el lugar que buscaba y empezó a acariciar, presionar y trazar círculos mientras JunMyeon gemía e intentaba no perderse en el enloquecedor placer que le provocaba el contacto. Pero su cuerpo estaba en otra dimensión, sumido en nuevas sensaciones.
ESTÁS LEYENDO
ENTRE DINASTIAS -SEHO
RomanceEl chaebol (en hangul, 재벌; en hanja, 財閥) es un modelo empresarial basado en grandes conglomerados con presencia en distintos sectores económicos, que se ha desarrollado en Corea del Sur. Las compañías que presentan esta peculiaridad se caracterizan...