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Mats

Me quedo un poco más tranquilo cuando veo que Cole se hace cargo de Brock. No pudo haberse dormido en mejor momento, ya puede descansar, se lo merece, peleó bien. El guardaespaldas se está encargando de inmovilizar a Maddox en el suelo del baño mientras llega la policía que James llamó mientras yo conducía sin cuidado en dirección aquí. Cuando estacioné afuera, el Geely CK de Cole llegó por el otro lado de la calle, derrapando peligrosamente. Cuando logró estabilizarlo, se bajó sin apagar el motor y abrió la puerta con su propia llave. El escándalo nos llevó corriendo a la escena del baño. Yo paseo a Isis por el pasillo y el dormitorio de Brock, esperando que se calme. No deja de llorar, no importa lo que le diga, no importa qué tan protector y cariñoso sea mi abrazo. Le ofrecí agua, le ofrecí recostarla junto a su madre, pero parece que no me escucha, solo llora. Sus extremidades me aprietan como si temiera que la soltara. James se asoma al baño.

—Te contratamos para cuidar a Brock y de su hija —le reclama al guardaespaldas que tiene una rodilla en la espalda de Maddox y los brazos sujetos con las manos—. ¡Te contratamos para que ese hombre no se les acercara! ¿Qué mierda pasó?

—Lo lamento señor Stenger, no sé qué pasó. He estado cuidando la puerta principal, le juro que no he dejado de mirarla. Este bastardo no entró por ahí.

—Isis ¿tú sabes por donde entró? —le pregunto.

—Por ahí —chilla señalando con un dedo la ventana abierta de su habitación, está ansiosa por acusar a su padre—. Dijo que mataría a mi mamá —al decirlo y recordarlo, suelta otro alarido que la ahoga en llanto.

—No lo hará, corazón —le digo, consolándola—. No lo hará.

Isis no me cree, me responde con llanto y más llanto.

—Debió ver el Audi y entró al jardín de alguna casa —dice James—. Pasó de jardín en jardín hasta llegar a este. —James se acuclilla frente al rostro de Maddox, aplastado contra la baldosa—. Esto es lo que va a pasar: La policía te llevará detenido y nosotros nos vamos a encargar de que mueras ahí. Y cada vez que esa niña llore al recordarte, cada vez que Brock se estremezca al recordarte, créeme cuando te digo que tu día en la cárcel será el infierno para ti. —Poniéndose de pie, concluye diciéndole al guardaespaldas—. Te lo encargo. Esta vez haz el trabajo por el que te pagan. —Cierra la puerta del baño—. Llamaré a tu doctor personal —me dice y se va a la sala a hacer la llamada.

El Dr. Damián Talesnik llega dos horas después de la llamada. Se disculpa con James porque él no atiende urgencias, solo consultas y tiene pacientes a los cuales no puede cancelarle la cita. James le dijo que no lo llamaba por una emergencia, pero era prescindible que viniera en cuánto pudiera. Cole se está desesperando, le cuenta al doctor Talesnik que nunca (y enfatiza el nunca), Brock había dormido tanto. Mientras habla, tiene una de las manos de su amiga entre las suyas, pues el doctor ya terminó de examinarla, ahora está guardando sus cosas.

—Los pacientes con narcolepsia no deben someterse a fuertes emociones ¿estás al tanto de eso?

—Sí. Siempre le decíamos a Brock que no se enojara, que respirara profundo para que no se quedara dormida, pero incluso cuando se reía mucho o se estaba divirtiendo, perdía la consciencia.

—Correcto. La muchacha acaba de experimentar muchas emociones y a grandes escalas, dormirá un tiempo más. —A mí me dice—: Por lo que pude observar, no tiene heridas leves, por ende, no debe tener heridas internas, no recibió ningún golpe, lo único que observé, es que tiene mechones de pelos sueltos, seguramente se lo jalaron con demasiada fuerza. Si usted desea un chequeo más profundo, don Mats, llévela a urgencias. También —extiende su palma hacia mí con la mitad de una pastilla blanca—. Désela a la niña, para que se calme. Le puede dar fiebre si sigue llorando e incluso podría desmayarse. —Isis no ha dejado de llorar.

Sol en invierno - Pronto se irá a BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora