Prólogo

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Unos misteriosos barcos aparecieron aquella noche en medio de una de las nieblas más densas que se habían visto en todo el Archipiélago, aunque si resulta que tienes un muy buen ojo podrías darte cuenta que no era uno de esos barcos comunes que puedes encontrar en todos lados.

El barco estaba repleto de jaulas que mantenían algo en su interior y había un hombre que al parecer era el encargado de cuidarlas. Estaba completamente aburrido y en alerta por si llegaba a ver algo sospechoso, o eso estaba haciendo hasta que escuchó una especie de llanto dentro de la jaula que estaba vigilando.

-¡Silencio!- le gritó al dragón enjaulado antes de divisar algo acercarse a la distancia; una silueta femenina para ser exactos. Dicha figura desplegó su espada encendiéndose e iluminando a su portadora.- ¿Qué eres?- le cuestionó iluminándola con el candil.

Escuchó el gruñido de un dragón le hizo girarse encontrándose con una criatura con escamas tan negras como la noche y con un brillo azulado cubriendo ciertas partes del cuerpo de éste. El hombre se abalanzó hacia la mujer para atacar, pero ella esquivaba todos los golpes con facilidad y usó su espada para desarmarlo.

Terminó lanzando el candil prendiendo fuego a todo y bloqueando el camino de los intrusos. O bueno, eso es lo que él creyó. Vió a ambos caminando entre el fuego y sin ser afectados en lo absoluto por las llamas.

-¡Eres un demonio!- gritó el hombre aterrado y la chica le hizo guardar silencio.

-No, no. No soy un demonio.- reveló su rostro quitándose su casco y su viejo cubrebocas rojo revelando su cabello castaño en un flequillo y sus ojos verdes brillantes.- ¿Ves? Solo soy una chica. Solo soy una chica, y estoy aquí para rescatar a éstos dragones. Así que...

-¡Pero caminaste por el fuego!

-Escamas de dragón. Los dragones pierden muchas.- explicó de forma simple.

-Yo digo que lo tiremos al agua y problema resuelto.- comentó el Furia Nocturna burlón.

-Y yo digo que podemos arreglar esto dialogando.- le respondió un poco cansada.

-¡Reconozco a un demonio cuando lo veo! ¡Hablas como uno!- expresó el hombre de forma terca.

El hombre terminó girándose justo a tiempo cuando un dragón en llamas apareció con alguien encima.

-Esa es una buena entrada. ¡Échame una ojeada a mí!- el jinete, ahora reconocido como Patán, se puso de pie; quemándose el trasero de paso y comenzó a gritar y correr para tratar de apagarlo.

-¡Lo sabía! ¡Más demonios!- gritó el hombre horrorizado.

La chica comenzó a pedir mentalmente paciencia a su abuelo para no matar al idiota de su primo en ese momento.

-Ese es solo un listillo que se olvidó de impermeabilizarse el trasero.- comentó fastidiada.

-¡Chicos, váyanse! ¡Todavía no!- gritó Patán en susurros logrando apagar el fuego cuando dos cabezas liberaron gas y chispas ocasionando una explosión que lo mandó a volar.

-He aquí, su peor pesadilla...

-He aquí...

-Junto a su hermana que insistió en venir.- habló el gemelo molesto viendo a su hermana.

-¿Esa es mi introducción?- preguntó la gemela confundida.

-Chicos, demasiado pronto. Siempre están demasiado pronto.- regañó Hicca a sus amigos antes de que alguien cayera frente a ella.

-Lo siento, todavía me estoy acostumbrando a mis alas.- se disculpó mientras se levantaba.

-Patapez, ¿otra vez con el bebé?

Heart of a DragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora