Ep.Especial 4: Exploradores de pueblo Brondior -parte 2

139 17 17
                                    

Mina abandonada

Unos rugidos furiosos resonaron por el oscuro pasadizo de roca. Trucy no sabía que podría ser capaz de producir sonidos como ese, pero una cosa era segura, no quería quedarse a averiguarlo.

Tratando inútilmente de cargar con el cuerpo del inconsciente Sandshrew, trató de arrastrarlo de regreso al sitio por donde habían venido, pero algo venía ya por el túnel. La joven Fennekin se detuvo y observó fijamente hacia la oscuridad, donde finalmente pudo ver a unas criaturas pequeñas cuadrúpedas de coraza blanca y cabeza grande, con ojos de un azul refulgente, emergiendo desde las profundidades de la caverna.

Uno de ellos era notoriamente más grande que los demás, y su aspecto difería un poco. Su armadura era mucho más desarrollada, con placas más gruesas y puntas afiladas. Bajo el peso de esa armadura blanca, las rocosas y escamosas extremidades avanzaban pesadamente, produciendo el inquietante retumbar.

—Salvajes... son salvajes... Tranquila Trucy, solo debes mantener la calma —se dijo a sí misma la Fennekin—. Solo hay que espantarlos con un poco de luz o fuego. Lo tienes bajo control...

Temblando de miedo, la Fennekin intentó usar sus ascuas pero los nervios le impidieron lanzar otra cosa que no fueran pequeñas chispas incandescentes sobre el grupo de salvajes, que le miraban fijamente, para desesperación de la muchacha. Con un rugido del más grande del grupo, los salvajes se abalanzaron sobre ambos jóvenes sin contemplaciones.

—¡Estilo Rápido-Taladradora fugaz! —exclamó una voz a espaldas de la Fennekin.

Una silueta bípeda y corpulenta se interpuso rápidamente entre la muchacha y los salvajes cuadrúpedos, atacando con su cuerno al más grande del grupo y lanzándolo lejos por la fuerza del impacto. El resto de salvajes se detuvieron en seco, y tras un simple pisotón en el suelo del recién llegado, huyeron de inmediato a las profundidades de la mina.

—Eso los mantendrá a raya por el momento —dijo el Rhydon que portaba una chaqueta desgastada de cuero y un sombrero—. ¿Se encuentran bien niños?

[...]

Pueblo Brondior

Sattler despertó recostado sobre una especie de enorme y desarreglado nido, construido sobre una fría losa de piedra. La cabeza le dolía bastante, sobretodo en la zona del hocico. Sin saber muy bien que había pasado, trató de moverse, pero el malestar le hizo soltar un quejido, mientras trataba de reconocer que era ese extraño sonido que se escuchaba a lo lejos. Unas voces se escuchaban del otro lado de las planchas de madera que hacían de separador de ambientes. En la distancia, parecía arder un fuego que crepitaba con fuerza y alumbraba las rocosas paredes de la habitación.

El chico volvió a intentar articular sonidos, pero la hinchazón de su boca se lo impidió. Desorientado y adolorido, el tipo tierra decidió permanecer unos instantes tumbado, tratando de serenarse. Sin embargo, su cola se agitaba nerviosamente, y por casualidad rozó una especie de tablones de madera que estaban apilados a un lado del nido, provocando que cayesen y tamborileasen en el rocoso suelo.

De inmediato la figura de una Fennekin apareció, seguida por otra silueta bastante más grande y corpulenta. Lo siguiente que supo el tipo tierra fue que Trucy lo abrazaba con genuina preocupación.

—¡Sattler! ¡Estás bien! ¡Qué alegría más grande!

—Déjame respirar... por..fa

—¡Lo siento, lo siento! —repetía la tipo fuego sin dejar de llorar—. Todo fue culpa mía. Si tan solo hubiese sabido reaccionar.

—No te preocupes—murmuró el Sandshrew con dificultad antes de quedarse callado, mirando fijamente sobre el hombro de Trucy. Se inquietó un poco al ver al corpulento Rhydon, pero al reconocerlo se tranquilizó.

Pokémon Ausvandel: La academia PlateadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora