15 Annabelle.

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Mientras me miraba en el espejo me preguntaba cómo podía sentirse de ese modo si hasta hacía unas horas me sentí a la deriva, pero ahora todo dentro de mí parecía estar en paz, en orden... en calma. Había pasado las semanas sintiéndose vacía y refugiándome en el trabajo para no hundirme en la depresión post separación, pero mientras me miraba al espejo, no podía sentir ese dolor, ese vacío, esa soledad.

Algo en mí se sentía tranquilo y sabía que eso lo estaba causando él. Ese hombre que me irritaba con facilidad y me dominaba sin problemas... ese del que sabía debía alejarme, pero no tenía la voluntad para hacerlo.

*****

Después de estar unos minutos en el lavabo, tomé el valor de salir.

La música clásica había invadido el gran salón de su hermosa casa y una copa de vino descansaba junto a Andrés mientras él cortaba algunas frutas en su cocina.

Me detuve a un lado y lo contemplé mientras me preguntaba qué tenía ese hombre de especial para hacerme sentir tan tranquila cuando estaba a su lado, pero no encontré la respuesta.

Andrés se giró en busca de algo y se sorprendió al verme.

¿Estás bien? —susurró sin moverse.

¿No me veo bien?

Te ves fabulosa —respondió guiñándome el ojo.

Abrió una de las puertas de los elegantes gabinetes de su cocina y la nevera apareció frente a mis ojos.
Estaba llena de bebidas, agua y frutas ordenadas a la perfección.

Pam y yo no somos tan ordenada...

Lo observé sacando unas manzanas y una botella de ese vino que a ambos nos gustaba. Sonreí encantada mientras él llenaba otra copa.

La música clásica terminó y en su lugar apareció aquella canción que bailamos en Medianoche. Me mordí los labios para no sonreírle al recuerdo de aquel momento, pero cuando lo miré, él sí estaba sonriendo y parecía divertido.

Extendió su mano hacia mí y aunque me lo pensé un poco, terminé tomándola. Andrés me haló a su lado y me entregó la copa mientras me rodeaba la cintura con su brazo libre.

Cheers —susurré recordando nuestra primera vez.

Salud... —respondió él como aquella noche.

Chocamos ligeramente las copas y bebimos sin dejar de mirarnos. Sin dejar de seguirle el ritmo a la canción y con los recuerdos maravillosos invadiendo mi memoria.

No te acercaste a mí —susurré, él pareció no entender— En Medianoche no intentaste acercarte a mí...

No —respondió con tranquilidad— Sin querer te oí decirle a Pamela que firmarían el divorcio el lunes y si hubiera sido cualquier desconocida no me hubiera importado, pero eras tú y no me pareció correcto.

Sonreí a su respuesta complacida por lo especial que me hizo sentir.

¿Pero querías? —pregunté con curiosidad.

And I hope she cheats...—cantó esquivando mi pregunta.

Like you did on me...

Andrés sonrió y besó mis labios provocando un estremecimiento vergonzoso en mi cuerpo.

Intenté alejarme, pero con ambas manos me presionó a él.

No te imaginas las ideas que estudié para abordarte esa noche —confesó con tranquilidad— ni siquiera podía creer que estuvieras allí... que hubiera llegado minutos antes que ustedes y las haya visto sin el antifaz...—sonreí imaginando la sorpresa que debió ser para él— era una suerte porque estoy seguro de que de haberme visto tú... ni te hubieras acercado a mí.

MedianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora