Seis años después - Kamnik, Eslovenia
—¡Mami, mami!
Mis ojos se abren con pesar, escucho la pequeña risa de mi hijo y sus pequeñas manos tocar mi rostro. Sonrío volteando a mirarle.
—Buenos días, amor. ¿Cómo dormiste?
Mi pequeño príncipe sonríe y entusiasmado se acuesta a mi lado antes de suspirar profundo. Me río despeinando su castaño cabello.
—Muy bien, mami. ¿Tú estás feliz?
—Mucho, ¿Y tú?
—Si, muchísimo. —alarga jugando con sus pequeñas manos.— ¿Qué día es hoy, mami?
Oh, ya sé para dónde va esto.
Él sabe que hoy es su cumpleaños. Y él sabe que la mejor fiesta de toda su vida le espera.
La primera en realidad.
Pero voy a fingir no saber de qué habla o qué insinúa por su propio bien así que sonrío y beso su frente antes de decir;
—¿Hoy? Es sábado, mi amor. Y la tía Dani va a venir a buscarte para que vayan a comer helado mientras yo voy al trabajo, ¿Bueno?
Mi hijo se sienta en la cama evidentemente decepcionado, me pongo de pie caminando hacia el armario para sacar un suéter, hace frío.
—Pero no quiero comer helado con la tía Dani, mami.
—¿No? Pero dijiste que estabas muy feliz de ir, mi amor.
Tomo su mano llevándole conmigo fuera de la habitación, él suspira con dramatismo.
—¿Hoy no es mi cumpleaños?
Finjo no escuchar y cambio de tema señalando la mariposa que se ha metido por alguna ventana abierta, mi hijo sonríe olvidandose del tema.
Es lo mejor, santo Dios.
Cómo todos los sábados en la mañana, primero arreglamos su cama y ordenamos su habitación. Y después, le ayudo a elegir la ropa que quiere ponerse hoy.
Después de su relajante baño, le ayudo a vestirse y alisto una pequeña mochila con sus cosas antes de bajar a la cocina para que desayune.
Son exactamente las nueve cuando Daniela llega, y por supuesto, mi precioso hijo la recibe sonriente. Ya se emocionó por el helado.
—¡Tía Dani! Que bueno que llegas, tia Dani. —le dice lanzándose a sus brazos.— Estoy muy feliz por verte, ¿Ya nos vamos?
—Voy a fingir que realmente estás feliz de verme y no que lo dices por el helado. —le dice mi amiga dándole un fuerte abrazo.— Solo saludo a mamá y nos vamos, ¿Okey?
—Okey, tía. ¡Voy a despedirme de Niebla!
Mi amiga se ríe, yo suspiro profundo.
Niebla...
A veces me pone sentimental recordar a mi viejo Niebla, el perrito que amé hasta que enfermó y murió. Pero ahora mi hijo tiene a su propio Niebla y eso por supuesto le hace feliz.
Me recojo del cabello viendo a mi hijo alejarse hacia el jardín donde llama a Niebla y su cachorro se acerca.
—¿Y? ¿Cómo va todo?
Daniela se cruza de brazos, sonrío negando.
—Todo bien, supongo. En realidad no sé. —admito soltando una risita.— Digo, ya te llevas a Jared y me dejas la vía libre pero Dannae aún no llega y David tampoco así que tengo que comenzar a sacar las cosas al jardín, acomodar todo, sacar los dulces... Estoy cansada y ni siquiera he comenzado.
ESTÁS LEYENDO
TÚ, YO Y LA HISTORIA QUE NUNCA SE CONTÓ.
FanfictionNo llores por lo que se ha ido, ama lo que aún tienes.