I

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Todo estaba borroso, lágrimas, tirones, empujones, sollozos, no entendía nada.

¿Que esta pasando? 

Tenía a mis padres encima mío, cogiéndome del brazo con fuerza intentando llevarme afuera de la casa. Por carencia de fuerza lo lograron, no reaccioné hasta que me tiraron en una calle y caí de culo. Fue como sentirse un desperdicio, mi hermano mayor se encontraba detrás de ellos, llorando.

Solo que yo aun seguía sin entender que pasaba, solo sabía que no era bueno.

— ¿¡Que hacéis!? — las palabras apenas salían de mi boca.

¿Que me pasa?

Miré al cielo, todo estaba moviéndose, volví a mirar a mis padres y estos me dijeron algo que no pude identificar, en menos de un minuto me quedé dormida en el suelo. Me habían tirado a la calle, con fuerza y con mi mente más confundida que nunca.

Como si fuera una chica que vivía en la calle.

(...)

— ¿Hola? Hey chica, ¿estás bien?

Parpadeé confusa, esta vez no estaba en el suelo, me encontraba en un banco. Conseguí recuperar mi vista y miré a la chica que tenía en frente, la cual me estaba hablando.

— ¿Estas bien? ¿Necesitas que llame a alguien?

— ¿Que? — logré pronunciar.

— ¿Como te llamas? — me miraba preocupada y confundida a la vez.

Intente hablar un par de veces pero sin saber bien por qué no pude pronunciar ninguna palabra, solo murmullos. Una vez de intentarlo algunas veces más conseguí hablar.

— Shirley.

— Hola Shirley, ¿por qué estabas tirada en la calle?

Ya había logrado recuperar más visión y al igual que sentarme en el banco, la chica se sentó a mi lado y me encogí de hombros.

— No lo sé, ni siquiera se que hago en este banco o en donde estoy.

— ¿No sabes dónde estás? — soltó confundida.

— Se que es un parque — señalé alrededor — ¿pero por que?

— Eso quiero saber.

Suspire agobiada, no sabía que me había pasado, ¿por que no recordaba nada? La chica pareció darse cuenta de mi agobio y me dio un toque en el hombro con cuidado, sentir su piel en mi hombro hizo que me sobresaltara y la mirara por segunda vez en la conversación, esta vez ya con mis cinco sentidos.

Ella tenía los ojos más azules claros, a punto de parecer transparentes, que había visto nunca, su piel era de un tono moreno tirando a blanquecino, tenía nariz bien perfilada y unos labios algo anchos de tono rosado. Su pelo era totalmente negro, tenía una coleta bien hecha, por lo que no pude deducir por donde le llegaba exactamente.

¿Iba a algún sitio y prefirió quedarse conmigo?

— Mejor vayamos a mi casa, Shirley.

Por la forma en la que pronunciaba mi nombre me daba la impresión de que ella era buena con los idiomas, o al menos pronunciando nombres complicados. La mayoría de personas que pronunciaban mi nombre lo hacían mal, tardaban semanas en poder pronunciarlo bien. Pero ella lo hizo bien a la primera.

ShirleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora