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A la mañana siguiente despertó con un jodido dolor de cabeza que lo estaba matando sin lugar a dudas, olfateó un lado de la cama y entonces un olor a frambuesas frescas golpeó sus fosas nasales. Abrió sus ojos atónito y con el corazón acelerado al recordar que se supone había venido con el gemelo de Sunhee, evitó ponerse sus pantuflas y lo buscó por la casa, encontrándolo dormido en el sofá.

Suspiró un poco más aliviado, se acercó hasta él y tocó su mejilla y eso hizo que se despertara abruptamente, golpeándose con su frente.

Ambos se dejaron caer adoloridos al suelo, soltando maldiciones y quejidos bajos por el dolor.

— Buenos días.— murmuró entre dientes, recuperándose casi al instante.

— ¿Qué hora es?— pregunta, como siempre evadiendo sus palabras.

Chasqueó su lengua con un poco de desagrado por su actitud pero recordó que es Kim Sunoo con quién habla. Miró el reloj que estaba en la pared de la cocina, por lo que el chico hizo lo mismo para ver la hora.

— M-me tengo que ir.

Lo vio levantarse para entrar al baño, el cual le señaló al verlo perdido.

— Esperate a comer por lo menos.— restregó su rostro con cansancio.

— No.— dijo, apareciendo después de un rato.

— Se supone que estabas conmigo.

— Soy mayor que tú y se cuidarme yo solo.

Suspiró de nuevo, tomando su mano para que se quedará.

— Por unos meses..

— Oye, si quieres quedar bien con ella es tu problema; yo por mi parte me quiero ir.— se dirigió a la puerta a paso apresurado.

— Ah, eres tan jodidamente molesto. Solo quiero ser educado contigo pero actúas como si yo te hubiera hecho algo.— se queja, sentándose en el sofá.

— ¿De que estás hablando?— cerró la puerta de un solo portazo, girándose sobre sus talones con los brazos cruzados y el ceño fruncido— Solo detesto estar cerca de tí y es todo.

— Solo dime porqué.. No puedo entender porque eres así conmigo pero si en algún momento hice algo que te haya molestado: Lo siento.

— ¿Porque te disculpas entonces si no tienes ni idea de lo que me enoja de tí?

— Porque veo que no me lo vas a decir. Por eso lo siento. Perdoname por existir y molestarte si es eso.

Se mordió su labio inferior, dejando que lágrimas silenciosas escaparan por su rostro sin que se diera cuenta, enterró sus uñas en la piel de su brazo con molestia porque sabía que estaba siendo un completo impertinente a su parecer.

Ni-ki se giró para verlo y se alertó al verlo llorar, se puso de pie y tomó sus hombros, mirándolo con confusión y preocupación a la vez.

— ¿N-no recuerdas nada?

Negó con el ceño fruncido debido a la confusión, ¿Había algo que debía recordar?

— Lo siento pero... ¿No?— volvió a negar, limpiando sus lágrimas— Oye, ¿Te dije algo que te ha molestado u ofendido? Si es así, dímelo y podré recompensarte eso.— le asegura, sobando sus brazos, viendo cómo agachaba su cabeza cabizbajo.

— N-no importa.— sorbió su nariz, empujándolo para darle la espalda, limpiando sus estúpidas lágrimas con brusquedad.

— ¿Entonces porque lloras? Y deja de hacer eso que vas a lastimar tu cara si sigues..— se quedó con las palabras en la boca al divisar una marca notoria que el chico al parecer intentaba ocultar bajo el cuello de su camisa pero se alejó antes de que pudiera preguntar.

𝐇𝐞 『ˢᵘⁿᵏⁱ』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora