Día 1

9 2 0
                                    

Después de terminar un largo y agotador viaje de negocios, Kate estaba exhausta. El trabajo, la rutina diaria y los problemas que la acosaban habían dejado huella en ella. Necesitaba un descanso, una escapada que le permitiera desconectar y recargar energías. Por eso, cuando vio la publicidad de un lujoso hotel en la playa, no dudó en hacer una reserva para pasar unas vacaciones inolvidables.

Llegó el momento de hacer las maletas. Comenzó a elegir las prendas de vestir que iba a llevar a ese encantador lugar. Apenas terminó de empacar se tomó un taxi y se dirigió al aeropuerto.

Kate había decidido ir sola a vacacionar porque, a pesar de tener muchos amigos y ser muy sociable, prefiere la soledad como compañía. Unas semanas no le vendrían mal para poder descansar y aprovechar la naturaleza de ese lindo lugar. Al llegar al hotel, se encontró con un paraíso terrenal. El sol, la brisa marina y el sonido de las olas la envolvieron de inmediato, transportándola a un mundo de tranquilidad y serenidad.

Después de disfrutar por unos minutos de la vista, Kate decidió entrar al hotel. Quedó impresionada por el hermoso lugar, todo un lujo, con una decoración bastante sobria y elegante que, sin embargo, no dejaba de sentirse acogedor. Se dirigió a recepción y un caballero bien vestido la atendió con mucha amabilidad, entregándole la llave de su habitación y llevando sus maletas hasta allí.

Una vez en su habitación, Kate agradeció al señor, le dio una buena propina y lo despidió amablemente. Luego, decidió ponerse cómoda y comenzó a doblar su ropa y a guardarla en el armario del hotel. Después de esto, Kate decidió darse una ducha y relajarse un rato, ya que el viaje la había agotado. Sin embargo, eso no iba a impedirle disfrutar de su día. Después de ducharse, Kate se cambió y salió a caminar un poco para tomar aire fresco.

Mientras caminaba, encontró una heladería y se acercó para pedir su sabor favorito, el chocolate. Pero sin darse cuenta, chocó con un muchacho al darse la vuelta. Le pidió disculpas y él se quedó fijo mirándola a los ojos y sonriendo. De inmediato notó lo atractivo que era, lo que hizo que se sonrojara al ver cómo la miraba. Le contestó devolviéndole la sonrisa, y él le dijo – Me encantaría que me chocaras siempre para poder ver esa linda sonrisa todos los días. Kate, avergonzada por lo sucedido, le volvió a pedir disculpas y siguió su camino hacia el hotel.

De vuelta en su cuarto de hotel, encendió la radio, preparó el jacuzzi, una copa de champán y se dio un rico baño. Mientras se bañaba y sentía el suave burbujeo en las piernas, comenzó a pensar en los hermosos ojos de ese muchacho, una penetrante pero gentil y a la vez bastante picarona. El solo recordarlo la hizo poner nerviosa, por lo que agarró su celular y se puso a leer su novela.

De vuelta en su cuarto de hotel, encendió la radio, preparó el jacuzzi, una copa de champán y se dio un rico baño. Mientras se bañaba y sentía el suave burbujeo en las piernas, comenzó a pensar en los hermosos ojos de ese muchacho, una penetrante pero gentil y a la vez bastante picarona. El solo recordarlo la hizo poner nerviosa, por lo que agarró su celular y se puso a leer su novela.

Después de un rato, se dio cuenta de que no había comido nada desde que llegó al hotel. Decidió entonces salir a buscar algún restaurante cercano que le permitiera probar la comida local. Después de caminar por un rato, encontró un lugar acogedor y rústico, con una decoración típica de la región. Se sentó en una mesa cerca de la ventana y pidió un plato de mariscos y una copa de vino. Mientras esperaba, observaba a la gente pasar por la calle y se sentía agradecida por haber tomado la decisión de tomarse unas vacaciones. La comida estuvo deliciosa y el vino exquisito, por lo que se sintió más relajada y feliz.

Después de la cena, decidió volver al hotel y disfrutar de la hermosa vista nocturna desde su balcón. Se tomó un café y un postre y comenzó a leer su novela. Suena el teléfono.

– ¿Hola?

– Kate, que alegría es escucharte. Sé que estás en tus muy merecidas vacaciones pero necesito que me hagas un favor.

– Miriam, sabés que siempre estoy dispuesta a ayudarte pero estoy tratando de despejarme un poco.

– Lo se, yo más que nadie lo entiende. Pero por favor Kate, si no fuera urgente no te llamaría.

– Dime qué necesitas.

– Necesito que llames al Sr. Lopez y que le digas que mañana a primera hora tengo que hablar con él. Le dije a Marissa que lo llamara pero no ha podido contactarlo.

– Esta bien, ahora lo llamo. Pero que sea la última vez, sino te voy a tener que bloquear hasta que vuelva. Solo tengo dos semanas para desconectarme de la compañía.

– ¡Tienes mi palabra! Cómo siempre te digo, no se qué haría la compañía sin vos. Espero tu mensaje con la respuesta de Lopez. Que disfrutes tus vacaciones.

Después de colgar el teléfono, Kate se sintió un poco frustrada por haber tenido que interrumpir su momento de descanso. Sin embargo, decidió no dejar que eso arruinara su ánimo y volvió a su novela, tratando de concentrarse en la historia y olvidar el trabajo por un rato. Al rato, decidió que era hora de irse a dormir y se metió en la cama, sintiendo el cansancio acumulado en su cuerpo. Antes de dormirse, se dio cuenta de que había olvidado responder el mensaje de Miriam. Tomó su teléfono y le escribió que había hablado con el Sr. Lopez y que le había dicho que mañana a las 9 de la mañana la estaba esperando. Luego, apagó el teléfono y se sumergió en un profundo sueño reparador.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 10, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

El secreto de la habitación 26Donde viven las historias. Descúbrelo ahora