Capítulo 5

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Joshua se levantó la mañana del domingo en su horario habitual, se duchó y se vistió antes de ir a comprobar a Chan.

La cuna del bebé estaba vacía. Vacía. Mierda. No había manera de que pudiese haber trepado para escaparse. Todavía era muy pequeño.

Bajó las escaleras de dos en dos, pero todo estaba tranquilo. Cocina, tranquila. Sala de estar, tranquila. Estudio, tranquilo. Mierda. Corrió de nuevo a las escaleras y comprobó el cuarto de Mingyu. La cama también estaba vacía.

Mierda.

Una revisión rápida del cuarto de baño confirmó que los niños estaban definitivamente desaparecidos en combate.

Se dirigió a la puerta de Junhui y llamó, sin esperar una respuesta, antes de abrir la puerta, su corazón latía alrededor de cinco mil pulsaciones por minuto.

Los niños estaban en los brazos de su papá, Mingyu tirado a un lado, Chan acunado en su ancho pecho, con una mano en su trasero cubierto por un pañal.

Oh, maldita sea. Era una lindura. Le hubiera gustado tener una cámara, porque apostaría que a Junhui le encantaría tener una foto de esto. Miró un momento más, disfrutando de la hermosa imagen y luego retrocedió lentamente.

Podía hacer un poco de bacón y café y ver la mala televisión de los domingos por la mañana.

Acababa de terminar con el café cuando oyó chillidos provenientes del piso de arriba, luego un rugido bajo y a Chan riéndose.

Ahora bien, los ruidos eran buenos. Junhui podría estar un poco agobiado, pero tenía buenos instintos, instintos paternos. Esos niños iban a estar bien porque su padre los amaba y quería hacer lo correcto.

—¡Papi Jun! —La voz de Mingyu sonó—. ¡Papi!

—¡Voy por ti, Gyu! ¡Voy a morderte los dedos de los pies!

Se escuchó el grito feliz de Mingyu.

—¡Vamos, Channie! ¡Vamos a por tu hermano!

Joshua se echó a reír y revisó el bacon, colocando suficiente para Junhui y Mingyu, también, ya que estaban presentes ahora.

Los tres jugueteaban, los brazos de Junhui estaban ocupados mientras bajaba las escaleras. —¡Buenos días!

Se rio y asintió. —Sí, lo son.

—Voy a preparar el desayuno, si lo deseas. ¡Prepararé asquerosos y desabridos huevos!

—¡Papi Jun! ¡NO!

Los ojos de Junhui brillaban. Era increíble lo que un par de noches de sueño podían hacer por un hombre.

Joshua se mordió los labios para no reírse. — Asquerosos y desabridos huevos, ¿eh? —Realmente estaba deseando conseguir una comida preparada por un verdadero chef.

—Sí. —Junhui le guiñó un ojo—. Aunque, supongo que si Mingyu se lava las manos y la cara, podría hacerlos revueltos para él.

—Eso suena como una muy buena oferta. —Joshua sonrió mirando al niño —. ¿Qué piensas, Mingyu?

—¡Siii! —Los descalzos pasos de Mingyu se dirigieron al baño de la planta baja, y Chan fue puesto en su balancín.

—Buenos días. ¿Quieres huevos?

—Quiero, gracias. —Joshua fue al armario y empezó a sacar los platos.

—Perfecto. —Junhui puso un poco de música, cogió los huevos de la nevera y una hogaza de pan de la panera.

Joshua puso la mesa, ahora, lo suficientemente familiarizado con la cocina como para no interrumpir a Junhui.

Mingyu regresó cuando Joshua había terminado y arrastró su nueva silla
Al mostrador de Junhui, subiéndose en ella. —¡Yo ayudo!

Joshua contuvo el aliento, Mingyu solía ayudarlo en la cocina, había dejado que el niño hiciera algo, aunque sólo eran cosas pequeñas, pero Joshua había visto a los chefs profesionales en la televisión...

—Por supuesto. ¿Quieres poner un poco de mantequilla al pan?

Joshua resopló de alivio. Buen trabajo, Junhui. El hombre realmente tenía buenos instintos, sólo necesitaba dormir un poco, para que saliesen a flote.

Le entregó un cuchillo sin filo junto con un trozo de pan y un poco de mantequilla blanda. —Asegúrate de alisarla para mí.

Junhui trabajó rápidamente, hizo los huevos y terminó de preparar el bacon. Preparó un poco de ensalada de frutas, junto con trozos de pan tostado. Todo de forma muy ordenada, observando al hombre en su elemento, todo parecía sencillo y la comida se veía y olía bien.

—Está bien, Gyu. A la mesa. ¿Tu hermano necesita un biberón antes de que nosotros comamos?

—No, él nos lo hará saber cuándo lo necesite. — Joshua sacó la leche de la nevera y tomó asiento.

Junhui sirvió meticulosamente, todos los huevos sobre el pan tostado con un poco de esa súper salsa, el bacon desmenuzado en la parte superior, la ensalada de frutas a un costado.

—Maldición. Esto se ve increíble. —Podría acostumbrarse a esto.

—Gracias. —A Mingyu le sirvió huevos, tostadas, fruta y leche.

Tan pronto como el trasero de Junhui tocó la silla, Chan empezó a llorar y se echó a reír, cargándola. —¿Es hora de comer, Channie?

—Los bebés siempre parecen saber cuándo vas a empezar comer o a relajarte. —Joshua se dio cuenta que Chan parecía especialmente bueno para calcular los cambios de pañal.

—Recuerdo a Hyejinnie llamándolo así. —Junhui lo meció suavemente —. ¿Crees, que debo darle de comer?

—Comprueba su trasero primero.

—La cambié antes de bajar. —Junhui la revisó, con cautela—. ¡Yuju! ¡Estamos a salvo! ¡Biberón en marcha!

Joshua se rio y atacó su comida. Era agradable no tener que hacerse cargo de los niños. No es que no amara hacerlo, pero era agradable tener un descanso de vez en cuando. Junhui estaba silbando, mientras mecía a Chan que se reía. Era como ver a un hombre completamente nuevo. Un hombre nuevo muy guapo.

Volvió a enfocarse en sus huevos. No podía tener ese tipo de pensamientos con Junhui. Simplemente no estaba bien. El hombre era su jefe. Y un cocinero muy bueno.

—Tan bueno —murmuró dando otro bocado.

—Gracias. —Junhui alimentó a Chan, lo hizo eructar y lo puso en su balancín.

Joshua tomó su tostada y la utilizó para limpiar lo último de la salsa en el plato.

Junhui se comió su parte, asintió, sonriendo. —Tengo que ir al mercado para comprar las cosas para la cena.

—Si quieres llevar a los niños estaría feliz de ayudar. —Estaría desocupado. No es que hubiese algo malo en holgazanear un rato y ver películas o algo así, pero realmente le gustaban los niños y pensaba que no sólo Junhui podría necesitar ayuda, sino que también sería bueno para Mingyu pasar tiempo con los adultos, que iban a estar presentes en su vida, al mismo tiempo.

—También tenemos que ir de tiendas, a por las cosas que me dijiste. Esto podría alegrarnos el día.

—Eso funciona para mí. —Sería bueno pasar algún tiempo con Junhui en este buen estado de ánimo.

—Buena oferta. —Junhui sonrió a Mingyu—. ¿Quieres ir de paseo?

—¿Podemos ver a mami?

Junhui suspiró. —No, Gyu. Mamá está en el cielo.

—Vamos a buscarte algo de ropa nueva y un cochecito adecuado para Channnie y tal vez algunos juguetes nuevos. Y apuesto a que a papi Jun  le encantaría que ayudaras a escoger las cosas para la cena.

—¡Plátanos!

Junhui se reía. —Está obsesionado.

Teniendo en cuenta que era la única fruta que Mingyu parecía pedir, Joshua pensó que no había nada malo en ello. —Hey, al menos ya puede decir 'plátanos', que no es una palabra fácil de dominar. —Había pasado la semana corrigiendo amablemente a Mingyu y el niño había estado tan orgulloso la primera vez que lo dijo correctamente—. Y quién no se obsesionaría con eso. Apuesto a que tienes una buenísima receta de bizcocho de plátano que podrías preparar. ¿O es que los cocineros no hacen postres?

—En realidad, sí. Tengo una. —Junhui sonrió, mientras comenzaba a lavar los platos.

—Genial. Deberías enseñar a Mingyu a hacerla. ¿No sería divertido? —preguntó, girando su atención hacia el niño que corría en busca de su taburete y lo empujaba al lado de Junhui

—¡Ayudo! —Mingyu subió al taburete, ubicándose lo suficientemente alto como para alcanzar el mostrador.

—Estoy lavando los platos, Gyu.

Mingyu asintió. —Ayudo.

Junhui lo miró aterrado. —Yo...bebé, el agua está caliente...

—Que te alcance los platos y una vez que los laves puedes secarlos y él puede guardarlos —sugirió Joshua. No era necesario que Mingyu hiciera un gran trabajo, sólo necesitaba sentir que estaba contribuyendo.

—Oh. Bien. Pásame un plato.

Mingyu cogió uno de los platos y se lo entregó, viéndose tan orgulloso como era posible. —Ayudo a papi Jun .

—Lo haces. Eres un buen niño, Gyu.

—Lo es. —Joshua trajo el último tenedor de la mesa —. Sólo quiere ayudar, y hay muy pocas cosas que puedas hacer en las cuales no puedas encontrar algo para que contribuya.

—Contribuir. Qué palabra tan horrorosa, ¿eh? —Junhui le hizo un guiño a Mingyu

Joshua se echó a reír y se acercó a hacerle caras a Chan, esforzándose para conseguir que soltara alguna risa.

Junhui no tardó mucho en terminar de lavar los platos y luego se desperezó. —Está bien. Ropa. Mingyu, pantalones, ropa interior y un suéter. Hace mucho frío fuera.

—Vamos a tener que envolver un par de mantas alrededor de Chan, a menos que tengas más ropa que bodis, tal vez oculta en algún lugar donde no la he encontrado todavía. —Había puesto ropa para los niños en su lista, pero especialmente Chan necesitaba una gran variedad de ropa.

—Sólo tengo lo que pude recordar que Hyejin solía ponerle.

—No lo digo como una crítica. —Sabía que los niños necesitaban muchas cosas y también que Junhui había sido un ignorante sobre el tema, todavía lo era.

—Lo sé. Sólo... Es una locura. Mi mundo se ha vuelto del revés.

Se acercó y palmeó el hombro de Junhui, aunque lo que quería hacer era abrazar al hombre. —Lo sé, hombre. Lo siento mucho.

Había estado tan centrado en asegurarse de que Min tuviese un entorno estable, que casi había olvidado que Junhui acababa de perder a una muy buena amiga, y que había sido lanzado de lleno a la paternidad.

—Sí. Quiero decir, los veía una o dos veces al mes, pero... —Junhui se encogió de hombros—. Tengo que cambiarlos de ropa.

—De acuerdo. Iré a buscar algo de ropa no babeada para cambiarme. ¿Nos rencontramos aquí en media hora?

Junhui asintió. —Está bien para mí.

Junhui sacó a Chan de su balancín y se dirigió a las escaleras.

Joshua se encaminó a su propia habitación con más lentitud. No estaba mirando el culo de Junhui. No. Incluso si era uno lindo.

Entraron a trompicones en la casa con diez mil bolsas y faltaban más que les traerían. Estaba cansado y los niños estaban histéricos, Junhui sabía que era el jodido día libre de Joshua por eso ni siquiera debería pedirle ayuda, pero Jesús. Si Mingyu gritaba una vez más, iba a sacarlo de sus casillas.

—¿Quieres a Mingyu o a Chan? —preguntó Joshua, dejando sus bolsas en la mesa de la cocina.

Miró alrededor. ¡Oh, gracias a Dios! —¿Channnie? —Sus necesidades quedarían resueltas con sólo cambiarlo, una manta y un biberón.

―Funciona para mí. —Joshua le dedicó una sonrisa, acarició la mejilla de Chan y luego se dirigió a Mingyu. ―¿Qué tal un vaso de leche y un baño, Mingyu?

Junhui tomó un biberón y se dirigió a su dormitorio con Chan gritando todo el camino. ―Silencio, vamos a acurrucarnos juntos.

Le quitó su ropa extra, su bodi sería suficiente, la cambió, intensificándose sus gemidos. Se quitó el suéter, pateó sus zapatos y lo colocó sobre su cama, acomodándose en una enorme silla, le metió el biberón en la boca.

Se calmó casi de inmediato, sorbiendo como si estuviera muriéndose de hambre, los pequeños párpados comenzaron a cerrarse en cuestión de segundos.

Podía oír a Joshua con Mingyu ahora, la voz del hombre permanecía suave y tranquila, incluso cuando Mingyu tenía un berrinche. Sus párpados se cerraban, también, el agotamiento pesaba sobre sus hombros. El sonido del agua corriendo fue como un telón de fondo a la respiración de Chan y el sonido de la mecedora debajo de él.

Mingyu ya no lloraba o se quejaba, la alegría usual por la hora del baño brillaba por su ausencia. No importaba. Había silencio.

Debió quedarse dormido, porque lo siguiente que supo, era que Mingyu estaba en su silla, con ganas de un beso de buenas noches.

—Hola. —Se inclinó, besó a su hijo y lo abrazó con un solo brazo—. ¿Quieres un cuento?

Mingyu asintió.

—Puedo leerle yo si lo deseas. O puedo acostar a Chan mientras haces los honores. — Joshua le dedicó una cansada sonrisa.

—Yo puedo. Parece que necesitas una siesta antes de la cena.

—Había encontrado una riquísima carne en la carnicería.

—Debería permitirme eso. Eso, si me avisas para cenar después de las ocho. — Joshua tomó a Chan en sus brazos, sus calientes manos se deslizaron sobre las suyas.

—De acuerdo. —Asintió y tomó la mano de Mingyu —. '¿Buenas noches, Luna?'

—¡Sí, sí, papi Jun ! —Mingyu se subió a su regazo y Joshua salió a hurtadillas de la habitación con Chan.

Sostuvo a Mingyu muy cerca y sonrió. —¿Cómo se supone que voy a leer para ti, contigo en mi regazo y el libro en tu habitación?

Las pequeñas cejas de Mingyu se movían juntas mientras lo pensaba seriamente y luego su rostro se iluminó. —Cárgame.

—Oh, ¿eso quieres? —Se rio entre dientes, se levantó con cuidado y llevó a Mingyu, en dirección a la que había sido la oficina de Minghao.

Mingyu se reía, pasando los brazos alrededor de su cuello.

Lo sostuvo, deseando, no por primera vez, que al menos uno de los niños se pareciera a su mamá, castaña con ojos del color más interesante, en parte whisky y en parte jerez.

Joshua se cruzó con él en el pasillo, bajando las escaleras. —Buenas noches, Mingyu.

—¡Bu-buenas noches! —Mingyu saludó y sonrió—. Ese es Joshua.

—Sí, hijo. Lo sé.

Encontraron el libro y acomodó a Mingyu.
—¿Te irás ahora? —Mingyu le preguntó antes de que pudiera empezar a leer el libro.

—¿Ir donde, hijo?

—Lejos. A donde fue mami. —Grandes y serios ojos lo miraban.

—No. —No le importaba si debería decir algo cómo que no lo sabía a ciencia cierta, iba a estar cerca por un largo tiempo. Lucharía contra Dios mismo para asegurarse que estos niños tuvieran un padre—. No, Gyu. No lo haré. Me quedaré aquí contigo y con tu hermano.

Mingyu envolvió esos pequeños bracitos alrededor de su cintura y hundió el rostro en el abdomen de Junhui.

—Me quedaré contigo. Te lo prometo. Estoy aquí. ―Se balanceaba suavemente, con lágrimas deslizándose por sus mejillas. Pobres bebés.

—¿Joshua también se quedará?

—Espero que sí, mucho. —Joshua era un buen hombre, responsable, y sabía de niños.

—De acuerdo. —Mingyu se mantuvo tenso unos minutos más y luego se acurrucó sobre él—. ¿Libro ahora?

—Sí, Gyu. Libro ahora. —Descansó un brazo alrededor de su hijo, sosteniendo el libro con la otra y empezó a leer.

Se dirigió hacia las escaleras después de terminar la lectura y arropar a Mingyu.

Joshua estaba en la cocina, revisando todas las bolsas y clasificándolas. Parecía que los alimentos ya habían sido guardados.

—Hey, gracias. —No sabía cómo lo haría sin Joshua, incluso después de sólo unos pocos días.

—No hay problema, todo lo que tenía que estar en la nevera, ya lo está, sólo estoy organizando el resto de estas cosas. De cualquier forma, no es como si pudiéramos ordenar la ropa de los niños mientras están dormidos.

—Sí. Chan va a necesitar una habitación extra.

Joshua se echó a reír, el hombre se veía bien estando tan feliz. —Creo que el momento, en que eso sea realmente necesario, será cuando se convierta en un adolescente.

—Esperemos que para entonces las cosas sean diferentes. —Un día, tendría su propio restaurante.

—Para entonces serás el anticuado papá Jun  y sin duda no me necesitaran más. —Joshua tenía una sonrisa dulce.

—¿Sólo estás interesado en niños pequeños? —No había pensado en eso, acaso los canguros tenían... especialidades.

—No del todo, realmente tengo la esperanza de encontrar una familia con la que podría comenzar desde cero y ver a los niños hasta el final, si sabes lo que quiero decir, pero supongo que una vez que los niños alcanzan la adolescencia, no están tan ansiosos de tener canguro.

—No, pero es cuando ellos necesitan más a los adultos. Dios sabe que a mí me pasó.

—Pero ellos no lo saben. —Joshua se echó a reír, aun clasificando todas las cosas que habían comprado en pilas.

Estremeciéndose, comenzó a ayudarlo y luego se dedicó a preparar la cena. Puso la carne en un adobo simple y creó un aderezo.

—Deberías haber incluido el beneficio de la comida increíble en el anuncio de canguro. —Luego Joshua negó—. No, espera. No hubiera sido bueno que lo hicieras. No habría obtenido el puesto en ese caso.

Junhui se rió entre dientes. —Me encanta cocinar. Quiero decir, en verdad. Es lo que siempre quise hacer. —Lo supo desde que era un muchacho.

—Eso es genial. Sentía lo mismo acerca de los niños. Y nunca seré padre, ¿sabes?

—¿No piensas en la adopción? —Empezó a guardar las especias, organizándolas de forma rápida.

—¿Un hombre soltero gay? —Joshua negó—. Las probabilidades en mi contrason muy altas.

—Eres joven. No vas a estar soltero por siempre. —La idea lo hizo reír. Joshua era lindo.

—Esperemos que no.

—No lo estarás. —Él si lo estaría. Nadie querría a un hombre con dos niños.

Joshua agachó la cabeza, sus mejillas se habían oscureciendo un poco.

—Así que, cuéntame cosas sobre ti para que podamos tener una pequeña charla durante la cena. —Le guiñó un ojo, haciendo todo lo posible por relajar a Joshua

—¿Cosas sobre mí? —Joshua dejó escapar una risita—. Me encanta el básquetbol y el patinaje artístico, lo sé, vete tu a saber porque, pero me encanta.

—¿Juegas al básquetbol?

—Sé cómo, sip. Solía jugar formando equipos al azar, en el parque detrás de la universidad. —Joshua dobló todas las bolsas de plástico y las puso en el contenedor del reciclaje.

—Genial. ¿Echas de menos la universidad?

—No ahora, que estoy trabajando. Lo hice mientras buscaba trabajo, ¿sabes? Me encanta trabajar con niños.

Asintió y sacó un poco de queso del refrigerador. Queso parmesano asado sería un buen entrante, tal vez con un poco de manzana.

—¿Estás interesado en meter a Mingyu en algún deporte? Ya tiene la edad suficiente. Hay cursos de natación en la YMCA y otras cosas.

Junhui consideró esa posibilidad. —Hyejin odiaba los deportes, pero yo quiero que nade y... va a ser difícil, teniendo un padre gay. Necesita lugares donde encajar...

—La YMCA ofrece unas actividades estupendas y sería bueno que aprenda a nadar, tienen una piscina en la parte trasera. Me gusta nadar, así que puedo acompañarlo. Voy a tratar de encontrar un momento cuando estás en casa, así puedes cuidar a Chan. También Out-Reach cuenta con algunos excelentes programas.

Asintió, eran muchas cosas en las tenía que pensar. ¿Cómo iba a hacer esto?

—Voy a conseguir los horarios de la YMCA y Out-Reach, veré cual se acomoda más a nosotros. —Joshua comenzó a poner la mesa.

—¿Cómo te gustan los filetes? —El parmesano estaba en el horno junto con dos batatas cubiertas con aceite.

—Medio hecho, por favor. Hombre, esta es la mejor parte de vivir con un chef.

Junhui se rio entre dientes, asintiendo. —Buen chico. Así que, ¿vienes de una familia numerosa?

Sacó los filetes para calentar las espinacas, los champiñones y las cebollas.

—Sí Cuatro hermanas mayores, cuatro más jóvenes.

—Jesús. —Se detuvo, mirándolo fijamente—. ¿En serio?

Joshua se rio y asintió. —Sí. ¿Puedes creerlo? Era el único chico y también el único con el pelo oscuro. Los chistes del lechero eran legendarios.

—Jia y yo somos los únicos. —Habían estado juntos en hogares de acogida la mayor parte de sus vidas. Habían pasado por tres casas de acogida antes de que Xiang Mei y Sicheng los recibieran y se quedaran con ellos. Los amaban a ambos.

—¿Sí? Tenía mis días en los que quería ser hijo único, pero no habría sido lo mismo que ser sólo dos. ¿Vosotros sois muy cercanos?

—Sí, bastante. Es mi mejor amiga. —Sonrió mientras comenzaba a picar los champiñones. Tenía un montón de buenos amigos, en realidad, y debería estar muy agradecido por eso.

—Eso es genial. La conocí en mi primer día. —Joshua le dio una sonrisa apenada—. Parecía un poco abrumada por los niños.

—No es muy maternal. No en comparación con Hyejin.

黄 Papá, papá y yo | 𝘑𝘚 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora