CAPÍTULO 79. TAMPOCO MI AMIGA, CLARO
Yo pensaba que estábamos todos igual: tristes por la vuelta a la vida real después de TeDI. Estaba segura de que no nos volveríamos a ver hasta el verano siguiente, o al menos no pronto. ¡Yo no había visto a Pol desde entonces y estábamos saliendo!
Me dejaba llevar por esa melancolía y la aplacaba gracias a esas videollamadas con amigos o con el chico de pelo blanco. ¡Pero Pol estaba tan ocupado!
Todo resultaba fácil, quedaba con Valen de vez en cuando, hablaba con Alejo y quería a Pol desde la distancia. Pero cuando ella me invitó a ir a casa de Daniel para... nada en concreto, ¡y me dijo que estaba Tobías! Ya sí que supe que a lo mejor las cosas ya no estaban yendo todo lo bien que podían ir, pensando siempre de forma egocéntrica en mi relación.
También es cierto que presentarse en casa de tu amigo en Madrid para pasar allí dos semanas sin ni siquiera consultárselo, no es normal. ¿Pero Tobías lo era?
Bajé del taxi en la puerta de la urbanización y fui andando siguiendo la ubicación a tiempo real de Valen. Primero a la derecha, derecha otra vez y un calle llena de casas complemente distintas entre sí. Seguramente habría sido un paseo encantador si no fuera de noche, con escasas farolas encendidas y estuviera tan sola que la aparición de un asesino en serie no me resultara en absoluto sorpréndete.
Focalizando mi atención en las ventanas iluminadas llegué sana y salva a su puerta y corroboré que era el sitio un par de veces antes de llamar a la puerta y verme engullida por un abrazo.
Contra todo pronóstico sonreí contenta de ver a Valentina, siempre era genial que quedáramos en Madrid. Me hacía sentir importante en su vida.
Se separó rápidamente recordando mi fobia. Y lo cierto es que yo ya no pensaba en ella como antes. No sé si el campamento fue milagroso, o lo fue Pol, igual fue la combinación de todo. Lo que sí tenía claro es que antes encontraba en Madrid una ciudad llena de gente, de contacto, de ansiedad y de estrés. TeDI fue como una llamada de atención que me hizo ver que las alternativas existen y que no tienen por que ser siempre malas, existen los buenos caminos. Yo pensaba que estaba haciendo las cosas bien, lento y seguro, pero muy lento, que esa era la única posibilidad de curarme, pero con TeDI fui consciente de que probablemente el sendero por el que paseaba no fuera ni de lejos el que yo más necesitaba o quería. Al volver a Madrid pasé días muy malos pensando que todo lo que había ganado en aquel campamento, lo iba perder de un plumazo. Pero no, solo gané. Día tras día fui yo quién cogió las riendas de mi vida. Ya no quería que esa horrenda palabra de nueve letras fuera la directora de mi vida. ¡Era mía! ¡¿Por qué había dejado que fuera ella quien liderara?! Era absurdo. Y aunque el progreso fue evidente, yo no dejaba de ir a ver a Vera, no me veía capaz de dejarla, era mi consejera. Además, la distancia con Pol me daba tema para horas.
Valentina me presentó con su usual sonrisa e ilusión a sus dos amigas de la universidad. En realidad ya me había hablado de ellas, sentía que las conocía, pero poder ver en persona que parecían más increíbles de lo ella decía (que ya es mucho) era genial, casi tanto como sentirme integrada en algo como nunca antes. Si digo que sentía que mi alma le sonreía a la vida, ¿os va a parecer una locura? Por que era justo así.
Una tercera chica se acercó para darme dos besos que recibí y me dijo que se llamaba Martina. Era algo más tímida que el resto, pero claro, era normal, según había entendido casi todos allí eran nuevos para ella. Su pelo era moreno con mechas rubias y tenía una cara dulce y discreta repleta de pecas. Traté de sonreír de la forma más tranquilizadora posible, realmente temblaba.
Los chicos discutían de cualquier cosa y puede que alguna persona se hubiera molestado por no recibir su saludo de inmediato, o no. Pero a mi no me importaba, era feliz, estaba feliz porque por muchas cosas negativas que pudieran pasar, sentía que ya no estaba sola y que no iba a tener que luchar contra varios frentes, la hafefobia ya no limitaba mi vida y no era mi enemiga.
*
El pícaro rostro de Pol apareció en la pantalla de mi móvil más sonriente que de normal. Levanté las cejas esperando que me dijera el motivo de ese brillo resplandeciente.
—Theresa, tengo algo que contarte —dijo con solemnidad.
—Eso ya lo sé —contesté acomodando los cojines de mi cama.
—¿No vas a intentar adivinarlo?
Frunció las cejas oscuras y me fijé en que su pelo de normal blanco e impoluto, lucía dejado y maltratado. Se me formó un nudo en el pecho, Pol, la persona a la que amaba y que me quería con todas mis virtudes y defectos, estaba pasándolo mal, y yo no estaba allí para abrazarlo.
Carraspeé para que no notara mi preocupación, apresurándome a contestar.
—Prefiero que me lo digas tú.
Suspiró.
—Está bien —Y volvió a levantar las comisuras de su labio—. No hagas planes para mañana, nena, tienes la tarde reservada.
Intenté que su tono de voz sugerente no me impidiera descifrar el contenido oculto de su frase, mordí mi labio reprimiendo la risa, en vano.
—¿De qué te ríes?
—¿Es verdad? ¿Me estás gastando una broma? —quise saber ignorando su pregunta. Si era cierto lo que estaba pensando entonces iba a tener que gritar al mundo desde la ventana de mi cuarto.
—¿Crees que miento? Que ofensa Theresa, es verdad, lo juro por Snoopy.
De mi garganta escapó un grito de alegría, uno de esos que suelen ir acompañados de palabras del narrador como: "Y su felicidad fue palpable hasta en la Luna". Y no sé si en la Luna me escucharían, pero los vecinos del tercero seguro que sí.
—Dios, ¡voy a verte! —dije y sentí el impulso de compartir mi felicidad con alguien—. ¡Mamá mañana viene Pol!
Me llevé una mano a la boca en el mismo instante en que pronuncie su nombre.
—Mierda —murmuré.
—No le has contado que estamos saliendo, Thess. Mis padres me dan consejos y tu madre no sabe nada. Te lo paso por hoy, pero no quiero que se vuelva a repetir —dijo fingiendo estar muy disgustado.
—¡Me alegro mucho cariño, pero recuerda que tienes cita con Vera!
¿Todavía se ponía al día con Vera? Va a ser que realmente sabía cosas.
—Creo que mamá se ha hecho amiga de mi psicóloga. Estoy asustada —dije.
La risa de Pol reverberó por mi caja torácica incluso sin estar presente.
—No te rías, es desesperante, lo que le cuento a una lo sabe la otra.
—¿Y qué pasa con la confidencialidad del cliente?
—¡Eso digo yo! ¡Que seguro que es ilegal! —exclamé.
—Oh, ¿y si no es eso? Las madres lo saben todo.
Miré en dirección a la puerta cerrada de mi cuarto como si esperara que mi madre se apoyara de más y la abriera justo a tiempo de pillarla in fraganti.
—¿Todo todo? —le pregunté pensado en si le ocultaba algo más.
—Todo todo —confirmó.
Hice una mueca, «pues vaya privacidad».
—Oye, ¿a qué hora llegas? Tengo psicólogo.
—No te lo puedes saltar.
Resoplé.
—Lo dudo. Pero te quedas varios días, ¿no?
Volvió a sonreír y realmente pensé que se me iluminaba el alma como una linterna.
—Daniel es buen amigo.
—¿Te quedas con él? Al final va a parecer un hotel su casa.***
Ayer se me complicó el día más de lo esperado y no subí capítulo, pero espero que un encuentro confirmado entre Pol y Thesa lo compense. Hasta el lunes :)
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Simplemente Thesa
Teen FictionThesa Lagos, y solo Thesa, llega a TeDI, un campamento perdido al norte de España y con las siglas erróneas, aconsejada por Vera. Vera, es su psicóloga y la misma que la acompañara durante el año más ¿increíble de su vida? Parece adecuado hasta el...