Ausencia de privacidad

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Como quien se sabe un espécimen muy por encima del promedio en lo que refiere a la belleza y atractivo de una mujer, ByulYi se hizo de la confianza para abrir cada uno de los botones de su camisa sin quitarle los ojos de encima a Wheein, entendiendo lo que estaba ocurriendo, se sentó en uno de los sofá a mirarla.

Cuan fascinante es encontrar una persona que no solo es hermosa sin la influencia del deseo sexual, sino naturalmente en todo lo que hace; en sus movimientos, en como se relame los labios,  sus manos blancas y delgadas mientras se desnuda, el como las metía en las solapas de la camisa y lentamente revelaba su pecho, apenas cubierto por un sostén deportivo Channel.
ByulYi sonreía, admirando que Wheein era un cervatillo deslumbrado en una carretera esperando a ser arrollado por lo que ella decidiera, y cuando quisiera. 

—¿Lo prefieres aquí?— ByulYi señaló con un ademán de la cabeza el sofá —O puedes conocer mi habitación
—Y... Y-y...— Wheein se claró la garganta notando que su voz salió rota y fina —¿Y qué hay de la cena?
—¿Prefieres eso primero?— Preguntó acabando de abrir el último botón antes de sacar las solapas ceñidas de la prenda fuera del pantalón 
—No— Respondió inmediatamente

ByulYi esbozó una sonrisa altiva; ya con la camisa abierta sujetó tanto el saco como ésta y los quitó al mismo tiempo. Esa figura magnífica, delgada y bien marcada. 
Wheein se detuvo a mirar cada centímetro de esa blanca piel; las líneas verticales que marcaban su abdomen, los trazos diagonales de su privilegiada V en el abdomen bajo. No quería mostrarlo, pero mucho de este ardor y comer ansias empezaba a reflejarse en ciertas áreas de su cuerpo que, agradecía no fuesen notorias.

—Ahora vas a tener que confiar en mi— Habló ByulYi cortando por la mitad todo el ritmo de lo conseguido 
—¿Sobre qué?
—Te llevaré a mi habitación 

ByulYi se acercó a ella e, inclinándose hacia ella hizo a Wheein echarse hacia atrás contra el espaldar para lograr apoyar ambas manos contra el sofá creando una de esas barreras que tanto disfrutaba crear en torno a Wheein. Ella tragó saliva y mantuvo la vista yendo y viniendo del pecho ajeno a sus labios.

—Necesitaré ayuda con eso— Moon movió la cabeza para dirigir claramente sus ojos al cinturón de su pantalón 

Wheein asintió, abrazando su papel como la niña buena en éste juego de roles procedió a llevar sus dos manos al cinturón y abrirlo rápidamente. Libre su cadera del abrazo del cuero y abriendo el pantalón, se detuvo unos instantes a apreciar la tersa piel blanca de algunos de los sitios más privados de ByulYi, llenándose de su aroma y embriagándose en esa calidez que manaba de ella.

—Arriba— Habló lento y en voz grave
—¿Heh?

Rápidamente Moon se volvió a levantar, imbuida de esa energía tan dominante que la cubría cuando se trataba de la creciente tensión sexual entre las dos. 
Estiró una de las manos que le servían de apoyo y agarró la camiseta blanca de Wheein desde el hombro, tirando de ella para hacerla levantarse. Al jalarla por supuesto la prenda se remangó sobre su mano, revelando los muslos casi totalmente descubiertos de la menor con sus shorts deportivos apretando prolijamente esos pequeños y firmes glúteos. 

Aun sujetando la prenda, Moon inició la caminata fuera del living y en dirección a la habitación, con mucha prisa y manteniendo ésta actitud dominante que casi llegaba a ser aterradora si se le miraba fijamente a los ojos por mucho tiempo. 
Cada paso escaleras arriba era como el tic-tac del reloj marcando el camino a la tierra prometida, el único lugar donde a pesar de agravios, drama e incómodas situaciones, Wheein podía decirse a sí misma que sentía la paz y plenitud que no había experimentado incluso más allá de 3 años atrás. Sabía muy bien que estaba cambiando un hábito insano por otro; primero fue el cigarrillo, después las apuestas, más tarde el alcohol y ahora mismo Moon ByulYi era el objeto de su obsesión. 

Secreta OBSESIÓN ▪︎WheeByul▪︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora