XXVII

120 31 7
                                    

JunMyeon recuperó la conciencia minutos después. Estaba tumbado en el sofá de la sala de estar.

—¿Qué ha ocurrido? —pregunto JunMyeon con la voz áspera y con la garganta seca.

SeHun se inclinó sobre JunMyeon. Sus brillantes y hermosos ojos oscuros mostraban una clara preocupación.

—Te desmayaste y casi te caes por las escaleras. —conto SeHun—. Debes ir al médico.

—No seas tonto. No me pasa nada. Tan sólo estoy agotado. Hice demasiadas cosas hoy. No he comido nada y estoy cansado nada más. —murmuró JunMyeon con los parpados pesados.

—Ya veo que Chanyeol no te ha cuidado bien hoy conejito. —SeHun replicó.

—Un hombre no necesita que alguien lo cuide. —JunMyeon suspiró con cansancio.

—Pues para mí es un placer cuidarte... y asegurarme de que comes y descansas y no tengas problemas mi amor. —respondió SeHun sin dudarlo un momento—. Me gusta hacerlo.

Era cierto. Y además se le daba muy bien hacerlo. JunMyeon recordó lo amoroso y atento que había sido en la luna de miel. SeHun había cuidado de que JunMyeon no tomase demasiado el sol o de que no se levantara más tarde que él. Habían cenado en los restaurantes favoritos de JunMyeon, visitado los lugares que JunMyeon quería ver. SeHun lo había consentido todo y le había hecho sentirse tan valioso como el oro. Sin pensarlo, JunMyeon tomó la mano de SeHun y se la llevó a la mejilla.

El tenso rostro de SeHun se relajó. Y en respuesta SeHun le acarició la mejilla con adoración.

—Aun así quiero que mañana te vea un médico conejito. —razono SeHun con cariño—. Tienes un aspecto muy frágil.

Con ayuda de SeHun, JunMyeon se metió en la cama. SeHun le llevó una tortilla que, según afirmó, había cocinado él mismo. Mientras JunMyeon se lo comía, SeHun le pidió que le contase la historia de Chanyeol y Kyungsoo. SeHun estaba decidió a olvidar el detalle de los besos, así como JunMyeon lo había perdonado por sus pasatiempos.

JunMyeon se rió con franqueza en un par de ocasiones. Dijo que Chanyeol era muy cobarde y que debía hablar con Kyungsoo cuanto antes. Al oír las argumentaciones típicas de SeHun, JunMyeon empezó a relajarse y se sintió feliz de nuevo. Había echado tanto de menos a SeHun. Pero, se preguntó preocupado, ¿y si SeHun no quería tener hijos? «Bueno, puedo vivir con ello. Nada es perfecto. Tal vez en el futuro cambie de parecer. Tengo al hombre de mi vida, ¿no debería ser eso suficiente?». Pensó JunMyeon dándose ánimos.

—Debería haberte dicho lo de la píldora SeHun. —susurró JunMyeon a modo de disculpa.

—No, no conejito... tenías razón. Debí haber recordado cómo empezó nuestro matrimonio. —susurro SeHun con un tono melancólico.

Luego con los ojos sombríos, SeHun contemplo como JunMyeon caía dormido. Esa misma mañana SeHun había puesto Oakmere a nombre de JunMyeon para que, pasara lo que pasara, JunMyeon y el refugio estuvieran siempre seguros. Si no tenía cuidado, pensó SeHun, podía perder a JunMyeon para siempre. De algún modo, tenía que hacer que cambiase la imagen que JunMyeon tenía de él. Hacer donaciones a fundaciones y establecer premios para jóvenes emprendedores no era suficiente para impresionar a JunMyeon. Tenía que hacer algo compasivo por los animales.

Al amanecer, JunMyeon se despertó y sonrió aletargadamente al sentir el firme y poderoso cuerpo de SeHun a su lado. Lo miró. SeHun también estaba despierto y mirándolo. JunMyeon se preguntó por qué estaría tan serio. Acercándose a él, le hizo cosquillas para animarlo. Sorprendido por su incapacidad para reaccionar, acarició su torso con la mano. Pero SeHun tomó su mano.

ENTRE DINASTIAS -SEHODonde viven las historias. Descúbrelo ahora