Impulsos

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Me encontraba inseguro en cuanto a mis sentimientos, no sabía expresar con claridad que era esto que daba vueltas en mi estómago obligándome a estar al lado del rubio. Todo era confuso pero de algo si me encontraba seguro, todo esto era ocasionado por Aoyama.

Es agradable para mi el pensar en cada paso dado, analizar situaciones y llevar a cabo la más conveniente para la ocasión, sin embargo, en este momento y en los días anteriores pude notarme apartado de mi tan acostumbrada forma de ser, no era ajeno para mi el hecho de que me había dejado guiar por más impulsos que decisiones concretas.

Miré los lindos ojos del rubio, eran brillantes y sinceramente, me gustaban mucho.

—Aoyama, me gustan tus ojos—comenté de golpe sin pensarlo mucho, nuevamente víctima de los impulsos.

—Delegado, usted se vuelve más sincero con el paso de las horas, si sigue así me veré obligado a mantenerme despierto esperando la media noche—rió ligeramente aun manteniendo sus manos sobre mi cabello, revolviéndolo a su antojo.

—¿Alguna vez consideró un cambio de estilo?—preguntó sincero a lo que yo negué y respondí:—no lo vi muy necesario, soy una persona de rutina y en ocasiones me siento raro con el cambio repentino de algo—confesé a lo que el rubio asintió dándome la razón.

—Pues no cambie nada, si le soy sincero me agrada este estilo

—¿Me veo bien?

—Sexy sería la palabra que yo le podría adjuntar, delegado, pero no creo ser la persona más objetiva aquí debido a mis intereses personales.

Sentí el calor subir a mis mejillas, el era demasiado sincero para mi propio bien, así mismo era demasiado certero, pareciera que conocía que decir en todo momento para poder afectarme de esta manera. Mi estómago nuevamente comenzó a sentirse raro y en un intentó ahogado por calmarme quise desviar la conversación.

—¿Por qué eres tan formal conmigo?

Aoyama sonrió y detuvo el movimiento de sus manos sobre mi cabello, observándome respondió.

—Creo que es simplemente por nerviosismo, ¿prefieres que sea informal contigo, mon amour?

El color de mis mejillas se encendió con mayor intensidad, sentí mi pulso acelerarse y nuevamente dejé las decisiones fluir sin pensar con anterioridad.

—Si.

Fue lo único que pude expresar antes de moverme rápidamente ignorando el dolor en mis piernas. Tomé el rostro del rubio y lo observé por un momento antes de acercarme y chocar mis labios con los suyos. 

Intenté confiar en mi instinto para poder darle un buen beso aunque no conociera lo que "bueno" significa.

Moví mis labios sobre los suyos con delicadeza sin llevarlo más allá de un dulce roce entre ambos, mi mano se mantenía sobre su rostro y el rubio no mostraba incomodidad alguna, ya que, recargándose ligeramente sobre mi me correspondió.

Sentí como se inclinaba hacia el frente regresando las manos a mi cabello, revolviendo y empujándome un poco más hacia él. 

Mi cuerpo se sentía raro, mi pulso se mantenía acelerado y yo no quería nada más que continuar aquel contacto con el rubio.

Me aventuré un poco más haciendo aquel beso más intenso, ya no se trataba de un roce ligero sino del contacto entre ambos. El sonido de aquellos besos junto a nuestra respiración era lo único audible dentro de la habitación y sencillamente me fascinaba.

Tomé su cintura y presioné un poco para acercarlo a mí. Aoyama se separó con rapidez y rió incómodo.

—Lo siento, mi quirk es inestable, podría dañarte.

—¿Solo con contacto?—pregunté desentendido, la evolución de los quirks había hecho eso casi imposible.

—Si, algo así

Dudoso asentí y le brindé su espacio, Aoyama se notaba apenado, quería disculparme por mi atrevimiento pero me interrumpió diciendo:

—Delegado, será mejor que vayamos a dormir—esto no era para nada lo que esperaba, hace unos minutos mencionó cosas muy distintas pero no quería ser invasivo, si se trataba de pedir disculpas por mi atrevimiento podría ser por la mañana, tal vez con un desayuno.

—Esta bien, en ese caso descansa—respondí y dudé por unos segundos si darle un último beso de despedida sería adecuado, finalmente decidí simplemente sonreír y marcharme después de tomar mi pijama.

Salí de mi habitación y fui directamente a la habitación de mi hermano, me coloqué el pijama y me recosté dejando los lentes de lado. Tallé mi rostro con frustración, no entendía que había sucedido, que hice mal.

Definitivamente creo que podría caer en la locura, el rubio me tenía en sus manos, podría hacer de mi lo que quisiese. Y a decir verdad, lo que el quiera hacer de mí lo aceptaré contento.

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⏰ Última actualización: Nov 13 ⏰

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