OO5. Just Dance || Pedro Pascal

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Aborrecía las fiestas. Y la fiesta de Connie no iba a ser la excepción. Con pesadez me paseé frente al espejo y me miré. Realmente no me gustaba lo que observaba pues, el vestuario que elegí, a mi parecer, no me iba bien. Gruñí entre dientes y volví hacia mi armario, donde comencé nuevamente la búsqueda de un nuevo outfit para simular, por lo menos, que me dediqué a verme presentable en la fiesta.

Según mi amiga, irían los conocidos. Y la verdad, es que no le creía. Cuando mencionaba Conocidos, se trataba de una multitud. Aún no podía acostumbrarme a la idea de que Connie, comenzaba una vida en el ámbito cinematográfico.

—¿Por qué rayos tengo que estar ahí si ni siquiera es mi mundo? —Me dije a mi misma. Abroché los botones de mi camisa y me puse mis bototos negros, los cuales combinaban con mis pitillos negros. Suspiré, sabiendo que era lo más presentable que podía hacer por verme bien. Me hice una coleta, maquillé un poco mi rostro, tapando las ojeras con base y polvo, y realicé un pequeño delineado para que mi mirada no se viera tan muerta.

Mi celular comenzó a sonar una vez pise fuera de mi casa. El nombre de Connie se hizo presente.

—Voy en camino. —Anuncié. — ¿Es necesario que asista? Connie, sabes que no me gusta meterme en tu mundo porque precisamente es tú mundo. —Hice hincapié en la última frase. Connie rio.

—_____________. Eres mi mejor amiga, y quiero que estés conmigo, disfrutando de esto. Además, he conocido mucha gente y quiero igual, que dejes de ser tan ermitaña. Quien sabe, seguro conoces a alguien que te interese.

—O que se interese. Yo no me interesaré porque si y lo sabes.

—______________. No todos son como Alex. Debes superar a ese idiota.

—Vale, ese no es un tema del cual quiera hablar ahora. Con tu fiesta, me basta. —Bufé. —Llego en veinte. Déjame vodka, si voy, tendré que olvidar que fui.

—Como quiera, tonta. —Rio mi amiga del otro lado del teléfono y colgó.

Caminé hacia el paradero más cercano y tomé el primer autobús que me llevaba lo más cerca posible de la casa de Connie.

A diferencia de mí, Connie era sociablemente confiada. Nos conocimos en preparatoria, en una clase de teatro en la cual mis padres con ansias querían que fuese participe. Les hice el gusto, pero no funcionó. Las clases me aburrían. No podía fingir las expresiones de los personajes porque simplemente no podía sentirlas. En cambio Connie, estaba segura triunfaría en el mundo del teatro. Y así fue. Se convirtió en la favorita del profesor y con ello su fama se elevó desde muy temprana edad. Yo encontré mi enfoque en el arte. Mi vida era un simple pincel, pinturas y un lienzo. A través de ello, podía expresarme y Connie bien lo supo captar.

El viaje hacia su hogar me hizo cuestionar mi relación con Alex. Pudo haber terminado mejor de no ser porque mi intuición me decía que quien decía amarme, ya no lo hacía como antes. Simples actitudes lo revelaron y mi novio no pudo más con la carga, por lo que me confesó que efectivamente estaba saliendo con otra persona de la cual, no haría mención. No hacía falta porque en el fondo, sabía que lo hacía con una de las amiga de Connie. Las cosas se volvieron simples. No me iba a dejar engañar por nadie más. Alex fue la decisión de alejarme y vivir mi vida como se me placiera. Claro, conocí gente, socialicé a mi manera y luego volvía a refugiarme en mi mundo. La relación con Alex, había sido el detonante al miedo al rechazo y abandono, al cambio y a que mi corazón volviera a romperse nuevamente. Sus pedazos aún estaban cicatrizando, aún estaba vulnerable.

Pedro Pascal - Joel Miller || One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora