Norm es bendecido con una hija que le cuesta querer al principio, pero después de que Eywa le da la seguridad que tanto necesitaba este se convierte en un padre ejemplar para Shafira.
Cambios drásticos en el cuerpo de la niña hacen pesar que ella p...
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-Tílì... -Pronunció ella, distorsionando sus franjas anaranjadas y rosadas. Pronto se acerco a acariciarla y cuando sintió que estaba lista, formó el vínculo para poder subirse.
Como siempre, a través de pensamientos le indicó a Tìlì que subiera para que pudieran encontrar a Ivol.
Se encontraban perdidas al rededor del árbol de las voces sin poder encontrar los colores característicos del Ikran de Neteyam.
-Ya se Tìlì -Soltó la chica, dirigiéndose con el animal hasta aquella montaña escondida del mundo que tenía Neteyam.
Una sonrisa se escapó en sus labios cuando vio a Ivol en la copa de un árbol, se sentía bien conocerlo tanto como para saber donde estaba. Tílì bajo en dirección a la montaña, permitiéndole una vista mas amplia del lugar a la chica.
Diviso a Neteyam acostado sobre la misma roca de siempre. Su Ikran hizo un revuelo en su aterrizaje, causándole una risa a la chica. Deshizo el vínculo y dejo que Tìlì vaya a volar con Ivol, como de costumbre hacían cuando ambos chicos estaban juntos. Fira se encaminó hacia la roca, esperando reacción alguna por parte de Neteyam.
Ella notó como el estaba profundamente dormido, cosa que era raro de su parte ya que no le gustaba dormir durante el día. Se sentó a un lado de su cuerpo, pegando el costado de su cadera a su cintura; sin timidez apoyó su antebrazo en el abdomen de el y se propuso a acariciar sus trenzas.
Neteyam era la persona mas tranquila que jamás había conocido, era calmado y pacifico. Siempre mostraba respeto hacia los demás aunque lo estén pasando por encima. Eran contables las veces que lo había visto enojado, y nunca hizo nada para herir a nadie. Ella no pudo evitar sonreír al pensamiento, dedicándose a tocar las pestañas cortas que tenía el chico y los objetos que decoraban el final de sus dos trenzas.
Su sonrisa de ensanchó cuando lo notó removerse en su lugar y abrir poco a poco sus ojos, acostumbrandose al lugar y a la persona que tenía en frente. Shafira pensó que era la escena mas hermosa que había visto después de ver a los Anemonoides flotar en los lagos que le enseñó hace poco el chico.
Después de unos minutos, cuando Neteyam se había acostumbrado a la ambientación, subió la mano que estaba al costado del cuerpo de shafira y la colocó sobre el costado de su rodilla, dejándolo acariciar su piel.
Ultimamente, desde su transformación, cada contacto que Neteyam le daba a su cuerpo se sentía como si su estomago fuera pandora y que el sol se estrelle contra el, haciéndola explotar dejando sus átomos muertos. Rara expresión.
-Puedo ir contigo...
-No es eso -El niega- no me molesta ir, me molesta que mis padres me aferren constantemente a mis hermanos para protegerlos.
