Prólogo

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Era miércoles 5 de abril, era de tarde y Samuel, un chico el cual es barista, ha trabajado en la misma cafetería desde un año y se había acostumbrado al ambiente que producía el lugar, ha tratado con todo tipo de personas. Desde personas que son amables con él, hasta personas que al parecer tenían un mal día o acostumbraban a tratar mal a los demás.
Era su turno y tenía que atender a un chico que acababa de entrar, al mirarlo detenidamente se dió cuenta de que era un estudiante ya que traía una mochila que parecía algo pesada y tenía cara de cansancio. La persona que entró se le quedó viendo por unos momentos y se fue a sentar cerca de la ventana, empezó a sacar unos cuadernos, un libro y sus audífonos.


Narra Samuel

Ese chico me parece algo, curioso, por así decirlo. Primero se me quedo mirando y rápidamente se fue a sentar al darse cuenta que lo estaba viendo algo confuso, no me considero lindo como para que se me queden viendo de esa manera y por eso me pareció extraño. Me preguntó que estudiará, a lo mejor es algo pesado o puede estar en semanas de exámenes como para venir a estudiar en una cafetería aunque si yo fuera un estudiante haría lo mismo.
Fui a atenderlo y empecé a observar sus apuntes, tenía bonita letra y parecía muy organizado. Ese chico se quitó los audífonos y volvió a verme de la misma manera, era raro a mi parecer ya que nunca me habían visto de esa manera.

- Hola, bienvenido al rincón del gato cafetero ¿qué va a querer? -el chico salto un poco, al parecer lo espante al hablarle-

- A-Ah, buenas tardes. Dame una malteada de fresa y... ¿Una conchigato? De chocolate, por favor. -pude ver como puso una cara de extrañeza cuando leyó el nombre de las conchas-

- Enseguida, ahorita se la traemos. -fui caminando rápido a darle la orden a mi compañero de trabajo que se encargaba de las conchigatos y algunos postres que ofrecía el local-

Narra Sebastián

Ese chico es tan interesante, debería estar estudiando pero no puedo dejar de pensar en él. Era la primera vez que venía a este lugar, me llamo la atención el nombre y supuse que iba a ser un buen lugar para estudiar pero ahora estoy distraído pensando en el chico que me atendió.
El lugar es bonito pero creo que estoy más interesado en el chico que en el mismo local. Estaba tan perdido en mis pensamientos que no me dí cuenta que mi pedido ya había llegado, la "conchigato" se veía muy tierna.

- Disfrute su pedido, joven -exclamó ese chico, me le quedé viendo nuevamente. Tenía el pelo algo pelirrojo y ese uniforme que tiene le queda bien, ¿por qué me obsesione tan rápido con este chico? Eso es raro.

- Gracias chico, disculpe por preguntar pero, ¿cómo se llama?

- Ah, soy Samuel. Espero que le guste el postre.

Después de lo que dijo, se retiró hacía una habitación del lugar y me dejó solo, no había mucha gente en el local así que me puse a estudiar. La comida del lugar es muy buena así que tal vez venga más seguido a esta cafetería.
Termine de comer la "conchigato" y de tomar mi malteada, también había terminado de estudiar lo necesario para el examen de mañana y me fui del lugar.
Aunque, al salir, estaba viendo al chico atender a otras personas por la ventana del local discretamente para que no me notará. Este chico había captado mi atención y no entiendo el porqué, la gente me empezaba a ver como si fuera un loquito así que decidí irme, estaba oscureciendo de todos modos y tenía que irme rápido ya que no podía preocupar mucho a mis padres.

Narrador omnisciente

Samuel había terminado su turno, se sacó su uniforme de trabajo y se puso su ropa normal. Salió del local para dirigirse a su hogar, en todo el camino estuvo pensando en ese chico que se le quedó viendo de una manera extraña.
Se puso a pensar en que posiblemente hoy tenía el pelo muy rebelde o tenía algo en el rostro, nunca pensaría en que ese chico lo estuviera viendo por lindo.


AAAA, es la primera que voy a publicar algo en wattpad. Si encuentran algún error de ortografía me disculpó, en fin, no tengo nada más para decir (llamen a Dios carajo)

 Si encuentran algún error de ortografía me disculpó, en fin, no tengo nada más para decir (llamen a Dios carajo)

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