Legend Places

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Su postura y expresión seria hicieron que la pequeña no pudiera mantener la mirada, un escalofrío que recorrió todo el cuerpo inundo a cada uno de los presentes mientras Algreid empuñaba con firmeza su arma en dirección a Mei. La pelinegra no estaba segura de cómo continuar, la revelación de una de las 9 armas que dieron forma al mundo celestial frente a ella era algo de lo que debía cuidarse. Sus manos temblaban y sudaban haciendo que agarrar la katana fuera más difícil, en especial con una sola mano, tomar la empuñadura en esa situación era como mantener en pie una escoba con la punta de un dedo.

Algreid dió un suspiro que resonó en todo el bosque y en un instante su presencia se hizo evidente detrás de Mei que a penas tuvo tiempo de reaccionar. En comparación con su tamaño, la velocidad de Algreid era algo irreal que hizo que Mei se tambaleara hasta poder alejarse lo suficiente para que el golpe del martillo solo impactará el suelo desquebrajandolo al instante. Algreid no se detuvo, su velocidad parecía aumentar en cada intento de ataque hasta que en un instante su vocidad fue tanta que el choque del golpe fue lo suficientemente fuerte como para hacer caer a Mei sobre sus rodillas, metros lejos de Algreid. Ahora era Mei quien veía desde el suelo a Algreid, la situación se había volteado casi por completo en solo un instante. Yuzu no se quedó solo a mirar la situación, impulsando se por su deseo de salvar a su amor lanzo con potencia uno de sus ataques más fuertes a Algreid, pero este lo contuvo usando su martillo como escudo.

"Entrometida" murmuró Algreid observando con superioridad a Yuzu "¿Quién te permitió meterte en la pelea?" Sus pasos resonaron con fuerza, su peso claramente era tal que con solo un golpe dejaría a un humano normal en un ataúd y Yuzu lo sabía perfectamente, aunque sus poderes le otorgarán una mayor resistencia, su naturaleza seguía siendo humana, un cuerpo débil y vulnerable a cualquier impacto de esa magnitud. Aún así, Yuzu nunca dió un paso atrás, miró sin titubear a Algreid que ya estaba frente a ella imponiendo su altura.

"¡No le hagas nada!" Grito Mei "Peleas conmigo... Déjala a ella" Yuzu observo a su amada con el ceño fruncido y reclamo diciendo "Para nada, si quieres pelear lo harás con las dos. Nosotras te venceremos, Algreid" sentenció en ese instante aquella chica de cabellos dorados parándose justo al lado de Mei ayudándola a levantarse.

Algreid observo a las dos con mesura, y tras un suspiro decidió sencillamente ponerse en posición esperando el primer movimiento. Yuzu iba a avanzar para comenzar con la pelea, pero entonces Mei la detuvo "¿Qué haces?" Murmuró Mei alarmada mientras apretaba con fuerza el brazo de Yuzu, deteniendola "No vayas Yuzu, es peligroso..."

"Lo mismo te digo a ti, Mei" respondió Yuzu sin voltearla a ver "Es peligroso... Es que lo sabía, no debí dejar que pelearas ¿En qué estaba pensando?"

"¿De qué hablas Yuzu?" Dijo Mei, temerosa de la respuesta, aunque lo único que recibió fue un largo silencio.

"Mejor quédate, Mei" dijo Yuzu suspirando "Yo acabaré con la pelea"

Estás palabras hicieron que Mei retrocediera, tratando de encontrar significado a aquella frase dicha por su amada "¡No, Yuzu! ¡Yo no... Yo quiero-!" En medio de sus gritos desesperados, la imagen de Algreid a punto de darle un golpe mortal a Yuzu hizo que Mei quedara paralizada. La energía que emanaba ese ser era realmente opresiva, tanto que todas las presentes no pudieron reaccionar a tiempo hasta que...

La escena quedó estática, Algreid no se movía y ninguno de los otros que lo habían acompañado tampoco, era como si hubieran quedado como estatuas en ese lugar mientras que la pequeña se revelaba por fin de esa capucha que ocultaba su rostro, era una niña muy particular cuyos ojos brillaban mientras detenía a Algreid en el aire de alguna manera, con mucho esfuerzo. Mei rápidamente corrió hacia Yuzu y entre lágrimas cristalinas la abrazó con fuerza pidiendole perdón, Yuzu, aún con la sorpresa visible en su rostro, solo correspondió al abrazo sin decir ni una palabra hasta que vio que Algreid comenzaba a moverse nuevamente pero de forma muy lenta. "Mei, hay que irnos" dijo Yuzu mientras tomaba de la mano a Mei y se dirigían hacia el interior del bosque junto a Matsuri y Harumi, la niña estaba haciendo un gran esfuerzo para al menos mantenerse despierta. Algreid finalmente pudo moverse otra vez, pero la incertidumbre que había aparecido en su rostro se transformó en irá.

Citrus: The Celestial KingdomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora