Capítulo 20.

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—¡Tiene que ser una broma! —gritó Florissha y sonreí satisfecha.
—Para nada.
Vi cómo mi hermana gemela se dirigía directo a la esfera ya azul y la tomaba en mano, enfurecida.
—¿Cómo pudo ser tan rápido? —pareció reclamarle a la esfera y casi suelto una carcajada.
—Bien, pues, Debby es libre de la maldición. Estupendo —me crucé de brazos sin poder borrar la sonrisa dibujada en mi cara.
—Samaritha, eres una desgraciada —espetó con odio, acercándose a mí.
Puse una mano sobre mi pecho y fingí una cara de compasión.
—Hermanita, yo también te tengo un cariño muy especial, créeme. Pero hoy no. Es el día de celebrar la libertad de mi hija —me acerqué a ella y le quité la esfera de las manos—. Creo que esto ya no te sirve de nada —le dije y le di la espalda, dejándola con la palabra en la boca y retirándome de su habitación.
Un segundo más tarde, estaba tumbada en el piso sobre mis rodillas y con la espalda dolorida. La esfera se había roto y sus pedazos estaban esparcidos por el suelo.
—¡Te odio! —gritó Florissha—. ¡Eres una maldita! ¡Eres una ingrata! Soy tu hermana, ¿acaso eso no te importa?
—¿A ti te importó al momento de maldecir a mi hija y abandonarla en el mundo humano? No te vengas a hacer la de gran corazón ahora porque no lo tienes. Dentro de ti no hay ni una pizca de altruismo. Solo piensas en ti, en ti, en ti y sobre ti —le solté, encarándola, mientras me levantaba apoyando una mano en mi rodilla.
—Tú... Tú... —ella abrió los labios dispuesta a protestar y luego los volvió a cerrar. Se había quedado sin palabras, lo sabía.
—¿Yo... qué?
—Esto no se va a quedar así —entrecerró los ojos, furiosa, y luego se fue volando a su habitación, dando un portazo.


Escuché el ronronear de Julién mientras dormía y sonreí sin poder evitarlo.
Era muy lindo escucharlo.
Luego de un rato, el tremendo frío se intensificó y mi piel se volvió literalmente azul. Tenía mucha fiebre, según me había dicho, así que me hizo dormir. No sabía cómo. Él sólo comenzó a cantar y yo me quedé dormida. Pero recuerdo lo que decía la canción.

People fall in love in mysterious ways. Maybe it's just part of a plan.
Well, me -I fall in love with you every single day, and I just wanna tell you I am.

Tenía voz pasiva, suave; y la canción era hermosa.
Lo vi durmiendo y sonreí al tocar sus pecas con mis dedos. Eran casi invisibles, pero identificables.
Rocé sus labios con mi pulgar y me mordí el mío. ¿Qué pasaría si...?
Me acerqué a su rostro sin pensarlo dos veces y sentí su respiración chocando con la mía. Mi corazón comenzó a latir desbocado y cerré los ojos, tan solo dejando que nuestras respiraciones se mezclaran.
Para cuando abrí mis ojos, Julién estaba ahí, mirándome.
Ahogué un gritillo en mi garganta, desconcertada.
—Julién —respiré con los ojos muy abiertos de la sorpresa.
Él me rodeó la cintura con sus brazos, y parecía tierno, pero su rostro no tenía expresión alguna.
Acercó su rostro aún más al mío y apegó sus labios a los míos, besándome suavemente.
—Te amo, Debby —murmuró cuando se separó de mí. Sentía que mi corazón ya no daba para más.
Sonreí feliz. Agarré su cabello y lo volví a besar; una y otra vez.
—Estoy feliz de haberte tenido, Debbitha —dijo entre un beso—. Estoy feliz de haber entrado a tu vida —murmuró en otro—. También estoy feliz de haber encontrado a alguien como tú. Me alegro de haber conocido a una persona que me quiera —susurró y en ese momento se me rompió el corazón.
Me alejé de él.
—No te quiero —lo miré a los ojos y vi cómo el terror se embargaba en ellos.
—¿No me quieres?
Negué con la cabeza.
—En lo absoluto.
Sus ojos se apagaron y apartó la mirada.
—¿Sabes por qué no te quiero?
—Porque te doy asco —sonrió amargamente—. Como a todos los demás.
—No —dije en un intento de que mi voz no se volviera un hilo—. No me das asco.
—Entonces es por lo de mi madre, ¿verdad? Lo sé, Debby, pero no es mi culpa que ella... —lo interrumpí agarrándolo del cuello y besándolo fugazmente. Ya no podía soportarlo.
—Cállate. Deja de suponer cosas apresuradamente.
—¿Qué quieres decir?
—No te quiero, Julién. Cada vez que te veo y me besas o simplemente sonríes... no siento que te quiero, siento que te amo. Deja de pensar que no lo hago, porque ciertamente no creo que podría dejar de hacerlo.
—Debby —murmuró sin aliento y me miró desconcertado. Medio sonreí. Quería darle confianza de sí mismo. Quería hacerle saber que lo amaba más que a otra cosa en este mundo y en el otro. Pero no tenía ni idea de cómo.
Él se abalanzó sobre mí de repente y me abrazó fuertemente, como si en cualquier momento se fuera a romper y estar unido a mí era lo que más necesitaba en esta vida.
—Gracias —susurró—. En serio.
—Gracias a ti.


Oscuridad en la luz.Where stories live. Discover now