•Tiempo perdido•

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Narra Dai
—Anda el pelo medusa- le dije a aquel peli morado.
—Oye un respeto - se quejó el.
—Cierto, hay que respetar a los más mayores - me burle yo.
—Como te atreves- volvió a reclamar.
—jaja la hija del jefe ya me cae bien - se rió un tercer sujeto que pasaba por hay, a ese también lo vi en el coche, era como el medusa sólo que más alto.
—No te burles si no quieres que Mickey te mate - dijo otro hombre, me sonaba que se llamaba Koko.
Espera... Mickey a ese lo nombraron cuando estuve en el templo, aunque no estaba tan ansiosa, era casi imposible.
—Pues... Hola- saludé al ver que nadie más lo hacía.
Después de eso hablaron con migo, me explicaron cosas de la mansión y eso, pero nada era respecto a sus pasados. Ciertamente eran majos, estaban majaras pero majos.
Después de eso estuve recorriendo la mansión  hasta llegar a mi habitación de la cual minutos después me escape sin antes dejar una notita donde ponía " vuelvo luego".
No me fui sin antes haber cogido  las cartas que robe ayer y la que me dio mama aquel día...
Cuando al fin estaba lista para irme, baje por aquel tan escalable árbol ye dirigí al templo de ayer, el sitio era bonito y la última vez solo había esas personas.
Al fin llegue a aquel  sitio y me quedé un rato allí mirando el lugar.
Pero me dio hambre y fui a un restaurante de allí, si preguntáis de donde saque el dinero, la historia es simple pues a Koko le sobre salía unos billetes de los bolsillos y pues... El tiene mucho dinero, compartir no hara mal.
Llegué y me senté en una mesa cualquiera, el sitio era muy cómodo estaba segura de que iría a menudo.
De repente alguien entro a la puerta
Y sorprendente mente se sentó a mi lado como si me conociera de toda la vida.
—Hola- saludo la castaña.
—¿Hola? - respondí.
—Eres nueva ¿Verdad? - me preguntó.
—Algo así - conteste yo.
— Ya decía yo, no había visto tu cara.- siguió indagando en busca de conversación .
—¿Eres de aquí?- pregunté para matar el rato.
—Si, de toda la vida, si quieres saber algo soy la indicada- dijo subiendo su ego por las nubes.
—De hecho si, me gustaría saber algo- conteste generando curiosidad en la castaña.
—¿Que te gustaría saber? - me preguntó algo intrigada.
—Pue el ¿Por qué te has sentado aquí? - dije yo provocando que ella me contestará.
—Pues pareces interesante...- me respondió ella con una sonrisa de lado a lado.
—Tienes la suerte de que este  desesperada por amigas - dije abrazándola y riendo a su vez. 
—Jaja- rió ella cuando de repente un hombre de hermosos rulos azules nos preguntó...
—¿Que queréis tomar? - pregunto el mayor.
—Un ramen para ambas- contestó la chica por mi para luego girarse hacia mi y susurrarme:
—Los de aquí son los mejores. - después de eso el chico se fue y nosotras esperamos los pedidos, no me preocupe por el coste mi amigo Koko lo pagaría por mi. 
—Bueno y... ¿Que te gusta? - me preguntó sacándome del colapso en el que estaba metida.
—Pues lo típico... El rock mola y las pandillas igual- conteste vagamente.
—¡TE GUSTAN LAS PANDILLAS! ¡ERES GENIAL! - dijo ella emocionada.
—Me causan curiosidad pero casi no se del mundillo aparte de que a día de hoy ya casi no existen. - le conteste.
—Tienes razón... Las pandillas eran interesantes en los 2000 pero ya nadie habla de ellas. - me dijo.
—Ya aparte de los nombres de las pandillas...ERAN BRUTALES- le dije yo emocionada.
—Me alegra no ser la única friki aquí - me dijo ella.
—Y a mi igual, al fin alguien me entiende cuando hablo. - le conteste yo también.
Seguimos hablando y descubrimos lo mucho que teníamos en común hasta que un chico nos dio la comida. Y para mi sorpresa no era el mismo de antes si no que está tenía una sonrisa y pelo entre anaranjado y rosado.
—Tomen - dijo dejando ambos ramens y ambos se veían deliciosos.
—¡Esta buenísimo!- dije con una pequeña lágrima de felicidad extenderse por su rostro.
—Te lo dije - afirmó la contraria.
En un abrir y cenar de ojos ya habíamos  terminado pero yo aún quería postre, pues según el menú avía takayakis y NUNCA se niegan unos takayakis.
Al pasar el tiempo allí llegaron unos sujetos los cuales parecían amigos de los que nos atendieron.
Pero desgraciadamente para mí uno de los sujetos fue al que le pegue la patada.
Y lo peor es que me reconoció. O al menos eso pienso por la mirada que me hecho.
Lo cierto es que preferí hacer como si nada y por lo que se ve el igual.
Cuando por fin trajeron mi hermosos, apreciados y queridos takayakis me alegré mucho al verlos con una banderita tanto así que se me iluminaron los ojos. No entendi el por qué pero después de eso todo el grupo del que había golpeado miraba, ¿Tenía algo en la cara o que?.
—Oye ¿Como te llamas? - me preguntó la chica que estaba a mi lado y hay vi que no nos presentamos.
—Dai... A secas  - le respondí.
—Yo Nana- me dijo ella.
Después de eso Nana y yo fuimos a pagar y mentiría si dijera que estaba cómoda pues la mesa donde aquellos estaban sentados estaba a escasos metros de la barra en la cual íbamos a pedir la cuenta. Mientras que uno de los dos gemelos llegaba yo contemplaba las imágenes. Tenían un ¿¡Uniforme de pandilleros!?, Como mola. Pero me suena haber visto estos uniformes... ¿Quizás de alguna foto?
—¡Dai! - me llamo Nana al verme empanada.
—¿Eh que pasa? - dije yo saliendo de mis pensamientos, para enfocar mi atencion en ella.
—Estas empana y la cuenta saldría en 700 llenes cada una. - me dijo ella.
—Vale - conteste pagando mi parte.
—Estabas empana - me contestó para después de eso salir del local.

Narra Takemichi:
Estaba con mis amigos, pues ellos yo decidimos ir a comer donde los kwata, pero al llegar al lugar vi a aquella niña, para olvidarla si a día de hoy me seguían doliendo su patada.
Decidí ignorarla pues no sería sensato alarmarme.
Poco después nuestra vista volvió a fijarse en ella y en aquella expresión al ver los takayakis, solo avía alguien así...

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UNA ADOLESCENTE EN BOTENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora