E: ¿No vamos a viajar?
Su carita cambia de inmediato a una llena de desilusión.
+ No, princesa.
En pongo en cuclillas para estar a su altura.
+ En Miami solo está papá.
Le recuerdo.
+ En cambió aquí, tú has hecho amigos, tenemos a Elena, a Male, a la tía Vero.
A posta no menciono a Malú. Aún no sé cómo abordaré el tema con la pequeña.
E: Pero me dijiste que si volvíamos a Miami papá iba a ponerse bueno.
+ Sí, pero si le traemos a rehabilitación aquí también lo hará.
Prometo.
E: ¿Cuándo vamos a traerle?
+ Pronto, princesa.
Prometo.
+ Muy pronto.
E: Vale.
Acepta abrazando otra vez a Malú que la corresponde enternecida.
- Ya veras como ni te das cuenta y tu papá ya estará aquí contigo.
+ ¿Vamos a casa?
Le propongo a Eva, animado.
E: Sí. ¿Puedo ir a contarle a Male que al final nos quedamos y seguiremos siendo vecinos?
+ Claro que sí.
Accedo saliendo al parking.
+ ¿Dónde tienes el coche?
Me dirijo a la mujer más bonita del mundo.
- A tomar por culo.
Contesta graciosa.
- Es que llevaba prisa, no sabía si iba a encontrarte y no había aparcamiento cerca.
Se excusa como una niña pequeña que ha hecho una trastada, haciéndome reír.
+ Te acercamos.
Propongo. El coche de Elena está aquí.
- No hace falta.
+ Que sí.
Me muero de ganas de callarla con un beso, pero me veo obligado a aguantarme.
El: Creo que me merezco una explicación.
Hasta ahora Elena se había mantenido al margen, pero está flipando y consigue reclamar sus derechos. Siento a Malú tensarse de inmediato.
+ Me tiene loco.
Soy yo el que las doy, abrazándola de lado, dejando que escude su timidez en mi cuerpo.
El: A todos.
Contesta sin filtros haciéndonos reír, aunque Malú se muere de vergüenza.
El: ¿Pero que le has visto tú a este gilipollas?
Se dirige a mi chica.
+ Gracias, Elena.
Sonrío falsamente, aunque agradezco que la conversación la tengamos con humor.
- No seas mala.
Me defiende dulcemente. Me encanta tenerla así de mimosa.
El: Venga, ya, yo es que flipo.
Ríe nerviosa.
El: No me puedo creer que no me hayas dicho nada, capullo, te lo pregunté mil veces.
Me recrimina.
+ Elena, nadie lo sabe.
No es una excusa, pero si un recordatorio de que debe guardarnos el secreto.
El: Que no voy a decir nada, pesado.
Promete regalándonos tranquilidad.
El: Es que no me creo que Malú sea mi cuñada.
Hace aspavientos, provocando nuestras risas otra vez.
El: ¿Puedo abrazarte?
- Claro que sí.
Abre sus brazos para recibirla separándose de mí.
El: Intentaré verte sólo como la novia de mi hermano, ¿vale?
Advierte divertida.
El: Pero llevas más años en mi vida que en la de él.
Confiesa tan graciosa como honesta.
El: Si a veces parezco subnormal no te espantes.
Le ruega haciéndola carcajear.
+ Me olvidé mencionarte que mi hermana está loca.
Reímos los tres.
El: Tú no te rías tanto.
Me mira amenazante.
El: Que no te vas a salvar de contármelo todo con detalles, cabrón.
Advierte.
El: Y ahora vamos, que os tengo que dejar y luego regresarme a Toledo.
+ Creía que ibas a quedarte en Madrid...
El: Eso fue ayer, Mateo. Vosotros tendríais que estar en un avión y yo de camino a casa.
- Pero no hace falta que conduzcas tanto, a Madrid se vienen conmigo.
El: ¿Sí?
+ Claro.
En mis planes no está separarme de ella.
El: Vale.
Acepta despidiéndose de nosotros.
El: Hoy te doy la noche libre, pero como mañana no me cojas el teléfono, te corto los huevos.
Susurra en mi oído al abrazarme para despedirse y haciéndome reír.
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Todos los secretos (Segunda parte)
Roman d'amourUna historia en la que TODOS tienen algo que ocultar