Capítulo 265

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E: ¿No vamos a viajar?

Su carita cambia de inmediato a una llena de desilusión.

+ No, princesa.

En pongo en cuclillas para estar a su altura.

+ En Miami solo está papá.

Le recuerdo.

+ En cambió aquí, tú has hecho amigos, tenemos a Elena, a Male, a la tía Vero.

A posta no menciono a Malú. Aún no sé cómo abordaré el tema con la pequeña.

E: Pero me dijiste que si volvíamos a Miami papá iba a ponerse bueno.

+ Sí, pero si le traemos a rehabilitación aquí también lo hará.

Prometo.

E: ¿Cuándo vamos a traerle?

+ Pronto, princesa.

Prometo.

+ Muy pronto.

E: Vale.

Acepta abrazando otra vez a Malú que la corresponde enternecida.

- Ya veras como ni te das cuenta y tu papá ya estará aquí contigo.

+ ¿Vamos a casa?

Le propongo a Eva, animado.

E: Sí. ¿Puedo ir a contarle a Male que al final nos quedamos y seguiremos siendo vecinos?

+ Claro que sí.

Accedo saliendo al parking.

+ ¿Dónde tienes el coche?

Me dirijo a la mujer más bonita del mundo.

- A tomar por culo.

Contesta graciosa.

- Es que llevaba prisa, no sabía si iba a encontrarte y no había aparcamiento cerca.

Se excusa como una niña pequeña que ha hecho una trastada, haciéndome reír.

+ Te acercamos.

Propongo. El coche de Elena está aquí.

- No hace falta.

+ Que sí.

Me muero de ganas de callarla con un beso, pero me veo obligado a aguantarme.

El: Creo que me merezco una explicación.

Hasta ahora Elena se había mantenido al margen, pero está flipando y consigue reclamar sus derechos. Siento a Malú tensarse de inmediato.

+ Me tiene loco.

Soy yo el que las doy, abrazándola de lado, dejando que escude su timidez en mi cuerpo.

El: A todos.

Contesta sin filtros haciéndonos reír, aunque Malú se muere de vergüenza.

El: ¿Pero que le has visto tú a este gilipollas?

Se dirige a mi chica.

+ Gracias, Elena.

Sonrío falsamente, aunque agradezco que la conversación la tengamos con humor.

- No seas mala.

Me defiende dulcemente. Me encanta tenerla así de mimosa.

El: Venga, ya, yo es que flipo.

Ríe nerviosa.

El: No me puedo creer que no me hayas dicho nada, capullo, te lo pregunté mil veces.

Me recrimina.

+ Elena, nadie lo sabe.

No es una excusa, pero si un recordatorio de que debe guardarnos el secreto.

El: Que no voy a decir nada, pesado.

Promete regalándonos tranquilidad.

El: Es que no me creo que Malú sea mi cuñada.

Hace aspavientos, provocando nuestras risas otra vez.

El: ¿Puedo abrazarte?

- Claro que sí.

Abre sus brazos para recibirla separándose de mí.

El: Intentaré verte sólo como la novia de mi hermano, ¿vale?

Advierte divertida.

El: Pero llevas más años en mi vida que en la de él.

Confiesa tan graciosa como honesta.

El: Si a veces parezco subnormal no te espantes.

Le ruega haciéndola carcajear.

+ Me olvidé mencionarte que mi hermana está loca.

Reímos los tres.

El: Tú no te rías tanto.

Me mira amenazante.

El: Que no te vas a salvar de contármelo todo con detalles, cabrón.

Advierte.

El: Y ahora vamos, que os tengo que dejar y luego regresarme a Toledo.

+ Creía que ibas a quedarte en Madrid...

El: Eso fue ayer, Mateo. Vosotros tendríais que estar en un avión y yo de camino a casa.

- Pero no hace falta que conduzcas tanto, a Madrid se vienen conmigo.

El: ¿Sí?

+ Claro.

En mis planes no está separarme de ella.

El: Vale.

Acepta despidiéndose de nosotros.

El: Hoy te doy la noche libre, pero como mañana no me cojas el teléfono, te corto los huevos.

Susurra en mi oído al abrazarme para despedirse y haciéndome reír.

Todos los secretos (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora