En un cómodo silencio, Jeon Jungkook levantaba algunos juguetes que habían quedado tirados por doquier, luego de la tarde de juegos con su bebé y Namjoon. El chico de diecinueve años sonreía pleno y satisfecho, acomodando todo en la caja plástica, para luego cerrarla y regresarla a su lugar, junto al mueble del televisor; o más bien dicho, la caja del mueble del televisor, el cual aun esperaba por ser armado. De hecho, su hogar todavía contaba con varios muebles en la misma situación. En esos dos meses que ya llevaba viviendo por su cuenta, el tiempo parecía volar en compañía de Namjoon, y los ratos libres eran tan bien aprovechados entre ellos y con Namu, que el armado de muebles quedaba en segundo, tercer y hasta cuarto lugar en su lista de prioridades. Preferían salir a pasear al parque, ahora que el clima se acercaba cada vez más al verano, con los primeros días de mayo a la vuelta de la esquina. También les gustaba ir a casa de los señores Kim, pues tanto Jungkook como Namu eran inmensamente mimados y tratados con tanto amor, que era imposible no volver cada vez. A veces, Namjoon lo llevaba a cenar al Dolce Gusto, en donde aprovechaba de ponerse al día con su cuñado de los últimos detalles de la planificación de la boda. O si no, pasaban a visitar a Seokjin al departamento que tan cerca les quedaba, para hablar del mismo tema, aportando algunas ideas para el evento que se realizaría en el mes de agosto.
Ese último tiempo, todo parecía marchar a la perfección en la vida de Jungkook, tan tranquilo y en paz, sin noticias de sus padres, sin novedades tampoco de su ex novio Min Yoongi. Sólo ellos tres en su pequeña burbuja de felicidad. Sin embargo, faltaba algo para que esa dicha fuera completa y el pelinegro sabía que continuar reprimiendo sus sentimientos, terminaría por volverlo loco.
―Namu ya se durmió ―anunció Namjoon, apareciendo en la sala, mientras Jeon terminaba de sacudir el polvo del sofá y poner los cojines a juego. ―Y, por la hora que es, creo que ya debería irme ―Jungkook giró bruscamente su mirada hacia el mayor, con la decepción brillando en su mirada sincera.
―¿Te irás? ―no quiso sonar suplicante, pero su voz lo delató de inmediato.
―Pastelito... ―suspiró en medio de una risa suave. ―Ya me he quedado dos noches seguidas y... no quiero incomodarte demasiado.
―P-Pero... no me incomodas ―aseguró, dando un par de pasos más cerca de él. ―Nunca me has incomodado... Y y-yo me siento bien con tu compañía ―añadió, sonrojándose hasta las orejas. Namjoon volvió a suspirar, analizando su reacción. Él deseaba tantísimo que Jungkook se diera cuenta de una vez por todas de sus sentimientos, y hablara abiertamente de ellos, pero el chico seguía reprimiéndose y Kim no entendía qué lo frenaba, si bien sabía lo mucho que lo amaba. ―Pensé que te quedarías hoy también... ―insistió, llegando al mayor y mirándolo fijamente, con sus ojos titilando como estrellas en la noche. ―Ya hasta había pensado en qué película ver juntos ―sonrió casi con timidez, sintiéndose inseguro ahora. La intrigante voz en su cabeza joven, susurró que tal vez ya se había aburrido de él y de sus sosos planes de películas y bocadillos. De seguro Namjoon tendría cosas muchos más interesantes que hacer por su cuenta.
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Ni tan JUNTOS, ni tan REVUELTOS - YoonKook/NamKook
Fanfiction[TERMINADA] La vida te da sorpresas, y Jungkook se llevó la más grande de todas, al enterarse que sería padre. ¿Podrá llevar la paternidad con su ex, y mantener su relación amorosa con su actual novio? [Spin Off de "JUNTOS, pero no REVUELTOS"] ADVE...