Epílogo

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Los dioses se encontraban descansando en la cabaña, luego de haberse deshecho de Trunks y que la fusión hubiera acordado permanecer en esa línea temporal. Zamas fusionado estaba sentado en el medio del futón y Zamas y Black, uno a cada lado. Aunque todos habían acordado por este inesperado escenario, todavía quedaban detalles por resolver.

—Yo sé que su intención de retenerme aquí es desinteresada —comentó Zamas fusionado—, pero ¿han considerado lo que significaría tenerme conviviendo con ustedes?

La fusión hablaba con actitud pícara pero seria a la vez. Zamas y Black no lo captaron enseguida.

—¿A qué te refieres? —preguntó Zamas.

Zamas fusionado miró a ambos con una expresión entre cansada y enternecida.

—Casi extraño ser tan despistado... Ya se los dejé claro: yo también siento algo por ustedes. Pero yo no tengo intención de disimularlo. Ustedes tienen una sutileza especial para el sexo y el romance, y eso es adorable, pero yo no soy así. Ya se habrán percatado, pero yo siempre voy de frente, en todo. No voy a ocultar mi atracción por ustedes, como tampoco mi deseo de acostarme con los dos. Si deciden tenerme aquí, deben saber en lo que se meten.

Zamas y Black intercambiaron una mirada.

—Ya lo sabemos. No tenemos problema con eso —respondió Zamas con tranquilidad.

—¿De verdad lo pensaron lo suficiente? —La fusión frunció el poco el ceño, suspicaz—. Estoy hablando de relacionarme con ambos. A la vez. ¿Eso no les daría celos?

—No —contestó Black.

—Creo que no —Zamas encogió los hombros.

—¿Por qué están tan seguros? Sé que estaban celosos cuando me acercaba al otro durante los últimos días. ¿Qué cambiaría ahora, más considerando que en este momento sí son abiertamente una pareja?

—Me extraña que pienses que no hemos considerado todo eso antes de pedírtelo —acotó Zamas—. Somos Zamas, ¿no? Previsores por naturaleza —Sonrió.

—Cuando flirteabas con alguno de nosotros y nos poníamos celosos era porque en ese momento nosotros no teníamos ningún poder o razón para detenerte —agregó Black—. No teníamos nada con el otro; ni una correspondencia ni un sentimiento confesado. Es distinto ahora. Sabemos que nos queremos y deseamos mutuamente y que la participación de un tercero no cambiará eso.

—Especialmente si ese tercero es uno de nosotros. —Zamas dejó salir una seductora sonrisa—. Si estamos seguros de algo es que no tú no pretenderás quedarte sólo con uno, ni te entrometerás entre nosotros como pareja.

—Si eres Zamas, sabemos que comprenderás eso.

Zamas fusionado permanecía en silencio, sorprendido. No esperaba una respuesta tan favorable, ni siquiera de sus contrapartes.

—¿Se dan cuenta que están proponiendo hacer una trieja conmigo? —aclaró.

—Lo dices como si fuera algo malo —alegó Zamas.

—Sí. ¿Y qué? —contestó Black, decidido—. Sería lo ideal en estas circunstancias, ¿no? Zamas y yo podríamos amarnos mutuamente y también amarte a ti. Corresponderíamos a dos personas a la vez, pero siendo todos nuestros otros yo. No sería una relación estática sino fluida, donde nuestro afecto podría circular entre los tres, sin detenerse en ninguno.

—Suena perfecto para alguien que se ama tanto como nosotros —sonrió Zamas.

La fusión se sentía algo preocupada por la naturalidad con que los otros aceptaban esas condiciones, pero ¿realmente le sorprendía? Él los conocía bien, eran parte de él. No había forma de que pudieran salir heridos, de todas formas.

Oportunidad contra el DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora