• ɪ ғᴏᴜɴᴅ ʏᴏᴜ •

908 46 31
                                    

Caminaba tranquilamente por el centro comercial, estando alerta a cualquier señal.

Se suponía que ahí debía recibir un pago que una mafia rival le debía al señor Lee Jongsuk.

Jeongin bostezó sintiendo el aburrimiento invadir su cuerpo. No había nada de divertido en merodear por los pasillos solo para esperar a un imbécil que parecía no saber qué mierda era la puntualidad.

—Ah, este bastardo.– murmuró viendo como un tipo con una chaqueta roja y lentes de sol negros caminaba de un lado a otro entre la multitud.

El peliazul suspiró negando lentamente y decidió acercarse para así sentarse en una de las bancas que había en el centro del lugar. Obviamente fingió que no le conocía y solo mantuvo su semblante sereno, observando su alrededor como si nada.

Pronto, el hombre se sentó a su lado, manteniendo la vista fija en el frente.

—Llegas tarde, imbécil. El jefe Lee odia la impuntualidad.– susurró sin mirarle.

— No me culpes. Este maldito lugar está lleno de guardias y personas. Es difícil no ser notado.– guardó silencio y con lentitud sacó un sobre del interior de su chaqueta y lo arrastró dejándolo al lado del peliazul.– Aquí está el pago.–

— ¿Está completo?–

— Por supuesto.– Jeongin asintió y se incorporó lentamente; con habilidad  tomó el sobre y lo guardó en el bolsillo de su pantalón. Sin decir nada, simplemente se fue.

Merodeó por el centro comercial unos minutos más. No tenía ganas de volver a la mansión todavía. Gracias al desastre ocurrido en la luna roja, el ambiente en el clan era sumamente tenso y caótico. No era para menos, pues debido al alboroto que hubo, incluyendo el incendio, la policía inevitablemente se enteró y ahora las calles estaban repletas de uniformados.

El constante sonido de su celular le hizo detener su andar y cuando vio quién le llamaba miró a todas direcciones y con rapidez caminó a una zona apartada de las personas.

— ¿Chan hyung?– preguntó sin poder contener la preocupación.

— I.n. Mierda, me alegra escuchar tu voz. ¿Te encuentras bien?–dijo el pelirrojo al otro lado de la línea.

— Yo debería ser quién pregunte eso. ¿Ustedes están bien? ¿Félix hyung está a salvo?–

—Sí, no te preocupes. Estamos bien.– hubo un corto silencio y después Christopher habló– Jeongin, necesitamos tu ayuda.–

— ¿Qué necesitan?– preguntó rápidamente. Estaba preocupado por sus mayores. Definitivamente, los ayudaría en lo que fuera, aún si eso significaba traición al clan y las consecuencias fueran severas.

— Necesitamos que entres a la base de datos del clan y pases toda la información a un drive.–

—¿Pero cómo? Ni siquiera sé dónde están ubicados los idiotas que operan todo eso.– soltó con notoria incomprensión.

— Eso déjamelo a mí. Te enviaré la ubicación. Sin embargo, no será fácil entrar. ¿Podrás con ello?–

Jeongin iba a hablar pero de pronto su mirada viajó por el lugar, deteniéndose específicamente en una tienda. Un hermoso vestido negro que se exhibía en el maniquí captó su atención.

Jeongin sonrió de lado y su expresión se volvió pícara.

— Claro que podré con ello. ¿Acaso no te he demostrado lo capaz que soy, Chan hyung?– mencionó soltando una risita burlona sin apartar la mirada de su objetivo.

☽⋆--𓆩ˈˈ𝐎𝐔𝐑 𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃ˈˈ𓆪 ━ ‹ 𝐋𝐈𝐗B̸𝐈𝗡 ›--⋆☾ (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora