𝗱𝗶𝗲𝘁 𝗼𝗳 𝘀𝗲𝘅 ━━ cuti x paulo

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Paulo gimió cuando sintió la lengua de Cristian recorrer toda su clavícula izquierda, y luego sujetó su mano en su pecho con un poco de fuerza. Cerró sus ojos, y suspiró. Una mirada a él, tan concentrado en seguir lamiendo, y el menor volvió a gemir al volver a sentirlo apretar su pecho, con toda su palma.

El sonido sordo en su habitación donde solo es escuchan sus apenados sonidos, la fricción de sus ropas, y su propia respiración irregular. Paulo sintió que se sonrojó cuando presenció como los dedos de Cristian desabotonaban su camisa con una lentitud dolorosa, y la deslizó por completo por sus hombros, haciéndole mostrar un poco de sus pechos. Sus brazos desesperados subieron a cubrirlos, pero escuchó al azabache lanzar una risita, volviendolo a besar.

─ No tengas pena, sólo yo estoy viendo esto.

─ Es porque sos vos, tonto.

─ Pau, ya nos hemos visto desnudos.

El menor evitó su mirada, volteando a su cesto de basura.

─ Pero no para tener intimidad.─ Cristian se alejó, frunciendo su boca.

─ Está bien, no querés hacer nada, lo entiendo.─ Acomodó su camisa, se paró, y caminó hasta su mochila, tomándola para irse.─Cuando estés realmente seguro empiezas a decir tus tonterías de apresurar las cosas.

─ No, Cuti, ven.─ Puso una mano en el pecho del otro, impidiéndole salir de su habitación. Paulo realmente no quería que su amigo saliera de su habitación, quería que lo siguiera tocando de esa forma.─Es sólo que tengo pena, ¿Y si no te gusta? ¿No te gusta mi cuerpo, mis gemidos, no te gusta... estar dentro de mi?

Cristian frunció su ceño, volviendo a tirar su mochila por ahí y volver a acostar a su menor en la cama por completo, quitándose su camisa del uniforme por completo. Lo tomó del rostro, obligándole a verlo.

─ Yo igual estoy preocupado por vos, Pau, ¿Si te lastimo, no te gustó, te sentiste incómodo?, pero lo único que quiero hacer es cuidarte de todos y que a vos no te pase nada malo, sé que soy bruto, pero realmente me enojaría conmigo mismo si te hago algún daño.─Una mano pasando por su hombro, y una sonrisa encantadora de Paulo, una tierna, atreviéndose a besarlo.

─ Ahora sabemos que los dos nos preocupamos por lo que va a pasar ahora.

─ ¿Ahora?─Cristian pregunta, sintiendo las piernas del menor enredarse en su cadera, presionando sus cuerpos.

─ Ahora.─Sus labios terminándose de mover y después, se besaron, moviendo sus labios de una manera rápida. Eso prendió al menor.

Al sentir las manos de Cristian recorrer su cuerpo como jamás lo imaginó, apretar su cintura, apretar sus muslos, todo. Sus manos bajaban de una manera atrevida por todo su cuerpo hasta su trasero, dando un pequeño brinquito por la sorpresa, sacando una risita a su mayor.

─ Tan tierno.─Otro beso, profundizado por los brazos del menor que obligaron al azabache a volver a acercarse a su cuerpo, generando más calor.

Sus manos subiendo por su cuerpo a sus pechos, donde retiró el bralette por completo, viéndolos. Cristian tragó saliva y Paulo se dió cuenta de algo; Cristian lo deseaba. Sus dedos ágiles fueron hasta el abdomen del azabache, acariciándolos.

─ Se sienten más duros que antes.─ Un bulto en su regazo le avisó que sus abdominales no eran lo único duro de él.

Dedos subiendo hasta los pechos del contrario. Parpadeó un par de veces, alzando una sonrisa. Estaba pasando.

Un gemido desprevenido salió de sus labios al mismo tiempo que sintió que unos labios iban dirigidos a sus pezones, apretándolos levemente. Una lengua acariciar uno, y después esos dientes apretarlos levemente, casi jugando. Las manos de Cristian volvieron a subir al momento que sus labios abandonaron levemente ese pezón izquierdo, pero ambos fueron consolados.

Sus dos manos apretando levemente ambos pechos, su falo rozando con su entrepierna, y la azabache relamiendo sus labios resecos cada cierto tiempo. Sus barbilla temblando, sus ojos llenos de deseo, y su pecho mostrando una respiración irregular. Paulo se preguntó si Cristian se pondría así con cualquier chica que el mayor viera desnuda, y la otra le tenía una respuesta para eso; no, pero ninguno se atrevería a decirlo.

Sintió que su mayor comenzó a repartir besos desde sus pechos a su abdomen, llegando hasta su falda. Una sonrisa, y sus manos viajaron hasta esa falda, dejando los pechos de Paulo solos y a él con un puchero. Quitó la tela con cuidado, encontrándose con ese short que el menor siempre se ponía bajo su falda, y sonrió, quitándolo con cuidado también.

Llegó hasta sus bragas, blancas, sin ninguna decoración, y llevó su nariz a ellas, rozándola con el clítoris del menor y con consecuencia, haciéndolo gemir inesperadamente.

Paulo no era de masturbarse, jamás se atrevió a bajar sus manos a su intimidad porque su mamá le advertía tanto de eso, su abuela le decía que tendría un castigo divino si lo hacía y su padre evitaba hablar con él sobre cosas de la cara para abajo, así que el menor no tenía a nadie con quien hablar, hasta que conoció a Cristian. Pero tampoco había mucho de qué hablar.

El azabache apartó esas bragas, tirándolas por ahí, y después llevó su lengua hasta el clítoris del menor, ambos temblando. Cristian tampoco era una experto en el tema del sexo, solo había tenido una vez y hace tiempo, así que era prácticamente una virgen. No sabía qué hacer.

No iba a llevar a cabo algo que había visto en el porno, tampoco iba a llevar a cabo algo a ciegas. Volvió a acariciar el clítoris de Paulo con la punta de su lengua, ejerciendo un poco de fuerza, y lo escuchó gemir, indicándole a Cristian que de seguro algo estaba haciendo bien. Volvió a hacer lo mismo, y el gemido más fuerte del menor se encargó de ponerlo más dura, tanto que dolía.

Ahora solo estaba pensando en como complacer a Paulo.

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