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Minho trabajaba en una cafetería cuatro veces a la semana para poder suplir sus gastos más urgentes.

Sus padres, por supuesto, le ayudaban a mantenerse al pagarle el departamento que alquilaba, pero en cuanto a sus gastos personales y los de Jeongin, Minho prefería hacerse cargo él. Tenía mucha suerte de que los padres de Seungmin fueran dueños de una pequeña cadena de cafeterías, porque no dudaron en darle trabajo cuando lo pidió, sabiendo lo difícil que sería para Minho al quedar preñado.

El omega les estaba eternamente agradecidos por eso, a Seungmin en especial, porque fue un gran apoyo cuando se enteró de su embarazo. En especial en los momentos en que quería hacer nidos, porque Seungmin, sin dudarlo, lo ayudaba y abrazaba para que se relajara con su aroma alfa.

Además, tenía permiso para llevar a Jeongin cuando quisiera: tenía una silla para bebés, al lado de la caja, en una posición estratégica para que no perdiera de vista a Minho en algún momento. Por otro lado, si se ponía a llorar, su mamá podía recogerlo con facilidad, llevándolo al pequeño cuarto que tenían para cambiarse de ropa y comer algo rápido. Minho solía llevar a su bebé cuando debía cumplir turnos pequeños durante la semana, pues no quería dejarlo con una niñera por dos motivos. El primero, porque sería pagarle mucho más a Kazuha por sus servicios, y el segundo, porque no quería pasar mucho tiempo lejos de Jeongin. Los fines de semana lo dejaba con la chica, pues al no tener clases, estaba la mitad del día con él.

Le pellizcó la mejilla a Jeongin, viendo como sonreía con el chupete en su boca, agarrando uno de los lápices de madera y rayando la hoja de papel.

— Hoy ha estado algo lento —comentó Seungmin, que ese día se hacía cargo de la caja y de cuidar al bebé—. ¡In-in, deja de botar los lápices!

Jeongin soltó un ruidito de felicidad, empujando otros dos lápices fuera de la mesita que tenía frente a él. A Seungmin le salió un tic en el ojo y Minho se rio, sacudiendo su cabeza para atender una nueva mesa.

Su turno estaba acabando, así que no quedaba demasiada gente. Deberían cerrar en media hora, por lo que Seungmin ya estaba sacando las cuentas de la caja, Yeojin se hallaba lavando los platos en la cocina, y Jungeun limpiaba las mesas ya vacías, volcando las sillas sobre ellas.

— ¡Escúchame, demonio! —oyó gritar a Seungmin, anotando el pedido de la pareja recién llegada—. ¡Si sigues comportándote así, te pondré sobre mis rodillas y te azotaré ese suave culo de bebé que tienes, Satanás!

— ¡Bababa! —gritó Jeongin, riéndose al empujar el peluche de gato que llevaba para todas partes.

— ¡Jeongin! —Seungmin lo recogió, entregándoselo—. ¡No te atrevas, pequeño Belcebú!

— ¡Jijiji!

Jeongin lo volvió a botar.

Minho rodó los ojos, sin preocuparse demasiado, porque Seungmin y Jeongin solían comportarse así cada vez que estaban juntos. In-in parecía saber con quién portarse mal, y siempre que estaba con Seungmin, tenía comportamientos malcriados, aunque su amigo no solía quedarse atrás, portándose como si tuviera cinco años. Con Hyunjin era un bebé juguetón que recibía mimos, siendo amoroso y un poco travieso. Con Kazuha era un niño bueno, educado y poco exigente.

Way Back Home.《 Hanknow 》ᵃᵈᵃᵖᵗᵃᶜᶦᵒ́ⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora