Me pasé el día leyendo los libros que tenía guardados en el teléfono, que no eran pocos. Al menos no me iba a morir de aburrimiento, también tenía varios videojuegos descargados en mi laptop que podría usar sin conexión.
Me encontraba haciendo una casita para los avatares de un juego de simulación cuando tocaron mi puerta. Me puse de pie rápidamente para abrir; se trataba de la mucama que no hablaba. Me hizo un gesto para que la siguiera y asentí resignado. Parece que aquí nadie me iba a hablar. Aunque, ahora que la tenía bien de frente, lucía un poco demacrada, ¿no? Era pálida, no tenía mucho cabello y sus ojos se veían... Vacíos.
No la culpaba, la verdad. Con un trabajo así yo también estaría disociando todo el puto día.
Me guió de nuevo a la cocina donde me sorprendió ver a alguien esperándome. La primera impresión que tuve es que estaba hecho de porcelana: su cabello lacio llegaba por debajo de sus hombros, y el color blanco delataba el albinismo. Todo en él era pálido, a un punto enervante. Sus ojos tampoco tenían coloración. Eran grises con un extraño tinte rojizo. Tenerlo tan cerca me erizaba el pelo de la nuca pero no entendía por qué. Emanaba un aura fría, y yo jamás había sido el tipo de persona que creyera en cuestiones espirituales.
Llevaba puestos camisa y pantalones negros, que contrastaban aún más con su piel. Es que debí haberme quedado estático por unos buenos diez segundos antes de reaccionar cuando me habló.
—Es un verdadero placer, señor Crawford.
Me sobresalté al escuchar su voz suave pero rasposa dirigirse a mí.
—¡Viktor! Llámeme Viktor.
—Muy bien, Viktor— se corrigió —Es un gusto finalmente tenerlo aquí. ¿Cómo estuvo el viaje?
Hizo un gesto con la mano invitándome a tomar asiento frente a él. La mesa era lo suficientemente larga como para poder distinguir su rostro sin estar precisamente cerca el uno del otro.
—Algo cansador, pero llegué bien. Su... chófer me estaba esperando en la estación.
—Ah, tal como se planeó. Espero estés disfrutando la estadía hasta ahora.
"Pues la verdad, la estadía es una puta mierda, estoy encerrado sin internet en una casa donde nadie me habla y el anfitrión no aparece hasta la noche. Ni que fuera la casa de mi infancia", pensé. Sin embargo, me abstuve de hacer comentarios negativos. Vamos, Vik, piensa en algo bueno de este lugar...
—Mi habitación es cómoda...— dije tímidamente, haciendo un esfuerzo por sonar convencido.
—Me alegra saberlo. Espero el personal te haya tratado bien.
"No me han tratado en lo absoluto."
—Sí, no he tenido problemas con ellos.
—Hm, perfecto...
La muchacha demacrada nos sirvió la cena. Miré mi plato y tuve que rechazarlo casi de inmediato.
—¡Lo siento mucho, pero eso tiene carne! Soy vegetariano, no puedo comerlo.
El hombre alzó las cejas, impresionado.
—Mis disculpas. Haré que retiren la carne de tu porción— mi anfitrión ordenó a la muchacha que se llevara mi comida con un gesto de la mano.
—Gracias, lo aprecio...
"Ay, no, ya empecé a molestarlo con mis tonterías".
—Vegetariano, una elección interesante— comentó el hombre.
—¿Le parece?
—Muchas personas no tienen ese aprecio por los animales. ¿Por qué lo decidiste?— se inclinó hacia adelante en la mesa, poniendo su cabeza sobre sus manos entrelazadas.
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El Hombre de Porcelana (vampiros, gay, +18)
VampirosUn escritor frustrado recibe una muy esperada invitación para trabajar como autor fantasma en la biografía de un misterioso caballero. Es su oportunidad para sentirse vivo otra vez, por fin alguien reconoce su trabajo creativo. Tal vez esta sea la o...