E vagado por los pensamientos de la soledad, y en cada uno de ellos e visto una luz, se enciende el alma y se apaga la razón, cuán confuso puede el camino de la verdad, cuán gran equivocación puedo cometer.
El olivo da señal de paz más el cuervo no vuelve sino que desaparece, el rose de una flor marchita con angustia anela la carisia del invisible.
Tormenta incierta en medio de un bosque de verano, qué será de mi? Camino por los frutos del desespero deseando lo indeseable, me encuentro atrapado en medio de mi oscuridad.
E probado la gloria de lo prohibido acosta de mis pensamientos, e vuelto y e resuelto la encrucijada, el corazón que engañoso es aprovecha mi debilidad.
¡Pecadora de mí! que como niña ansío lo inexplicable, me brinco los pasos del tiempo, viajo por el viento sin esperar mi destino, no sabiendo qué traerán enganchadas mis alas.
El pintor es quien cuida de su arte, pero yo e estropeado su obra, e roto las leyes del corazón, confusión y deshonor.
Entre espinas y ramas, enganchada está mi carne, y mis heridas.¿Quién las sanará?
E volteado a mirar atrás y ahora soy la sal, ¿cómo romperé mi hechizo?
Mi sangre adulterada, es limpiada por misericordia, traiciono con mi mente, merezco castigo eterno.
Entre tanta incertidumbre de un futuro incierto, unos ojos a lo lejos miran mi trágica vida una y otra vez, ternura y pasión sostienen sus párpados, no puede hablar pero me abraza con su mirada, traza el camino donde está mi salida pues mi locura me a cegado.
Su voz es mi guía, no puedo ver en la oscuridad, herido en mi derrota ansio la salvación, pues e de encontrar la salida, me retiene el pasado, la montaña se agita, mi cuerpo se estremece... Es tan obvio, es tan fácil si todo fuera un simple sí.
Un camino que grita sin voz, el aire que respiro no puedo verlo, el corazón que late no destila amor, solo mi boca tiene sed de esperanza.
Mi captor me busca me ansia en su cárcel, pero no puedo volver, debo correr, mi guía me espera, pues estoy a punto de describir la luz.