Los días fueron pasando. Y después de tanto, por fin tenía tiempo libre. Por ello decidí dar una vuelta por mi antigua academia. Algunas cosas seguían igual, por ejemplo el olor a sudor y patas que emanaba por todo el lugar, entre otras cosas.
En mi recorrido, por accidente, me tropecé con una niña de mi edad, tal vez un poco más chica. Recuerdo bien que tenía una trenza un poco larga, un fleco muy característico. Al topar las miradas, ella se disculpo y siguió por su camino.
Al principio no le tomé importancia a la situación, pero no pasó mucho tiempo para que se convirtiera en una especie de alucinación.
Yo seguí caminando por el pasillo. Al fondo, había otra chica recargada en la pared. Al acercarme un poco, me percate de algo que me sacó de onda. Ella y la otra chica con la que me tropecé, eran exactamente iguales. Su única diferencia era su vestuario. Yo asumí que quizás no puse demasiada atención y por eso las confundí.
Fuí pasado por los alrededores de las instalaciones y me tope nuevamente con está chica 4 veces más. Pero al igual que las otras ocasiones cambiaba el vestuario. Por un momento pensé que por tomar tanto té de Iroh me había atrofiado la cabeza, así que con la incertidumbre a mis espaldas, decidí regresarme a la finca real. Un poco de descanso ayudaría, o eso creí.
Una vez en casa, me dirigí al jardín. Mi camino fue interrumpido cuando alguien me chocó de lado. Ambas caímos al suelo y hubo un par de quejidos. Cuando pude levantarme, ví a la persona que estaba a mi lado, tenía que ser una vil mentira. Era exactamente la misma chica con la que me estuve encontrando toda la tarde. Solo que ahora estaba vestida con prendas color rosa.
– Perdón por caerte encima, es que cuando camino con las manos no puedo ver muy bien a dónde voy.– Fue lo que escuché decir a la chica.
– No te preocupes.– Agregé confundida, ¿Cómo que caminar con las manos? ¿Qué se supone que significaba eso? – ¿Puedo preguntarte algo?–
La chica asintió.
– ¿Acaso te teletransportas o algo así?–
La chica me miró como yo miro a Iroh cuando saca una de sus famosas frases. Poco después cambio la expresión como si hubiera tenido una revelación milenaria.
– No hago nada de eso. Tal vez te encontraste con alguna de mis hermanas. Somos septillizas.–
Eso explicaba todo. Gracias a los espíritus, yo pensaba que me estaba volviendo loca. Aun que siendo realista, nunca había escuchado que nacieran septillizas, vaya valentía que tuvo que tener su madre para darlas a luz.
– Me llamó Ty Lee, ¿ Y tú eres?–
– Me llamó Aiko.–
Tras decir mi nombre la chica se me acercó emocionada.
– Tú eres "La flama de Sozin".– Sus ojos brillaban como si frente a ella se encontrará la gran maravilla del mundo.
Me límite a asentir. Nunca me agrado que se refirieran a mi persona con ese sobrenombre, pero durante mi tiempo como soldado se volvió costumbre.
Al recibir mi respuesta, la chica pegó de gritos.
– Ty Lee, por fin te encuentro.– Otra chica apareció de la nada. Tenía un semblante serio y una cara de pocos amigos.
Topamos miradas por un instante. No sé la razón, pero el ambiente se puso tenso.
– ¡Mai, no me lo vas a creer!– Gritó Ty Lee a la chica que se acababa de integrar. – Ella es la chica de la que Azula tanto habla.–
Vaya, vaya, quién diría que mi princesa hablaba de mí cuando no estaba. Me tomó por sorpresa aquel gesto, por un momento sentí una calidez inmensa que provenía de mi pecho. No todos los días te dicen que Azula te extraña, o por lo menos fue así como yo lo interpreté.
– Mmmmmm.– Fue lo que salió de la boca de Mai, no sin antes barrerme con la mirada.
Siendo honesta, Mai jamás me cayó bien. Siempre fue está persona áspera y poco expresiva, me sorprende que esas características acabarán enamorando a Zuko, aun que claro, yo no soy la persona más adecuada para juzgar los gustos de los demás.
Un fuerte impacto rompió la escena. Yo pegué un pequeño brinco. El estruendo había sido tal, que creo que se escuchó en toda la capital.
– ¿Ya acabaron de chismorrear?–
Detrás de mí, se encontraba Azula. Su expresión era bastante confusa, por una parte se veía completamente enfurecida, pero por otro lado su rostro estaba sonrojado.
Mai y Ty Lee agacharon la cabeza, como si la princesa les fuera a dar algún tipo de azote.
– Me disculpó por ellas, a veces suelen ser bastante tontas.– Fue lo que me dijo Azula tratando de justificar el "mal comportamiento" de sus amigas. – Espero que no te hayan molestado.–
– Al contrario, solo nos estábamos conociendo. Así que relájate un poco princesita.– Dije denotando sarcasmo en la última palabra
Un gesto de pánico se vió por parte de las otras dos chicas al oír la parte de "princesita".
Azula soltó un suspiro pesado y cambio su postura a una más relajada, no obstante, mantuvo el seño ligeramente fruncido.
– Está bien, lo voy a dejar pasar esta vez – Al terminar, Azula colocó sus manos en la cintura como símbolo de calma.
Al ver la inesperada reacción por parte de la princesa, Mai y Ty Lee, se miraron perplejas. Supongo que ellas no la habían visto con tal serenidad.
La tarde pasó más rápido de lo que yo esperaba. Por primera vez en mucho tiempo, conviví con personas de mi edad, y no voy a negar que fue un tanto extraño, pero he de admitir que me divertí como pocas veces. Tan solo éramos simples chicas siendo chicas. Eran esos pequeños momentos en los que, solo por instantes, podía sacar la guerra de mi cabeza.
Sin lugar a dudas extraño esos días junto a las chicas de fuego.
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Avatar la leyenda de Aang: La historia jamás contada.
AdventureTodos sabemos la historia de cómo el avatar, y su equipo, derrotaron al señor del fuego. Pero cualquiera de los testigos de la guerra de los cien años, tienen algo que contar. Aiko, una joven maestra fuego, vivió desde otra perspectiva estos acontec...