El brote había avanzado en menos de un mes. Todos, absolutamente todos éramos un peligro inminente para nosotros mismos. Lo que se anunciaba en radio acerca de disturbios sin explicación alguna en indonesia, pasó a ser una situación que azotó nuestra realidad. Ahora sólo había que correr por nuestras vidas.
Los militares se hicieron cargo del caos. Iniciaron el toque de queda y revisaron casa por casa, examinando a quien encontraran y eliminando a aquellos que eran un peligro. Niños, mujeres y hombres. La milicia no distinguía quien se podía salvar y quién no. Ellos, solo actuaban por órdenes.
Corrí entre las malezas, en la oscuridad era la luna la única que podía darme luz y un camino por recorrer. Joel me había prometido volver a vernos si todo salía bien. Lo dejé tras ver que su hija, Sarah necesitaba ayuda. Mal heridos, el auto en el que viajábamos junto a su hermano Tommy, volcó al recibir un proyectil. Mi cuerpo dolía, mis extremidades se habían dormido, pero aun así me di el valor de levantarme y buscar entre las llamas a Joel.
—¡Joel! —Grité, quejándome. Toqué mi abdomen adolorido, captando una mancha roja en mi polera. —¡Tommy!
—¡Estamos aquí! —Respondió Tommy. —Sarah está herida. Su tobillo...
—Ve hacia el rio, ___________. —Me dijo Joel. —Daremos la vuelta. Espéranos allí, preciosa.
—Vale, vale. Pero Sarah...
—Está bien. Tú sólo ve. Corre...—Me ordenó Joel. No cuestioné su decisión, corrí hacia donde mis pies me dirigían. Era de noche, y todo estaba en llamas. Había personas muertas en el suelo y autos volcados. Mi miedo era mucho más fuerte como para ponerme a llorar por cada muerto que veía en el suelo. Me alejé lo que más pude hacia el rio, donde Joel me había dicho que fuera. La luna en lo alto me daba esperanzas, sin embargo, los disparos y los gritos de terror a lo lejos, no me alentaban demasiado. Pero seguí corriendo, hasta tropezar con una rama y caer sobre la tierra.
—Mierda. —Me quejé, tocando el área de mi abdomen. Había sido una caída bastante fuerte. Me erguí como pude y miré hacia el frente. El sonido del rio estaba cercano.
Me volví a levantar, y cuando estaba por llegar al rio, un disparo me detuvo, seguido por un grito desgarrador. Mi corazón latía a mil por hora. Observé a mí alrededor, pero nadie daba señales de vida. Escuché otro disparo. Comencé a temblar. Mis piernas eran lana; estaba cansada y asustada. Volví a mirar mi alrededor.
—Joel... —Vociferé. —¿Tommy?
La luz de un foco dio directo a mis ojos, cegándome de inmediato.
—¡De rodillas! —Me ordenó una voz ronca. Parpadeé rápidamente. No sabía qué sucedía. —¡De rodillas! —Volvió a insistir el sujeto. Me arrodillé de inmediato. —Manos en la nuca.
Obedecí.
El sujeto se acercó son su foco y con una metralleta que pude divisar cuando estuvo más cerca. Comencé a llorar desesperada.
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Pedro Pascal - Joel Miller || One Shots
Hayran KurguPedro Pascal || Joel Miller here One Shots