capítulo final

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Como pudimos llegamos a la aldea, Garu y Abyo explicaron la situación, a lo que el maestro con una bola mágica que tenía, comprobó todo. Me pidió perdón de mil y un formas, pero yo sólo las acepté con tal de irme a la casa de Garu y no volver a hablar del tema.

Dormí, como por dos días, pero me recuperé como pude, tuve pesadillas todo el tiempo, pero me mentalicé que tenía que seguir adelante a pesar de todo.

Todavía veo a Tobe por las estrellas, y lloro todos los días en el baño, cuando todos estuvimos mejor, plantamos una florcita donde fue su guarida, Garu y yo íbamos a visitarlo todos los días, cuidábamos de esta, puesto que gracias a quien yace abajo estoy viva.

Abyo, Abyo estaba destrozado, cuando llegó a su casa no podía parar de llorar, su padre lo tuvo que mandar a un psicólogo de otro pueblo, nosotros lo esperábamos cada sesión afuera, hasta que bueno, poco a poco fue soltando. No fue fácil, y definitivamente no estábamos mejor, pero no estábamos por lo menos como el principio.

Linguini está en la cárcel, así que por lo tanto el restaurante estuvo clausurado unos meses, pero abrió cuando los chefs le vendieron el restaurante a Dada, quien abrió sus puertas y como estuvo tanto tiempo en la cocina, aprendió la receta, junto a Ring Ring, ahora los dos son los dueños del restaurante.

En cuanto a Ching, ahora vive ahí, para memoriar a Pucca, yo no me he atrevido a visitar su tumba, todavía no puedo, me da escalofríos y siento que revivo todo.

Bueno, y yo...

Es complicado.

Hay veces donde me siento bien, otras donde siento que estoy como el primer día, pero Garu a estado a mi lado todo el tiempo, y eso lo agradezco infinitamente. Ahora me encontraba afuera mirando las estrellas, sentada en una manta tomando café, era la bebida favorita de Tobe.

—¿Cómo te sientes?

La voz de Garu me sacó de mis pensamientos, volteé, sonriendo sin ganas, ¿cómo se supone que iba a estar después de todo esto? Me costaba asumir la realidad, sé que tengo que hacerlo, pero no quiero.

—Todavía no puedo procesar todo lo que ha pasado, siento que fue una pesadilla, en serio todo se me hace irreal....¿cómo está Abyo?

Este se sentó a lado mío, dándome una manta, hacía frío, fue un lindo gesto que hiciera esto para hacerme sentir mejor, tomó mi mano apretándola, dándome apoyo, la apreté todavía más fuerte entrelazándola.

—Hoy lo fui a visitar, está mejor, por fin pudo visitar la tumba de Gao, le dejó su espada favorita ahí.

Al escuchar el nombre de Gao sentí profundos escalofríos, tantos que mis ojos se pusieron llorosos, le solté la mano por inercia porque no quería tener ningún contacto con nadie, no quería sentir ninguna piel cerca de mi, tengo que aprender a sobrellevar esto.

—¿Y Ching?

—Se fue a vivir temporalmente con Abyo, para cuidarlo con su padre, te mandaron saludos y preguntaron por ti.

Sonreí por eso, dando un sorbo de café, estaba caliente y dulce, justamente como me gustaba, le vi por encima y tenía chispas de chocolate con espuma, sonreí lamiéndome los labios, Nos quedamos un momento en silencio, coloqué mi cabeza en su hombro y él me correspondió colocando su cabeza sobre la mía.

—¿Lo extrañas?

Asentí, apretando los labios, asentí sin decir nada, después sentí como si me hubieran atravesado con una espada, fría, sentindiendo un hueco.

—Me salvó la vida.

Dije con un hilo de voz, sollozando un poco, quería que fuera silencioso, ya me había cansado de llorar.

Un nuevo silencio [SEGUNDO LIBRO] [Garu y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora