No es una sorpresa para nadie que Nikolai y Fyodor están juntos.
No sabes si es quizá una relación romántica o una platónica; los límites entre ellos están desdibujados por los infinitesimales signos dejados al azar.
Son como un río divergente que arrasa con todo, enojados pero poéticos.
Fyodor es una persona distintivamente reservada, su espacio personal y su verdadera esencia quedan ocultas bajo capas y capas sucias de tela que él mismo se pone todos los días.
Y, aun así, parece que Nikolai es un experto en desenrollar cada pedazo con delicadeza, una acción antónima a su comportamiento predeterminado.
¿Una muestra de simpatía, una muesca de lástima o un suplemento mayor para el tarro de la curiosidad que cuelga de Nikolai? Aunque Fyodor quiere abrir su pecho y rebuscar entre sus pulmones, navegando en su sangre hasta dar con su corazón y revisar el órgano que late erráticamente a su alrededor, sabe que no debe recurrir a ningún acto físico para deducirlo.
Es simple, quizá estúpido, porque incluso si el corazón de Nikolai tiene algo mal, sin duda alguna, lo peor debe venir de su cerebro. ¿Qué hay allí, oculto, que le permite experimentar emociones positivas a su rededor? ¿Qué es realmente eso que parece una muestra de afecto tan humana y por qué Fyodor está tan asustado de ello?
Intentar huir es como nadar en contra de la misma corriente de su hábitat, sus extremidades se rehúsan a la idea y complacen el tirón agudo en sus huesos hasta dejarlo estancado en lo que parece ser el charco más miserable en el que jamás ha estado.
Confuso, honestamente debatible y Fyodor desea liberarse de las garras de la vulnerabilidad.
Pero está ahí, presente, en cada mirada emocionada que nikolai le dirige, en cada agarre de manos espontáneo que se da, en cada pequeño gesto en el rostro del payaso.
Nikolai se refiere a él como un amigo íntimo, y aunque Fyodor ni siquiera está seguro de que usar alguna clasificación hacia él sea correcto, todavía lo encuentra entrañable.
Es cierto, no puede negarlo, que en lo más recóndito de su corazón, existe algún recipiente tibio que se vuelca con cada movimiento imprevisto hacia Nikolai. El líquido se siente como miel, ablandando sus lados más rústicos y dejándolo sin defensas.
Imposible es oponerse a su naturaleza, y como una dicotomía sinsentido, en su cerebro se comienza a entrelazar sin problemas la idea de que Nikolai encaja perfectamente en su mente, en sus pensamientos, sin necesidad de obligarlo a estar.
—¿En qué piensas?
Nikolai reposa la cabeza en su regazo, mechones blancos esparcidos en el sofá. Fyodor tiene un libro de bolsillo en la mano, pero no está leyendo.
Es uno de esos raros momentos en los que la mente perspicaz de Nikolai se adelanta a las acciones de Fyodor.
—¿Qué opinas de las etiquetas interpersonales?
No hay necesidad de guiar la conversación suavemente hacia algo, Fyodor está seguro de que el payaso en su regazo es plenamente consciente de que la delicadeza no es uno de sus rasgos más destacados, por eso no se sorprende al verlo tomarse su pregunta en serio.
—¿La que se usa como "amigos", "hermanos", "padres"?
—Podría decirse.
—Una tontería de clasificación que contiene sólo un mínimo de sentido.
Fyodor alza ligeramente una ceja, mostrando el grado suficiente de curiosidad como para que Nikolai salga disparado desde su regazo hasta arrodillarse a su lado, sosteniendo sus manos y extendiendo una sonrisa gigantesca en su rostro.
—Es una cosa simple: los humanos tienen la necesidad de clasificar cada pequeña cosa en sus vidas. Desde cosas tan triviales como los alimentos como cosas más grandes como sus relaciones personales. Adquiere sólo un poco de sentido para diferenciarlo entre relaciones familiares y relaciones interpersonales, ¿no lo crees, Dos-kun? Después de todo, esta regla implícita pero muy aborrecida de no acostarte con tus progenitores es obvia. ¡Las relaciones internacionales deben darse con sujetos que coincidan contigo en una rutina diaria y una conexión mental arduamente funcional!
» Aun así, los humanos son tontos, Dos-kun; no es como si no lo supieras. Caen en nimiedades, sufren por conexiones pasajeras y definitivamente se revuelcan en su miseria cuando tienen otras conexiones que valen la pena. Desconozco el sentido de dibujar líneas imaginarias, colocando límites y prohibiendo acciones de afecto sólo porque no pertenecen a alguna especie de "clasificación", pero si es suficiente ejemplo para ti, ¡estamos nosotros! Nos conectamos en algún momento y no necesitamos de la opinión de otras personas para ser nosotros. ¡¿No es genial?! Amigos íntimos, quizá para la sociedad algo más, no importa, lo que realmente se debe apreciar es esto.
El discurso de Nikolai no carece de color, gestos y una musicalidad verbal exquisita. Su capacidad de atraer la atención en medio de una opinión se siente como la presentación teatral de un espectáculo muy esperado
Fyodor sólo resopla lo que podría considerarse una risa, empuja la frente de Nikolai con los nudillos y se encoge de hombros ante todo lo que dijo.
No es como si no le diera la razón, porque a pesar de todo, su punto se entendió a la perfección, es sólo que es justamente como Nikolai lo dice. No hay necesidad de explicarlo, de entenderlo, sólo saben aferrarse a esta conexión extremadamente fuerte que late al rojo vivo entre ellos, cuya existencia trae no sólo estabilidad sino una fuente de la cual pueden agarrar suerte en cualquier momento.
—Mm, tienes razón.
—¡Por supuesto que sí!
Viendo el rostro iluminado y un poco infantil de Nikolai regodearse por el cumplido, Fyodor decide que lo que otras personas definitivamente no vale ni siquiera un pensamiento.
Ellos nunca verían la suavidad con la que Nikolai regresa a su regazo, recogiendo de paso el celular que había dejado tirado para seguir haciendo extraños rompecabezas online. Nadie nunca sería capaz de mirar con ojos críticos como Nikolai conduce la mano libre de Fyodor hacia su cabello, una pequeña invitación a que continúe rascando su cuero cabelludo lentamente hasta que ambos están sincronizando sus respiraciones y paulatinamente uniendo sus almas en una sintonía poco vista.
Fyodor tiene la plena confianza de que puede contar con Nikolai para un millón de cosas, no puede pensar en ellas puntualmente, pero sabe que si necesita escarchar el cielo con los huesos de sus enemigos, el hombre sería capaz de hacer hasta lo imposible para estar a su lado.
Las palabras sobran, las acciones gritan una confesión de sinceridad y completo compañerismo que se burlaría de las amistades humanas de ser posible. Porque, aun así, ellos son humanos, con mentes avanzadas y pensamientos plagados de un futuro inalcanzable, pero que ciertamente flotan sobre la humanidad cuando de razonamiento se trata.
Fyodor podría aportar su innegable inteligencia y su astucia para planificar en mapas de gloria lo que sería una victoria, mientras que guiaría con manos seguras a su mejor guerrero, su mano derecha, su amigo íntimo, a reclamar lo que les pertenece como suyo.
El mundo es una jaula que te conduce a otra, un bucle permanente que erosiona pero no se destruye. Fyodor deja que su mente se eleve y que su cuerpo sea sostenido por los brazos fuertes de Nikolai
Él cree en sus palabras, y si Nikolai lo traiciona (aunque primero se acaba el mundo, lo da por hecho) entonces no hay una razón para que ellos sigan viviendo.
Fyodor movería una pieza más en su rompecabezas y ellos dos podrían por fin dejar el salvajismo despiadado que se extiende como un virus incurable en la tierra, para anidar entre nubes y cielos sonrosados; el líquido entre sus bocas podría ser llamado sangre, aunque ellos lo llamarían la viva representación de su conexión.
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Paint me a heaven of love with your bloodied mouth ☆ 𝗙𝗬𝗢𝗟𝗔𝗜
FanfictionNo sé, esto sólo es un obsequio para my deary wife, Nara. Y algo que escribí y decido publicar porque se me hace lindo. Viva el FyoLai. ♡