XXIX

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La idea de hacer de anfitrión en la palaciega mansión de Sooman agito a JunMyeon, pero enseguida comprendió que no tenía otra alternativa. Al ser mencionado el testamento, los ojos de JunMyeon se abrieron de par en par. ¿Su abuelo le habría dejado algo? ¿Un pequeño recuerdo? 0 quizá algún tipo de souvenir que le hiciese recordar lo mucho que había decepcionado a su abuelo.

—No puedo acompañarte, mi amor. —le dijo SeHun con tono de disculpa—. No sería apropiado que yo hiciera acto de presencia en casa de Sooman.

—Pero eres mi marido. —protestó JunMyeon a la vista de que SeHun iba a dejarlo solo.

—Siento decepcionarte mi amor... pero, tal y como están las cosas, no puedo ir. —SeHun lo tomó de la mano, acariciándole la muñeca con su pulgar para reconfortarlo—. La limusina me dejará en mi oficina y volverá a la mansión de Sooman para esperar hasta que acabes. Estaré en mi apartamento a las seis.

JunMyeon sintió que había esperado demasiado de SeHun, considerando la enemistad que había habido entre Sooman y SeHun, así que sonrió a su marido de manera comprensiva. En cualquier caso, los invitados lo mantuvieron demasiado ocupado como para notar la ausencia de SeHun. Lo que lo perturbó, sin embargo, fue ver cómo Luhan se acercaba hacia él con la elegancia y el respeto de quien se acerca a alguien de la realeza. Con su resplandeciente cabello rubio platino y cubierto por un pantalón de vestir y una camisa Chanel de color negro.

Luhan miro a JunMyeon con sus radiantes ojos.

—A mucha gente le impresionó que SeHun apareciese en el funeral. Tiene mucha clase. Tú nunca estarás a su altura. No te diste cuenta de que yo también estaba allí, ¿verdad? —se burló Luhan—. Estabas demasiado ocupado esforzándote en parecer que querías a tu abuelo.

—La capilla estaba lleno de personas. Así que, no me fijé en ti. —JunMyeon intentó mantener la compostura, aunque el estómago le daba vueltas como si fuera una barca en medio de un remolino. Luhan siempre lo había intimidado mucho y aún sentía por Luhan un miedo adolescente—. No sabía que conocieras a mi abuelo.

—¿De veras que no? Desde hace mucho tiempo, mi padre ha trabajado para SM ENTERTAIMENT. Es un hombre muy poderoso JunMyeon. —Luhan que se encontraba en su mejor forma y le regalo a JunMyeon una sonrisa enfermizamente sarcástica—. Aunque todavía no se ha leído el testamento, todos sabemos que Sooman le ha dejado todo a los primos de su primer esposo que viven en Alemania. No necesitan el dinero y dejarán los negocios en manos de los actuales responsables, que en este caso es mi padre. Todo ha sido muy conveniente para nosotros. Aunque no tanto para ti. Una pena.

Puesto que JunMyeon nunca había tenido la menor esperanza de heredar de su abuelo, el desprecio de Luhan no tuvo efecto.

—Puedes pensar lo que quieras. No me importa. —recalco JunMyeon.

—Ay, por supuesto que lo hago. —Luhan rio—. Me asombra que te comportes como si la casa fuese tuya. ¿De quién fue la triste idea de hacerte pasar por anfitrión? Después de todo, eras persona non grata aquí dentro mientras Sooman seguía con vida.

—Lo que me asombra a mi es que todavía me odies tanto. —le confesó JunMyeon—. Los últimos siete años deben haber sido muy vacíos para ti si todavía sientes tanta amargura porque SeHun y yo nos casáramos...

—¿Y qué clase de matrimonio es el tuyo? —estalló Luhan en un ataque de furia, con sus delicadas mejillas llenas de rubor—. Deja que te lo recuerde. ¡Tu matrimonio es una farsa JunMyeon! Eso es lo que es. Le hice un favor a SeHun cuando me aseguré de que no pudiera cumplir en la noche de bodas. El pobre y hermoso SeHun, obligado a casarse con un gordo como tú...

—¿Que te aseguraste de...? —la suave mirada de JunMyeon se volvió tan dura como el acero.

—Por supuesto que lo hice. —Luhan no podía ocultar su sensación de triunfo—. ¿Quién si no crees que echó la pastilla en su bebida cuando no miraba?

ENTRE DINASTIAS -SEHODonde viven las historias. Descúbrelo ahora