Yuki se lanzó hacia la puerta y la abrió de golpe, con la mirada en pánico. Su cara empalideció de pronto y comenzó a temblar de manera incontenible. Miró hacia abajo, con los ojos muy abiertos. Una lágrima corría, suelta, por su mejilla.
Me acerqué con miedo y cierta curiosidad hacia ella y miré hacia la cocina.
Alessandro estaba tendido sobre el suelo con una expresión de miedo congelado en el rostro. Varias partes de su cuerpo estaban cortadas y abolladas, y él estaba sobre un gran charco de sangre en el suelo.
A su lado, había una figura con una larga túnica. Estaba encapuchada de manera que no pude ver su rostro, pero habría jurado que bajo esa túnica había formas femeninas.
En sus manos, portaba unos manguales, o sea, unas armas de la época medieval compuestas por una vara cadenada que termnaba en una bola con púas muy afiladas.
Yo fui la primera en actuar. Me transformé y lanzé uno de mis puñales, que ella esquivó con facilidad.
—¡Espera, Ayumi-chan! -exclamó Yuki, reaccionando por fin y sujetándome el brazo- ¡No sabemos quién es!
—Ella porta un arma y ha atacado a un chico mágico aquí, da igual si es nuestro enemigo. Debemos garantizar que nosotras no sufriremos daños.
Yuki se limitó a mirarme con la mirada endurecida y una expresión fría en el rostro.
—¿Cuándo te has vuelto así, Yoshida-san? -solté un respingo al escuchar mi apellido en vez de mi nombre.
—P-perdón.
Dejé caer el puñal al suelo y dejé que mi mágica ropa desapareciera, quedándome de nuevo en aquel ridiculito vestido de fiesta.
La figura encapuchada alzó sus manos y se apartó la capucha, dejándome ver una cara conocida; unos largos mechones de liso cabello castaño oscuro y unos ojos grises fríos y endurecidos. Su piel, ligeramente bronceada, de piel curtida por el sol, dejó relucir una sonrisa burlona.
Rika.
—¿Qué haces aquí? -pregunté yo con dureza, recordando como ayer había gemido el nombre de Jack en aquella discoteca.
—Esa no es la manera de saludar a alguien que te ha prestado ropa, que por cierto, te sienta como un guante -comentó llevándose a la boca una fresa de las que había en la encimera.
—Es ropa de ****. Propia de ti, sabes.
—Oh, voy a llorar -se burló esta soltando una carcajada.
Yuki, que hasta entonces había estado callada, tratando de asimilarlo todo, alzó la cabeza con el rostro furioso.
—Lo eres -escupió- ¡¡¡HAS DAÑADO A ÁLEX!!! ¡¡¡MERECES LA MUERTE!!!
Yuki relució entonces, transformándose, y se lanzó hacia ella portando su ballesta, pero alguien le detuvo interrumpiendo su intento de ataque con una espada.
Sentí como algo se rompía en su interior cuando vi a Jack besar a Rika tras haber detenido a Yuki. Tras eso, le dirigió una mirada inexpresiva y dijo lo siguiente:
—Yo he sido quien le he echo daño, no Rika-chan.
—¿Qué? ¿Por qué? ¿Por qué, Jack? -pregunté yo con la voz rota por el llanto.
Él me miró con una expresión de indiferencia absoluta.
—¿Te conozco?
Sentí que me congelaba y tuve que sostenerme de una silla para no caerme. Yuki me agarró de un brazo como para darme fuerza.
—Ups, que ambiente más incómodo -exclamó Rika agarrándose a uno de los brazos de Jack- Mejor nos vamos, ¿verdad, cariño? -preguntó plantándole un beso en la boca al que fue mi novio.
Me quedé mirando la ventana por la que se habían ido.
¡Lo he conseguido! ¡Yeii! *Se autofelicita con tono monótono*
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Encerrada en tu corazón (Puella Magi Madoka Magica)
FanfictionYoshida Ayumi es una adolescente japonesa de 16 años cuya vida es un asco: no tiene amigos, sus padres están muertos y su tía está gravemente enferma. Un día, un misterioso animal de nombre "Kyubey" se le aparece de la nada y decide concederle un de...