02

426 47 45
                                    

Una nueva generación de ninjas, un nuevo resurgimiento en el Clan Hamato, Splinter sintió la esperanza en su pecho al observar a los tres pequeños de siete años jugando a las atrapadas. Miguel Ángel era ágil y se escapaba segundos antes de ser atrapado, Donatello era listo y subía a su fortaleza como plan de escape, Rafael era brusco pero veloz, tacleaba a sus hermanos antes si no tenían un plan de escape, aunque las habilidades de los tres fueran diferentes, daban la impresión de ser un equipo imparable en el futuro. Los tres llevando el linaje Hamato en sus posturas, en su espíritu, en su futuro propósito, en sus corazones, el linaje Hamato estaba resurgiendo una vez más. 

Ellos sabían su historia porque Splinter sabía que su enemigo seguía afuera, que el Clan del Pie se volvía día con día, año con año más fuerte y su nombre no tardaría en llegar a las calles de New York. Sin embargo, la esperanza de que Saki no tenía nada que hacer en su ciudad le tranquilizaba, sus hijos podrían hacer el bien, salvar su hogar de alguna amenaza que quisiera arruinar sus vidas. La vida que durante aquellos primeros años le costó tanto construir. 

Splinter: Algún día harán cosas maravillosas, hijos míos. — Les dijo a los niños al tenerlos frente de sí, dentro del dojo. — 

Donnie: ¿Vamos a ser ninjas como tú? — Preguntó con una brillante sonrisa. —

Mikey: ¡Protegeremos el mundo! — Levantó sus brazos al aire, mirando a sus hermanos. —

Rafa: ¡Patearemos traseros! — Dio dos golpes hacía el frente, había decisión en sus palabras. —

Splinter: Todo a su tiempo, mis hijos. — Dejó escapar una pequeña risa, dando palmaditas en la cabeza al pecoso. — Todo siempre se da a su tiempo, sin embargo, es su decisión cuanto les tomara volverse fuertes, volverse héroes. 

Mikey: ¡Queremos ser héroes! — Exclamó con entusiasmo, abrazando a sus hermanos por los hombros. —

Rafa: ¡Lo haremos bien! — Se apartó de inmediato del abrazo, cruzando sus brazos. — Daremos todo de nosotros. 

Donnie: No te decepcionaremos, padre. — Inclinó su cabeza en reverencia al mayor. —

Splinter: Ese es el espíritu, niños. — Sonrió con satisfacción, mirando a cada uno con orgullo. — Llevaremos el símbolo del Clan Hamato nuevamente con honor. 

Los tres niños reverenciaron a su padre, a su maestro, a su sensei. Conocían su historia, sabían por lo que aquel mutante que los cuidaba y amaba como sus propios hijos de sangre había pasado, perdiendo su hogar y su orgullo en una sola noche. Siéndole arrebatado injustamente por Oroku Saki, el hombre que seguía atormentando aldeas y pocas ciudades alrededor del mundo. Pocas veces su nombre y su Clan fue anunciado en las noticias, sin embargo, querían estar listo para cuando su oscuro imperio se atreviera a pisar su ciudad. 

Ellos eran el nuevo legado de su padre, serían el mejor clan de la historio y levantarían su bandera y su nombre seria escuchado una vez más, llenarían a su maestro de orgullo al seguir sus pasos, lo que ser un Hamato significaba, ellos pelearían contra cualquier fuerza que se les presentara. Y Splinter no podía estar más feliz por ello, sintiendo como su corazón se volvía a unir con la positiva y firme actitud de sus hijos respecto al honor que le fue arrebatado. 

Splinter: Comenzaremos lo más pronto posible. — Les prometió con una feliz sonrisa. —

Mikey: ¿Podemos tener panqueques para cenar esta noche? — Llevó sus manos hechas puño a su pecho, haciendo ojos brillantes. —

Splinter: Todos los que quieran. — Asintió sin demasiadas opciones, riendo suavemente. —

Rafa: Padre, cuando seamos ninjas, ¿Podemos escoger nuestras armas? — Miró en dirección al baúl donde el roedor guardaba todo el arsenal que hacía con sus propias manos. — 

𝑻𝑴𝑵𝑻 ➼『 𝐂𝐞𝐧𝐢𝐳𝐚𝐬 𝐐𝐮𝐞𝐝𝐚𝐫𝐚𝐧... 』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora