📖CIENTO CUARENTA Y CUATRO📖

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Tras estar seguro de que Kikyō y Niggel dejarían de juzgar a Carla, procedí a contarles mi encuentro con Grinberryall y todos mis descubrimientos del día.

-Entonces... - comenzó a decir Niggel. - ¿Tengo que agradecerte a ti y a Carla por tener un poder increíble del cual no sabían nada?

-Básicamente, si. - dije con algo de orgullo.

-Pues positivo no es. - razonó Kikyō.

-¿Cómo no lo es? ¡Es como tener un super héroe de amigo! - renegó Niggel.

Vale su idea era exactamente como la de niño, cosa que en otro momento habría disfrutado y hasta hecho segunda, pero ahora me parecía una estupidez.

-Un super héroe que no tiene autonomía, ¿no es así, Kikyō? - comente recordando el porqué había mencionado en tema en primer lugar.

La rubia me miro con atención, esperando que realmente no le reclamara lo de la mañana, pero era bastante tarde, el dolor de cabeza había sido suficiente para dejarme de mal humor.

-¿Igual fuiste hasta donde Grinberryall, no? ¿Por qué reclamarme que te di una orden, si igual no la seguiste? - se defendió la chica.

-¿Y todavía lo preguntas? A ti no fue a quien le estaban rebanando los sesos. ¡Es horrible! Y te recuerdo que soy tu amigo, no tu estúpido cachorro entrenado.

-Técnicamente lo eres, eso es el poder de tu familia. - Golpe bajo. Un golpe muy bajo. - La familia Ackerman está maldita con obediencia hacia su Yadonushi, de lo contrario mueren. Si tiene sus ventajas como las que nos salvo, pero eso no quita el resto.

-Ja, entonces agradezco que parcialmente yo soy mi propio Yadonushi, de lo contrario yo mismo me mataba antes de tener que seguir órdenes. - solté sin pensar.

Kikyō abrió los ojos sorprendida. Después de lo sucedido supongo que las bromas sobre morir o matar estaban prohibidas, pero eso no cambiaba el hecho de que ella me conocía lo suficiente como para saber que yo detestaba que me dijeran que hacer (a menos que fueran mis padres, pero también es evidente que mi rebeldía al respecto no pasa por alto), no por nada estábamos aquí.

-Pues si quieres morirte solo sigue paseandote por la ciudad como si fueras inmortal. - me respondió Kikyō.

-¿Tengo tu permiso? Perfecto. - chasquee la lengua y seguí antes de que ella pudiera añadir otra cosa. - Y ya con tu permiso, propongo que nos metamos al Archivo, es un buen momento antes de que la RG realmente nos venga a buscar.

-¡¿Perdiste la cabeza?! - grito Kikyō.

-Ahora si estoy de acuerdo con ella. - añadió Niggel. - Si vamos ahora o en los días siguientes, seguro que nos buscaremos más problemas.

-Pero si esperamos les damos tiempo de que se organicen. Mejor tomarlos por sorpresa. - insistí. - Es más, tengo un plan perfecto.

-¿Tú? ¿Un plan? ¿Será que ya funciona tu lado Ackerman? - comentó Carla reapareciendo en la cocina.

-¿Estabas escuchando? - pregunto Kikyō.

-Vamos, ¡cállate Jeager!, que tampoco es que seas la mejor haciendo planes. - me defendí.

-¿Desde cuando pelean ustedes dos? - pregunto Niggel medio riendo.

-Desde hoy. - dijimos Carla y yo al unísono.

Niggel respondió soltando una carcajada y Kikyō sólo medio sonrió. Entre tanto, Carla me miro con resentimiento y se sentó en la mesa; sinceramente no entendía que sucedía, pero había algo en ella que me causaba cierta molestia de tan solo verla.

-Bueno, ¿el plan es? - pregunto Kikyō volviendo al tema.

-Es sencillo. Mañana vigilaremos el Archivo, para identificar algún punto vulnerable por el cual entrar y salir sin llamar la atención; cuando la tengamos prepararemos nuestro plan de escape de la Ciudad Subterránea, para ellos necesito obtener más información de Grinberryall... - Hice una pausa para calcular el tiempo necesario. - Me tomará unos días, así que si todo sale bien, tendríamos que estar saliendo de la Ciudad Subterránea el siguiente fin de semana.

-Eso es un día para investigar el Archivo, unos 2 o 3 días para hablar con Grinberryall, un día para preparar los detalles junto con Asher, el día de ejecución y luego el gran día de regreso a la superficie. - detallo Kikyō estableciendo fechas.

-¿Qué pasará si nos atrapan en el Archivo? - pregunto Carla.

-Ese es el plan b. Si descubro que no hay salida tal y como Grinberryall afirma, entonces el día que ejecutemos el plan, podemos llamar la atención a propósito, confío en que al ser quienes somos, nos sacaran de aquí inmediatamente.

-Ese plan no contempla lo que pase con Asher. - me recordó Kikyō.

-De hecho si, si salimos sanos y salvos, podemos convencer a nuestros padres para que vengan a sacar a Asher y a su madre de esta pocilga. - le respondí.

-Suponiendo que no estén furiosos... - comentó Niggel con preocupación.

-No lo estarán. Tomaré el plan de la abuela Arai, para evitar su enfado inminente. - razone con una sonrisa triunfante. - Culpemos a la RG, sobre la cual diremos que logró infiltrarse en la escuela y nos secuestro, hasta que logramos escapar gracias a Asher y terminamos escondiendonos en el Archivo, donde finalmente nos encontro la Policía Militar. Nuestros padres estarán tan agradecidos que querrán saldar su deuda con Asher.

Durante unos minutos todos lo pensaron en silencio. La segunda parte del plan aplicaba para cualquier cosa que terminemos haciendo y lo mejor de todo, yo podría conseguir todo lo que quería.

-Muy bien, en definitiva es lo mejor que haz pensado nunca, Ackerman. - comentó Carla. Ella también comenzaría a decirme así. - Pero, se te escapa el detalle más importante...

-¿La RG? - pregunte.

-Exacto, la estas subestimando.

-Carla, tiene razón, una cosa fue la pandilla de Asher y otra cosa muy diferente es toda la organización. - intervino Kikyō. - Ellos controlan la ciudad, no son niños jugando a la mafia.

-Eso lo sé, tanto Asher como Grinberryall me lo han dejado claro, pero mientras no llamemos su atención creo que podemos hacer lo que queramos.

-¿Y no llamas la atención caminando por la ciudad con esa cara tuya? - pregunto Carla con una sonrisa burlona.

Niggel solo nos miraba desde iniciada la conversación, por lo que solo me recordó su presencia cuando bufo por el comentario de Carla.

-Al menos no tengo la cara de un genocida. - rechiste.

Esta vez, Kikyō y Niggel contuvieron el aliento.

-Tampoco es que tus padres hayan sido unos santos, recuerdame, ¿a cuántos ha matado tu familia? Incluyendoté.

-Siguen siendo menos que los que mato tu padre por cuenta propia y además, fue por un propósito mayor, no como un deseo egoísta.

-¿Egoista? Recuerdanos, ¿por qué estamos aquí?... - hizo una pausa dramática. - ¡Ah, si! Porque TU querías buscar respuestas a TUS preguntas. No hables de egoísmo, como si tu no fueras igual.

-Si, si, ya quedo claro. - intervino Kikyō antes de que Carla o yo nos lanzarmos contra el otro. - Ambos son unos asesinos con un historial familiar cuestionable, así que mejor pensemos en salir de aquí antes de sumar más cosas a la lista de reclamos.

-Tsk, bien... Entonces pongamos en marcha el plan...

Levi's diaryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora